Luego de haber tenido su consentimiento, Vero sonrio y se alejo de su oreja, bajando la mano que tenía puestas sobre su trasero hasta la zona en donde se encontraba la entrada de la menor. Notó como por encima se podía sentir la humedad de su parte y aprovecho para esparcirla hasta su clitoris, en donde acarició por unos segundos.
Ana tenso sus piernas y hundió su espalda, haciendo que su trasero se elevara más en busca de aquel toque que la estaba volviendo loca. Fácilmente podría correrse en ese momento, pero trataría de contenerlo un poco más para saber que pretendía hacer su maestra.
El dedo medio de su maestra intentaba ser lo más suave posible al deslizarse poco a poco dentro de su hendidura. Ana soltaba pequeños gemidos a medida que iba empujándolo lentamente con facilidad gracias a lo mojada que se encontraba y dejándolo quieto cuando estuvo dentro completamente para que se adaptará.
Su interior se sentía cálido y apretado alrededor de su dedo, por lo que empezó a penetrarla a los segundos, queriendo disfrutar más de esta sensación, mientras que Ana experimentaba cierta incomodidad al ser la primera vez que algo se introducía en su vagina. No lo consideraba algo malo ni doloroso, solo era nuevo para ella.
Con la otra mano, Vero se dispuso a continuar acariciando su clitoris, intentando distraer cualquier incomodidad que le causará su dedo dentro de ella, provocando así, que esto le gustará al poco tiempo de hacerlo.
Ana soltó varios gemidos cuando las penetraciones se volvieron constantes, sintiendo una mezcla de extraño placer cuando la mayor introdujo un segundo dedo. Empezando así a follarla con su medio y anular, Vero fue cuidadosa de no lastimar a la menor, pero asegurándose de darle mucho placer.
Sus gemidos empezaron a escucharse por todo el baño al momento en que su maestra encontró su punto dulce dentro de su vagina, así que intento mantenerse ahí al darse cuenta de cómo la menor alzaba más su trasero y se pegaba más a ella en busca del placer que está acción le brindaba.
Verónica la mantuvo aprisionada contra la pared con una mano en su hombro, haciendo que su pecho chocara repetidamente contra esta y Ana gimiera ante la sensación fría de la pared contra sus pezones.
Su mano empezó a crear un sonido obsceno al golpear contra su trasero al penetrarla, por lo que continuó deleitándose de el por unos segundos más mientras se concentraba en curvar sus dedos hacia arriba y asi seguir tocando el punto de la menor.
Ana no pudo contenerse más y alejo una de sus manos de la pared para llevarla hacia sus senos, en donde tomó uno de sus pezones y empezó a apretarlo entre sus dedos, jugando con el con fuerza porque le gustaba la sensación que le generaba y, de alguna forma, le ayudaba a concentrar la fuerza de emoción en otra parte.
La sobrecarga de placer la haría correrse en cualquier instante, puesto que también seguía siendo estimulada desde su clitoris, aparte de los dedos entrando y saliendo con exuberancia de su interior, y ahora las caricias brindadas por si misma en sus senos.
Es por eso que, tal y como era de esperarse, la mayor sintió una presión fuerte alrededor de sus dedos, seguido de un alto gemido que expresaba todo lo que aquella chica estaba sintiendo en ese momento, más un pequeño líquido recorrer sus mismas falanges.
Cuando eso hubo pasado, Ana relajó su pelvis y soltó el fuerte agarre interno que tenía sobre los dedos de la mayor, dejando que esta los sacara de su interior y su flujo escurriera tras ellos. Su respiración agitada y sus piernas temblorosas la hicieron caer de rodillas al suelo, sosteniéndose aún de la pared, ahora con ambas manos.
Esta vez fue el turno de Vero, quien se llevó ambos dedos recién salidos del interior ajeno a su boca, chupandolos para limpiar cada gota que la chica había derramado sobre ellos mientras la veía deshacerse de placer en el suelo, escuchándola soltar varios jadeos post-orgasmos.