Capitulo 47

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Zenda

Son las 11 de la mañana, me he alistado para ir a visitar Londres. No he visto a Nic desde la discusión, he pensado en ir yo sin embargo me arrepentí de inmediato porque él fue quien metió la pata.

Desayuné en el cuarto de hotel, me vestí y cuando ya iba a salir, alguien tocó la puerta. Agarré mi bolso para ya no tener que volver por él y fui a abrir.

–Nicholas– dije intentando de fingir indiferencia

Registre su cuerpo un par de veces y el muy maldito no pudo esforzarse en, al menos, parecer desolado o algo por el estilo. Lleva un traje de dos piezas color negro, su camisa es blanca y ¡joder! parece listo para ir a modelar y exhibir su eso ante el mundo.

–¿Vas a verme a los ojos o seguirás inspeccionandome descaradamente?– indaga Nic cuando nota mis acciones

–¿Te incomoda?– respondo con otra pregunta, conectando nuestros ojos

–Yo no he dicho eso– niega inmediatamente– al contrario me encanta que me mires

Giro los ojos

–¿A qué has venido?– esquivo su cuerpo para salir del todo

–A llevarte conmigo– pasa unos de sus brazos por mi cintura antes de que me aleje de él completamente– por favor, despistada, dejame disculparme de la forma en que lo mereces– susurra cerca de mi oído

Paso saliva

Somos fáciles pero no hay que demostrarlo

–Yo...

–Vamos, por favor– insiste– no quise decir lo que dije, déjame retractarme– prevengo el momento que va a besarme el cuello y me alejo para que no lo logre

Apoya su frente en mi hombro, esperando mi respuesta

–Te acompañaré– pego mis labios a su oreja– pero no voy a hacerlo fácil– su cuerpo se estreme al sentir mi aliento impactar su piel

–Nunca es fácil– alza la cara, deja un beso en mi mejilla y me sonríe

Empieza a caminar con su brazo alrededor de mi cuerpo, no intento separarme de él, sin embargo tampoco le correspondo.

Un auto deportivo nos espera fuera del hotel, él se sienta al lado del piloto y yo de copiloto. Normalmente pelearía por manejar esta preciosura, no obstante no me quejo y dejo que el acosador me guíe a donde quiera.

Tomamos una ruta que no reconozco hasta que de lejos puedo reconocer el London Eye, cada que nos acercamos puedo ver una gran cantidad de personas rodeando esa rueda de la fortuna, al comienzo no me pareció nada raro porque es una atracción famosa y todos los turistas quieren visitarla.

Nic no paró de manejar en ningún momento, ni cuando las personas empezaron a estorbar en el camino. Se estacionó justo al frente de la atracción, rápidamente salió del auto para abrir mi puerta, como todo un caballero.

–Sabes que no necesitas hacerlo– digo cuando bajo del vehículo

–Siempre me lo dices– entrelaza nuestras manos– pero abrirte la puerta es un placer para mí si es que voy a tenerte cerca de ese modo– cierra el carro, dejándolo ahí en medio de la multitud

Siento los ojos de todos puestos en mi persona y esta vez es solo en mi y no en mi novio como usualmente. Ignoro toda la atención que recibo y sigo a Nic, caminamos entre la multitud y llegamos a una de las cabinas para subir a la rueda de la fortuna.

Nicholas me da el pase para subir primero, luego él entra, cierra la puerta y la rueda empieza a rodar. Miro a mis lados, dándome cuenta que  no hay otras personas subidas en el London Eye.

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