Supuso que no hubiese cambiado nada por dos sencillas razones: La primera, porque ambas estaban luchando contra su propio deseo de estar juntas y, debido a esto, poco a poco se fueron encontrando con un punto límite. Y segunda, porque consideraba que la manera en que se dieron las cosas y en como le trato no fueron algo de lo que pudiese arrepentirse. Al contrario, se alegro de haberse controlado en la manera que le fue posible .
A pesar de no haber contestado a una de las preguntas que la menor le hizo, logró hacerla sentir un poco mejor al hacerle saber que su condición no le era problema alguno.
Ana seguía acostada sobre la cama, disfrutando de las suaves caricias que su maestra había empezado a brindarle en su cabeza, jugando a desenredar su cabello y provocando que sintiera el sueño apoderarse de sus sentidos.
Sus latidos por fin pudieron cesar la acelerada carrera que parecían tener dentro de su pecho y pudo relajarse un poco. Se dijo a si misma que estaba bien, que tal vez no había razón para temer por el quepasaria mañana con la Miss Castro.
Porque probablemente, lo que pasaría mañana, y de ahora en adelante, sería mucho mejor si así lo deseaban. O al menos eso esperaba.
Veronica se levantó de la cama, dejando de acariciar el cabello de Ana y anunciando que debía irse para que la chica pudiera continuar con su tarea pendiente, al igual que ella con su trabajo. Eran casi las seis de la tarde y aún no empezaba con nada.
La menor acompaño a su Maestra a la puerta, trayendo consigo las pastillas, las cuales habían sifo la excusa encubierta para que la mayor entrará, mientras que su cuerpo aún se sentía un poco tembloroso, pero intentaba actuar como si nada acabará de suceder al momento de despedirse de Vero.
Al llegar a la puerta, le tendió nerviosamente la medicina y su maestra la tomó con una corta sonrisa en sus labios. Ambas se observaron por unos segundos, sin saber exactamente cómo despedirse sin hacer más incómodo el momento.
‐Gracias...-dijo, refiriéndose a las pastillas.-Procura no desvelarte mucho, puedes entregar mi tarea el miércoles.
-O-Oh, gracias, pero creo que puedo hacerla rápido al terminar de cenar.
-Bien, solo dime si necesitas ayuda entonces.-respondió amablemente.-Me voy, también tengo cosas pendientes.
-De acuerdo, muchas gracias. Hasta mañana.
Su maestra se despidió con una sonrisa y un movimiento de mano, alejándose hacia su auto y desapareciendo por la avenida segundos después.
Ana suspiro al cerrar la puerta y se dirigió a su habitación de nuevo, dispuesta a terminar su tarea y después dormir inmediatamente. Aunque sus planes cayeron muy fácilmente al encontrarse con su mente en otro planeta.
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Hola, si ya se que es corto pero estoy en clases me inspire pues porqué pues porque si, luego les publico el otro💋