Tomó un perfume de prueba, el cual aplicó en su muñeca, para después oler su agradable esencia. Tomó uno que estuviese nuevo y lo cargo en su mano, mostrándose poco interesada en lo demás.
Caminó en búsqueda de su maestra, pasando el pasillo hasta llegar al último salón que la chica de la entrada les había indicado, pero no había nadie ahí, así que pensó que probablemente se había dirigido a otro lugar.
Se dio la vuelta para regresar, cuando la voz de la mayor llamándola por su nombre hizo que se detuviera. Buscó con la mirada hasta encontrarla saliendo de detrás de un estante de ropa interior.
-Ven.-indicó la mayor desde donde estaba.
Ana la miró con sus cejas levemente arqueadas, junto con una sonrisa. Fue hacia donde se encontraba su maestra, entrando a un lugar totalmente tapizado en rosa, con un pequeño sillón gris al medio, una lámpara de cristales colgantes en el techo, y espejos, varios espejos; sin olvidar también las puertas negras que indicaban la entrada a un probador.
Se encontraba tan absorta, observando con fascinación lo perfecto y lindo que se veía todo, que no se dio cuento de que Vero estaba hablándole, hasta que esta Tomó su mentón con su mano y giro su cabeza en dirección a ella.
Ana se sorprendió, pero en lugar de asustarse ante el repentino toque, sintió la necesidad de que la tomara asi para besarla.
Sus hormonas realmente andaban muy a flote ese día.
-Lo siento, estaba distraída...
-Sí, pude darme cuenta.-rió.-Te decía que, mientras tu estabas allá, yo vi esto...-le mostró la prenda que tenia entre sus manos.-...Y pensé que podría quedarte muy bien, ¿no crees?
La pelinegra casi se ahoga al momento en que su maestra le mostró dicha prenda, sintiendo su rostro calentarse.
Vero sostenía en su mano un teddy color negro, de encaje floral y malla transparente, que exhibía en sus correas con pequeños brillitos, el logo distintivo de la marca, aportándole cierta jovialidad a la prenda.
Inmediatamente se prohibió a sí misma ponerse nerviosa, o al menos hacerlo notar físicamente. Así que, decidió seguirle la corriente a la mayor. Observo la prenda lo más desinteresadamente que pudo, y busco rápido con la mirada alguna otra que pudiese ocupar para compararlas.
Sin pensar, tomo una de color rojo que se encontraba a solo centímetro de su mano, mostrándosela a Vero sin siquiera haberla visto ella misma por completo.
-Yo creo que esta me quedaría mucho mejor, ¿no?
Ahora fue el turno de Vero de casi ahogarse frente a Ana.
Se trataba de un suntuoso teddy de una sola pieza, fabricado de un elegante encaje rojo, con una silueta de tiras en la espalda y un lazo en la misma.
-B-Bueno, si eso es lo que quieres...
-Sí, eso es lo que quiero.-respondió Ana, con un leve tono de inocencia falsa en sus palabras.
-De todas maneras voy a quitártelo, así que me da igual cual quieras llevarte.-menciono Vero en tono muy poco audible, ya que desvío su rostro hacia el costado para hacerlo.
-¿Uhm?
-No, nada; escoge tu talla y...salgamos de aquí.-empezó a abanicar su rostro con su propia mano.-Hace algo de calor.
-¿No puedo probarmelo aquí? No estoy segura de la talla.-Ana intento entrar a uno de los vestidores, pero fue detenida por la mayor.
-Claro que no. Es ropa interior, cariño, no puedes hacer eso.-sostuvo su brazo entre su mano, apretando un poco para evitar que hubiese entrado.-Además...
-Si necesitan saber su talla, puedo ayudarlas brindándoles medidas exactas de su cuerpo, para saber qué talla podrían llevarse.
Una voz externa resonó desde la entrada del salón en el que se encontraban. Caminando hacia ellas mientras desenlazaba una cinta métrica entre sus dedos, una mujer alta, pelirroja y uniformada hizo presencia frente a las otras mujeres.
Se escucho la respuesta afirmativa de parte de Ana, haciendo que la mujer se acercara totalmente a ella, dándole la espalda a Vero, quien decidió moverse al costado de ellas para observar lo que haría.
Primero, pidió que Ana desabrochara un poco los botones de su vestido de la parte del abdomen, para poder sacar las medidas exactas de su cintura y caderas. Ante esto, Vero se cruzó de brazos, observando silenciosamente a la mujer hacer su trabajo.
Su mirada vagaba impacientemente hacia las expresiones faciales de la menor, quien por alguna razón había iniciado una conversación con la trabajadora, la cual Vero no escuchó porque estaba demasiada concentrada en las manos de la pelirroja. Esperando que no fuese a tocar de más.
Ana había posado sus manos sobre los hombros de la mujer, ya que debía levantar un poco sus brazos para que ella pudiese acceder con la cinta y medir fácilmente.
La mayor llego a su límite de paciencia cuando escuchó a la trabajadora pedirle a Ana que alzará más sus brazos para poder medir su busto.
-Creó que yo podría encargarme de eso, si me permite.-intervino, brindándole una sonrisa forzada a la mujer, y casi quitandole la cinta de sus manos.
Ana observó la situación y tuvo que ocultar la risa que emplazó con soltar de su boca. La mujer se quedó con una expresión desubicada, dejandole tomar la cinta a su Maestra.
Vero se coloco al frente de Ana, la miro por unos segundos a los ojos, mientras ella misma se encargaba de desabrochar los botones de su vestido, ahora los de la parte arriba, para luego proceder a rodear el contorno de sus pechos y espalda con la cinta.
-Sesenta y tres centímetros de contorno bajo y...-pasó a medir justo sobre sus pechos.-...setenta y seis arriba.
La pelirroja anotó las medidas y paso a tomar la prenda que había escogido Ana, dándose cuenta de que había tomado una talla más de la que se le ajustaria mejor, así que se alejo un momento de ellas para ir a buscar la correspondiente.
Vero desenlazó la herramienta del cuerpo contrario, rozando su mano suavemente contra la piel desnuda del costado de la menor al querer sacarla. Ana dio un pequeño respingo al sentir ese ligero contacto, por lo que levantó su rostro para verla, notando que había sido totalmente intencional de su parte por la sonrisa que no se ocultaba en su rostro.
La mujer volvió con la prenda roja entre sus manos, esta vez con la talla correspondiente. Se la entrego a Ana y les indico la caja en donde podían pasar a cancelar, luego se retiro hacia otro lugar, dejándolas solas nuevamente.
Vero tomó el vestido de Ana y comenzó a abrocharlo de nuevo, con la mirada atenta de la menor sobre ella al realizarlo. Poco después terminar, alzó su mirada hacia la pelinegra, y tomó ligeramente su cintura.
-¿Tw parece si vamos a mi casa?-preguntó, teniendo en mente una sola cosa.-Hay algo que debes mostrarme.
Ana sonrio y bajo su rostro, asintiendo segundos después. Imaginando la cantidad de cosas que podrían pasar al llegar a su casa otra vez.
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Holi, otra vez. En unas horas les publico el otro, gracias por leer, sus comentarios me dan animos para seguir escribiendo. Gracias por su apoyo 💋
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