Capítulo 19

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Aitana.

Hace mucho que no tenía miedo, es decir, estos últimos tres años transcurrieron dentro de todo tranquilos,tranquilos después de todo.

Fue un solo segundo en el que su mirada y la mía se encontraron, y cuando miro hacia adelante, grité.

Cerré mis ojos con fuerza anhelando que sea lo que sea que hayamos atropellado,o intentarlo,no nos cueste la vida ya que la carretera estaba muy tranquila, no había ningún otro coche.

Los abro. Joey está tomándome de los hombros en espera de que diga algo.

-Algún día vas a matarme, pequeña-dice reacomodándose en el lugar.

-Lo prometo- bajo mis manos que estaban cerradas con fuerza-, sigues diciéndome pequeña y lo haré.

Me saco el cinturón y bajo. Escucho unos llantos, asique corro hasta la parte delantera del coche, de seguro matamos a alguien, y por eso agoniza.

Cuando me acerco, un perrito acostado con la patita quebrada.

-¿Un perro? ¿Tanto alboroto por un perro?

-Cállate insensible- lo regaño-,ayúdame a subirlo, lo llevaremos a una veterinaria.

-Oh no,claro que no, me llenará el asiento de pelo y, ¿Ya lo oliste? No es agradable.-hace una mueca de asco.

-Claro, porque el sexo huele a perfume Deor.

-¿Así de rico?-arquea una ceja.

-¿Sabes qué? Olvídalo.-alzo al canino.

Doy media vuelta, a la mierda si el no quiere que ensucie sus asientos. Pero de que irá con nosotros, irá con nosotros. Así que me siento en mi lugar y dejo al perrito en mi falda.

-Increíble-protesta cerrando de un portazo.

Sonrío victoriosa. Me mira de costado y luego lo hace por completo sus ojos viajan de mí al perrito.

-¿De verdad? Déjalo en la parte de atrás.

-Que rápido cambiamos de idea.

-Entre que me ensucie el asiento que fácil puedo aspirar, y que te deje un montón de pelos en tu calza, prefiero el asiento.

-¿Y a tí que? ¿Ah? Si soy yo quien las lava.

-Y yo quién te las quita.-se defiende.

-No siempre. Además,lo hacías,no volverá a pasar.

-Y seguiré haciéndolo-pone marcha.

-Oh no,no señor,no si yo no quiero.

-Quieres-replica seguro.

-No lo sabes.

-¿Apostamos? Mírame fijamente a los ojos y niégame que si ahorita mismo te saco toda esa ropa, no harás nada.

Mi corazón da brincos.

<< Ya órgano palpitoso, madura>>

-¿Lo niegas?

Tragó grueso y su seguridad me hela. Digo que no con la cabeza y me odio por ceder.

-Eso creí-pone en marcha el auto mirando hacia adelante-, ahora abróchate el cinturón y procura que esa bola peluda no se mueva tanto.

-No hay problema.

Buscamos una clínica de animales cerca y cuando nos dicen el precio de la consulta, me quedo en blanco. Debe ser una broma. Pero lo entiendo, me hago cargo de los gastos al fin que si el perrito, que tampoco tan perrito porque tiene cuatro años, está como está, en parte es mi culpa.

Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora