Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]

Capítulo 36

Joey

—¿Cuáles son tus planes para este finde?— pregunta mi hermana en lo que la ayudo a poner la mesa.

—Quiero  llevar de viaje a Irati, son solo dos días.

—¿A dónde? Claro, si se puede saber.

—A la playa.

Deja los platos en la mesa sin siquiera separarlos y me mira sorprendida.

—¿Volverás? ¿Lo harás? ¿Por ella?

—¿Celosa?

—Orgullosa más bien. Estás dando un gran paso, Joey, y estoy segura que si no hubieras conocido a Irati, jamás volverías allí. ¿Es dónde ibas con Aislin?

—Sí. Fue una noche inolvidable, solo que ella no hizo como despedida, con Irati será diferente.

—Estoy segura de ello.

—¿Puedo decirte algo? Sin ánimos de que te ofendas.

—Suéltalo.—busca la cena.

—No me cae bien tu novio.

Deja la comida en la mesa y se cruza de brazos confundida ladeando la cabeza.

—¿Por qué dices eso? ¿Lo conoces de algo?

—No—me siento y ella hace lo mismo—, solo que tiene algo que no me gusta—está por untar la cuchara en el guiso—, deja, lo hago yo.

—Está bien—sigue descolocada—, creí que te agradaba. Siempre te han agradado mis novios.

—Lo dices como su hubieras tenido muchos.

—Bueno, dos, en fin, ya me entiendes.

Le extiendo el plato, ella lo recibe y le damos nuestro primer bocado, aunque su cara es otra.

—Dije que no te ofendas.

—Una cena. No es necesario que sea ahora, su viaje se pospuso, así que al final no se va dentro de dos semanas, lo cual me tiene contenta porque eso significa más salida juntos y....me hace feliz, ¿Sabes? Independientemente que no le guste que nos saquemos fotos, ni mucho menos las suba a redes, creo que está educado a la vieja escuela, por mi está bien, lo que importa son las experiencias vividas, ¿No?

—Eres tremenda.— niego en risas.

—¿Aceptas? Será como despedida.

—Va. Y espero que dé su mejor papel porque no le voy a dar otra oportunidad, considera esta como la segunda.

—Okay, hermano celoso.

Terminamos de cenar y la ayudo con los trastes en lo que ella elige una película. Esto es así, cuando vivíamos con nuestros padres era igual. Si papá y yo cocinábamos Magie y mamá debían encargarse de la limpieza, pero si eran ellas las que cocinaban,los roles se intercambiaban.

Me seco las manos con una rejilla, busco mi móvil y me siento junto a Magie que ya decidió cuál veríamos.

—¿Qué haces?

—Vine al hospital. Estoy visitando a Lili. ¿Tú?

—La mujer se va a morir pronto, por más cruel que suene, Irati. Yo vengo siendo su favorito. Procura que no te quiera más a tí, porque tanto trabajo habrá sido en vano.

—Eres un insensible. Pero está bien, no seré taaaan buena.

—Deja el móvil sí no quieres que te lo quite— me regaña mi hermana.

—Lo siento, gruñona.

—Es noche de hermanos. Mañana hablas con ella, además tiene todo el finde.

—Tienes razón—levanto mis manos en son de paz—aquí lo dejo, ¿Te parece?—digo apoyándolo en la mesa.

—Sifinitivamente.

La película concluyó, ¿cuál es el afán de hacer sufrir? ¿Por qué verías una película sabiendo que llorarás con el final? ¿Tan masoquistas son? "Marley y yo", "¡Marley y yo!" Claramente iba a llorar, es una película melancólica y más si te gustan los animales y los tratas como familia.

—No digas que no te lo dije.

—¡Cállate!—se suena la nariz—, nunca la he visto.

—Te dije que ibas a llorar.

—Voy a lavarme la cara— se para y desaparece por el pasillo.

Me llega un mensaje. Irati. Abro y es una foto. Mi mente perversa piensa que es una de esas fotos. Pero la otra, me dice que no.

—Mira con quién estoy durmiendo.

—Aléjate de él. Que aunque los dos estemos en tu vida, hay prioridades.

—Y él es la mía. Celoso.

—No estoy celoso.

—Lo estás Joey, y de un perro.

Vuelvo a ver la imagen y río maliciosamente.

—Bonito sostén, ¿Qué pasa si voy y te lo quito?

—Joey, por favor, ¿no hay una parte de tu mente, aunque sea, que sea racional?

—Solo en algunas cosas.

—Y está no.

—Esta no.

—Adiós, perverso.

—A tí te gusta este perverso.

—Nunca dije que no.

—¿Te quedarás a dormir?—pregunta Magie.

—Si puedo.

—Siempre—se acerca, me deja un beso en mi mejilla—, mañana tengo clases. Nos vemos.

—Que descanses.

—Igual.

Voy hasta la habitación de invitados y me acuesto. No mucho tiempo después, quedo dormido.