~•~Capítulo 26~•~

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Viernes

Joey





—¿Cuáles son tus planes para este finde? — pregunta Sadie.

—No lo sé.

—¿Con Irati?

Me apetece estar con ella. Por supuesto. Encerrar al perro para que no moleste mientras le quito la ropa, y...

—¡Joey!

Sacudo la cabeza volviendo a la realidad.

—Hablando de Roma— musita Zack señalando con su cabeza a Irati, que acaba de entrar al hospital.

—Hay una habitación vacía, ya sabes, la de descanso.

—Zack— masculla Sadie codeándolo.

Sonrío negando con mi cabeza, y doy media vuelta dejándolos atrás peleando mientras me acerco a Irati.

—Hola— sonríe—, yo…es decir, tu hermana me dijo que...

—Acompáñame.

La llevo hasta una de las habitaciones de descanso y cierro la puerta.

—Ahora sí, dilo.

—Quería saber...si…quería saber si tú...es decir....

—Ve al grano— sonrío de costado.

—Quería saber si te gustaría acompañarme al cumpleaños de Ben mañana—farfulla con sus ojos cerrados.

No contesto. Solo levanto levemente mis labios y ella abre sus ojos.

—¿Me excedí?

—De acuerdo.

—Lo entiendo, era obvio, no tenías por qué aceptar y.... espera, ¿qué?

—Que sí, voy contigo a la fiesta de tu amigo.

—¿De verdad?

—Sí—reitero.

—Oh, entonces…genial.

—¿Paso por ti?

—Sí, eh... claro.

Se acerca nerviosa hasta la puerta y antes que pueda abrirla pongo mi mano trabándola.

—Pero tengo una condición.

Pega su frente y suspira cansada.

—Demasiado sencillo para ser real— se da vuelta—, dime.

—Ya lo sabrás — sonrío malévolo.

—Ya tengo una idea.

—¿Aceptas?

—¿Tú aceptas?

—Solo si dejas que te dé un adelanto.

—Que sea rápido, tus pacientes te necesitan.

—No llevará mucho.

Tomo su mano y la adentro en mis pantalones hasta que toca mi miembro que grita a mil voces hacer el trabajo.

Es inevitable no notar el cambio de actitud, que, pese a que lo intenta disimular, no lo logra. Con mi otra mano la empujo hacia mí, en tanto mi boca se junta con la suya.

Mueve sus dedos en aquel bulto entre medio de mis piernas y siento como mis pantalones empiezan a incomodarme. Ella sonríe en mis labios y se separa. Gruño enojado cuando saca su mano de allí y reacomoda su postura.

—Tranquilo, Grinch. —sonríe vengativa—, luego la seguimos.

Abre la puerta y desaparece de mi campo de visión.






Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora