Capítulo 5

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Aitana

Estoy encerrada en el sanitario, en una posición poco usual teniendo en cuenta que nunca hago estas cosas. Abierta de piernas, con la cámara del móvil  apuntando mi vagina. Porque,como si no la hubiera cagado lo suficiente,ahora varios recuerdos vuelven a mí, como el que me dijo que tenía algo allí abajo.

<<Que vergüenza>> pienso, pero más vergüenza debería tener él por dejarme así, con las ganas y mis malditas bragas húmedas.

Veo a través del móvil y sí, efectivamente tengo una clase de, lo que sea que me haya dicho el muy idiota.

¿Será cáncer?

Cómo no, obviamente tenía que salir mi lado hipocondríaco. Pues no, esto no es internet, esto es la vida real y como tal, iré a una maldita guardia a qué me vean.

La última vez que estuve en un hospital, fue una pesadilla, obviamente un hospital no es un lugar para alegrarse pero...uno viene al médico por cuenta propia, sacar sus dudas,salir con posibles respuestas y seguir con tu vida, pero llegar a este lugar con un espantoso olor, en camilla, inconsiente,porque alguien te dejó desangrando en.....

Borro mis recuerdos, y abro la puerta del taxi luego de pagarle.

Él se va y yo lo pienso por unos segundos. No es lo mismo,ya no.

<<Entra o morirás de la duda.>>

Me aproximo y entro. Sin observar tanto a mi alrededor voy directo a la recepción. Me entregan una ficha para completar y una vez que la entrego me piden que vaya a otra sala y allí espere.

Sigo sus indicaciones. Paso el pasillo que había detrás del mostrador, doblo a la izquierda, me siento en una silla, que parecen las que usan los dentistas con sus pacientes, y espero.

Le mando un mensaje a Danna, ya pasaron veinte minutos y nada. A punto de pararme para salir,las cortinas se abren, dejando entrar al médico que me atendería.

— Lo diré rápido y conciso— empiezo antes de que volteara  al darme cuenta que era hombre —, me da igual si eres hombre, o mujer, o una jirafa,por mí se hasta Dios si quieres, siempre y cuando me digas que es lo que tengo.

Él,que seguía mirando el expediente, se sentó frente a mí y empezó a decirme todo lo que haría.

— Irati, ¿Verdad? Te podrás esta sábana, te abrirás de piernas y te quitarás tus bragas para que pueda inspeccionar esa zona y tu molestia. No llevará mucho, descuida, será sencillo y rápido.

Esa voz....esa voz...

Se coloca unos guantes de látex aún sin mirarme mientras yo voy quitándome la ropa.

—Listo.

Voltea para quedar frente a mi vagina, y puedo jurar que, lo reconocí. Reconocí esas manos tocando mis partes.

Mientras él hacia su trabajo,yo miraba para otro lado mordiéndome las mejillas. Estaba muerta de la vergüenza.

Tal como la primera vez, sus dedos inspeccionando ese lugar, no duró mucho.

Se levanta lentamente,lo noto por el rabillo de mi ojo.

Roto mi cabeza hasta quedar cara a cara y pude ver su estado de mera sorpresa.

—Pero que...

—Hola de nuevo— agito mi mano.

—¿Aitana?— seguía atonito.

¿Se acordó de mi nombre?

<<¡Se acordó de tu nombre!>>

Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora