Aitana
¿Qué es lo que quiero? Colgarme en sus brazos, abrazarla, llenarla de besos y pedirle disculpas.
¿Qué es lo que hago? Dejar que Eda me acerque a ella, qué no hace más que mirarme confundida.
Sonrío emocionada de poder volverla a tener frente a mis ojos luego de mucho. Ella no hace otra cosa que devolverme el gesto, pero es más por cortesía que por otra cosa.
—Lili—habla Eda—, ella es Irati.
Espero un saludo de su parte, aunque me encantaría gritar que ese no es mi nombre, no puedo arriesgarme, asique solo espero que ella no lo diga.
Mi mamá se da media vuelta regresando su vista a la ventana, al cielo despejado que hay del otro lado.
— Lili viene siendo paciente del doctor Downey hace años. Para que lo entiendas, sin meternos mucho en la medicina, tiende a olvidarse de las cosas. Lo más duro, al menos para mí, es que por momentos recuerda y habla de sus hijas, su familia, y luego es como si nunca hubiera pasado.
—¿Va a mejorar? —titubeo.
—No estamos tan seguros, cada vez recuerda menos. Joey dice que no hay nada que hacer. Solo… queda esperar.
—¿Qué cosa? —inquiero con temor—¿Que muera?
—Intentamos ser nosotros quienes pasen más tiempo con ella, parece que nada de lo que hagamos funciona. Debería estar en un geriátrico, pero el doctor Downey no está de acuerdo, así que se hace cargo de ella. Bueno, nos hacemos cargo, pero él está más involucrado.
—¿Y su familia?
La verdad no sé si quiero saber la respuesta.
—No quiere comunicarse con ellos. Es doloroso, pero cierto.
Percibo un nudo en mi garganta ante aquella información. No puedo creerlo, no mi mami, no se lo merece, ni siquiera se merecía una hija como yo, que no supo escucharla, ni a ella, ni a nadie.
—Puedo....carraspeo—¿Puedo tener un momento con ella a solas? Por favor.
—De acuerdo, pero no mucho, que ambas deben descansar.
—Va.
Ella se retira y muevo las ruedas hasta quedar del otro lado, frente a la mujer que me dio la vida. Ahora mira ausente, y a mí se me está cayendo el mundo al verla así, y por mi culpa.
—No quiero que llores, porque te lo hemos advertido. Y mira nomás como terminó todo. ¿Volvió a golpearte?
—¿Qué?
Ella baja su mirada hasta mí.
—¿Irati? ¿En serio? ¿Qué te llevó a cambiarte de nombre? Tenías un nombre hermoso, de hecho. Dime, ¿ya nació tu hijo? Debe tener cuatro años, ¿no? — se sienta.
—No hay hijo, mamá—digo con un puñal en la espalda.
—¿Y él se volvió a enojar?
No digo nada.
—Déjalo, tu silencio lo confirma. ¿Dónde está ahora? ¿Sigues con él?
—No, no sé nada de él hace tres años.
Al fin que está lejos, encerrado, en la cárcel. Ahora estoy mucho más tranquila porque todas las veces que creí verlo estos últimos días, no fueron más que puros espejismos. No era él el que estaba en las escaleras. No era él quién creo que me seguía. Él no es y debo entenderlo. Jackson está encerrado, pagando por lo que me hizo.
Creí que nadie me creería, que me dejarían de lado, pero está claro que me equivoqué, cuando lo denuncié no podía más del miedo, estaba hablando mal de su propio compañero. Le avisarían, todo se iría al carajo. Me tacharían de mentirosa. Sin embargo, no fue así, no fue como Jackson me dijo que sería, no con todos al menos.
Tom me escuchó, y conseguimos que lo arrestaran. Me ayudó. Si quería salir adelante y sin que me encuentre, debía dejar de ser quien era hasta ese entonces, y solo una persona podría saber de mi existencia. Elegí a Danna, que siempre se quedó conmigo pese a todo.
Pasarme por muerta, cambiar de identidad, alejarme de mis padres y hermana. No fue sencillo, y mucho menos cuando siempre tuvieron razón. Pero lo logré, hace tres años que soy Irati Jonson, y aunque me pese, me seguiré llamando así.
—Me alegro que hayas salido de aquella relación, pero no te perdono el que no nos hayas buscado.
—Mamá. Es más…
—Vete, Aitana. Ahora no.
—Por favor....
—¡Ahora no!
—Sé que hice las cosas mal, ¿de acuerdo? —las lágrimas salen con facilidad—. Ahora lo sé, y yo…
—Ahora soy yo quien no quiere verte.
—No hagas esto—pido—. Por favor.
—Tus lagrimas no me conmueven, Aitana.
—Y no quiero que lo hagan, solo que me escuches.
—Tú no lo has hecho.
—Sé que fui tu mayor error.
—No—refuta con convicción—. No fuiste mi mayor error, ni lo eres. Solo decepción.
Eso es mucho peor.
—Me decepcionaste a mí y a todos.
—No vas a perdonarme, ¿cierto?
Me mira sin decir nada. Está seria y....no parece ella. No parece la mujer que me crió. Alegre. Amorosa. Compañera. Llena de vitalidad.
—Mamá….Déjame remediarlo.
—No hay nada que remediar, para mí estás muerta—veo como aquellas palabras les costó decirlas.
—Eso no es cierto.
—Moriste el mismo día que nos dejaste. Mi hija mayor está en Italia, la otra murió.
—Mamá…
—Largo, no quiero tus lágrimas, me das pena.—¿Por qué? ¿Por qué ahora que te encontré quieres alejarme?—quito mis lágrimas.
—Porque no aportas, Aitana. No has sido mi mayor error, ni siquiera un error. Te crié de una manera, y....fallé. Si Ariana no está aquí, ¿Qué haces tú aquí?
—Yo no soy mi hermana—trago el nudo en mi garganta.
—No, tienes razón, ella es mejor.
Lo está haciendo para herirme. Lo está haciendo para que me aleje de ella. No piensa eso, ella no cree eso de mí.
Cabizbaja, y para no llamar la atención, me voy. La escucho a ella llorar por lo bajo, y yo hago lo mismo yendo a mi habitación.
—¿Está bonito el día? —pregunta Joey cruzándose de brazos cuando me ve regresar.—No—me limito a decir desganada, y Eda me ayuda a subir a la camilla.
—Grey, déjanos solos, por favor.
—Sí, doctor—y nos deja solos.
—No necesito que te quedes, tienes otros pacientes que atender.
—Es verdad, y es lo que haré, porque además tengo una vida. Así que te quedarás aquí, jugarás al veo veo sola, y esperarás a tu amiga que no sé a dónde se fue. —comienza a alejarse.
—¿Joey?
—Soy doctor para ti—frena—, doctor Downey.
Creo que en un solo día estoy recibiendo muchos disparos.
—Olvídalo. —vuelvo a bajar la cabeza para que no vea mis lágrimas.
Se va, y no sé por qué motivo eso me duele.
Ojalá no fuera tan susceptible. Estoy cometiendo error tras error.
ESTÁS LEYENDO
Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]
General FictionElla tuvo que ocultarse para ponerse a salvo. Él tuvo que seguir adelante incluso cuando ya no le encontraba sentido a nada. © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extraer fragmentos del libro o algunas par...