~•~Capítulo 27~•~

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Aitana





—¡Te lo dije! ¿Te lo dije? ¡Te lo dije! —exclama Danna desde la cocina.

Ben juega con Kovu, le compró una pelota. Mi niño ya está mucho mejor, volviendo a su peso normal, sus articulaciones van mejorando y él está mucho más alegre.

Yo, por otro lado, estoy harta de estas muletas.

—¡Ben! ¿O no que se lo dije?

—Sí, Danna, se lo dijiste—responde cansado, porque ella es lo único que viene diciendo en los últimos quince minutos.

Kovu busca la pelota y no se la devuelve a Ben, por el contrario, se acomoda en su cama y juega solo.

—¿Tan rápido? —pregunta él.

Camina hasta sentarse a mi lado. Danna aparece con unas palomitas y las noticias empiezan.

—Renuncié a mi trabajo.

—¿De nuevo? —indago.

—Es que, encontré otro y es mucho mejor.

—¿De qué va?

—Secretaria en un bufete de abogados. Es bonito y gano bien.

—¿Bonito el lugar, o bonito el hombre?

—Ambos—sonríe, y dejando de lado el rubor en sus mejillas, se nota que las cosas realmente van bien.

—Yo volví con la fotografía.

—¡¿Qué?! — gritamos nosotras a la vez.

—Cosa de medio tiempo. Pero quería sacar un par de fotos para mañana. Mi casa está llena de retratos sin imágenes y....me gusta capturar los paisajes.

—¿Tienes una nueva cámara?

Porque de ser así, deberé comprar otra cosa.

—No, la de siempre. Pronto me compraré una nueva.

<<Vaya que sí>>

—Me alegro mucho por ti—digo.

—No lleguen tarde tú y tu doctor, ¿estamos? Aguántense las ganas por un par de horas. Así que a las diez de la noche los quiero allí, ni un minuto más.

—No lo sé, al volver del hospital le mandé un mensaje diciéndole la hora, pero me clavó visto.

—Hombres.

—¡Oye! —le pega un almohadazo Ben.

—Menos tú, tú quedas fuera—ríe ella.

—Aitana, vi que tienes una lista y has hecho varias cosas. No es por presionar, pero… ¿Cuándo saldrás al balcón?, la vista es maravillosa.

—Pronto. —sonrío tímidamente.


***


Son las ocho de la noche. Por suerte falta menos para que el invierno acabe, dándole paso a la siguiente estación. Aunque disfruto todas las épocas del año, sin duda mi favorita es la primavera. Donde las flores renacen mostrando su esplendor, aquella que, por varios meses, le habían opacado.

En cuanto a mi pie, vamos mejorando, claro que sí. Puedo doblarlo apenas, pero no permanecer mucho tiempo, o chillo.

El timbre suena. Voy a abrir. Es Joey, cuando me ve, levanta una botella de vino.

—¿Puedo pasar?

Sonríe y me hago a un costado.

Cierro la puerta y voy con él que dejó el vino en el desayunador, y ahora acaricia a Kovu.

—¿Qué haces aquí? —pregunto en lo que me acerco.

—Nada, solo...quería terminar lo que empezamos hoy.

Rio ahogadamente. Como no podía ser de otra manera.

—¿Qué tal tu día?

Él se para, se da vuelta, y camina hacia mí.

—Normal. Más ingresos. Una operación que no salió como quería. —responde acariciando mi brazo mirando el movimiento.

Lo estudio enchinando mis ojos, atenta. Admiro el poder con el que dan la información, a mí se me muere un paciente y me echo a llorar.

Bueno, visto así, lloro por todo.

Llevo mi mano hacia su mejilla y él me mira.

—Estoy bien, con el tiempo te acostumbras.

Le doy un ligero beso en los labios.

—Oye—voy por unas copas en lo que él busca un sacacorchos—, el otro día...cuando le obligué a Eda que te dijera que me escapé—no lo miraba—, conocí a una paciente—carraspeo y antes de seguir, él me interrumpe.

—Lili.

Me doy vuelta, ¿cómo se enteró?

—Sí, Grey me lo dijo—se acerca a mí y me toma de la cintura—, cuando me lo propongo puedo ser muy intimidante.

—Vaya que lo sé—llevo mi mano detrás de su nuca.

—¿Cómo está tu cuerpo?

—Responde bien.

—¿Sí?

—Síp.

Se acerca y está por besarme, pero el muy hijo de su madre se separa y toma las copas para irse a la sala.

Odio a ese hombre.

<<Mentirosa>>

Voy hasta él y cuando me siento, me extiende la copa ya con un poco de vino.

—¿Y tú día?

—Normal—respondo—. No es que pueda hacer mucho.

Suelta una pequeña risa y bebemos un poco, cuando el silencio se apodera de la sala.

Él deja la copa en la mesa y la mira un segundo pensativo.

—¿Qué sucede? —llevo mi mano hasta su hombro.

Me observa y sopesa antes de hablar.

—Eres droga, Irati.

Que bonito sería que pudiera llamarme por mi verdadero nombre. Que salga de sus labios se sentiría bien.

—Eres una droga que quiero todo el tiempo— se acerca a mí y yo me hago para atrás hasta que mi espalda toca el apoyabrazos del sofá—, y en este momento juro que necesito....

—Hazlo.

<< Atrevida>>

Cállate.

—Pero no sé cómo—continúo—, porque como verás...mi estado es...

Él quita mi pantalón de pijama teniendo cuidado con la pierna dañada, y baja mis bragas.

—Perverso.

—A ti te gusta este perverso— entierra sus dedos en mi interior y yo tomo su cabello.

Traspasa la tela de mi blusa para besar mi abdomen y saca su mano de mí.

—¿En serio, doctor? ¿Hará lo mismo que la noche en la que nos conocimos?

Me sienta y quita la parte de arriba del pijama. Quedo con mis pechos al descubierto. No suelo usar brasier cuando estoy en casa.

Me da vuelta de un solo movimiento hasta quedar a horcajadas de él. Siento un tirón en mi pierna, pero no importa, he pasado cosas peores.

Intento besarlo, pero él solo me atrae más a su boca. Lleva sus manos a mis caderas y me empuja hasta que mi trasero quede en su pecho.

—¿Qué haces? —pregunto dejando mis manos en sus hombros sin apartarle la mirada.

—Te voy a mostrar que no necesitas estar con un pie sano, para hacerlo.

<<Ay, mi corazón>>

Me acerca más, hasta que mi entrada queda directamente accesible a su boca. Y allí mete su lengua. La mueve por mi interior y yo no sabía que esto podía ser tan satisfactorio.

Me muerdo el labio inferior en tanto él sigue.

¿Y si...?

<< ¿Tú crees?>>

Con él, todo.

—Quiero hacerlo—confieso.

—¿Qué? —se separa.

—Ya sabes qué.

No me atrevería a decirlo en voz alta.

—¿Segura? —sonríe de costado con malicia.

Afirmo con mi cabeza.

Se levanta y yo quedo sentada en el sofá por mi maldita pierna.

—¿Sabes cómo?

—La verdad es que nunca lo he hecho, pero...supongo que no es tan difícil, ¿verdad?

Sonríe. Se pone de pie y comienza a desvestirse.

<< ¡Madre de Dios! Perdón por nuestros pecados>>

Por la reacción de mi cuerpo.

Desnudo, se pone delante de mí.

<<No sabía que esta parte de ti existía>>

Ni yo.

Él ayuda con los movimientos y yo lo agradezco, porque es la primera vez que hago esto.

Es grande y....se siente estúpidamente bien.

Pasan unos minutos hasta que detecto que está llegando al límite, y yo también, las respuestas de nuestros cuerpos lo confirman.

—Voy a....— se tensa.

Separo mis labios para hablar.

—No importa.

—Irati...—gruñe.

—Que me da igual. Significa que lo hago bien.

Muchas cosas pasan en ese periodo de excitación, esos segundos antes de que sus fluidos, entren en mi boca.

Su cuerpo se relaja y su respiración está irregular. Igual que la mía.

Me separo de él, que se pone de cuclillas hasta que ambas caras están frente a frente.

—Lo... ¿tragaste? —acuna mis mejillas y me estudia con sus ojos.

<< ¡Lo hiciste!>>

Lo hice.

Así es señores, por primera vez en mi vida he tenido sexo oral, ha sido estupendo y déjenme decir que fue.... extraño, pero no voy a quejarme, no me desagradó en lo absoluto.

<<Morbosa. No conocía esta faceta tuya.>>

Yo tampoco. Está claro que hay muchas mujeres dentro de mí, y este hombre, saca las más atrevidas.

Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora