~•~Capítulo 46~•~

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Cuatro horas antes












Eda


—Esto es emocionante— dice eufórico Anil.

—Chts, debemos comportarnos si queremos seguir aquí.

Estábamos en urgencias, esperando la ambulancia que traía un paciente bastante grave. Nos eligieron a mí y a Anil sin darnos mucho detalle.

—¿Sabes qué pasó? — pregunta Zack.

—No mucho— responde la doctora Dongel colocándose los guantes.

Teniendo en cuenta el tono de sus voces, estoy segura que ellos saben quién es la víctima.

—¿Ya le avisaron a Joey?

—No, está en cirugía.

—Cuando se entere va a volverse loco, lo sabes, ¿no?

Oh, no. Me congelo. Esto no es bueno, esto no es nada bueno.

—Y eso es lo que más miedo me da.

Llega la ambulancia y las puertas se abren de par en par, dándome la imagen que necesito para comprobar mi presentimiento.

—Desconocida—empieza el paramédico.

—¡Y una mierda! —vocifera Zack interrumpiéndolo.

Miro con pánico. Esto es muy malo.

—¡Quirófano 4! ¡Ahora!

Ingresamos y no pasan ni dos minutos, que Joey abre las puertas dejándonos a todos petrificados.

—¡Está despertando! —vocea Benett.

Ella comienza a retorcerse y gritar, las lágrimas caen con sencillez de sus ojos y temo por el doctor Downey. Juro que es la escena más dolorosa que presencié, porque la de mis padres no cuenta, yo era una recién nacida.

Sacan a Joey y siento más peso que nunca. La responsabilidad de que salga con vida es el triple teniendo en cuenta que el doctor confía en mí. No puedo decepcionarlo.

Acabamos con los sangrados, controlamos las hemorragias y saturamos todas las heridas posibles.

Aitana abre sus ojos nuevamente.

—Carajo—protesta Dongel.

Nuestras miradas se conectan. Tiene miedo. Aitana, como puede, toma mi mano y me acerco para escucharla.

—Mi.…mi bebé...— le sale una lágrima.

Levanto la vista y, para mí suerte, todos lo oyeron.

Vuelve a cerrar sus ojos. Es como si hubiera luchado contra todo pronóstico solo para decir eso.

—¡Llamen al obstetra, ahora! —ordena Zack.

—Yo iré—informa Sadie sin intención de que la contradigan. 

—Demás está decir que no vuelves a trabajar conmigo—espeta Aytekin entre dientes al encargado de sedar a Aitana—. Es poco ético no saber la cantidad necesaria que cada paciente necesita.

—Doctor…

—Se suponía que ella debía seguir anestesiada—informa mientras otro se encarga de sedarla nuevamente—. Abandona el lugar.

—Pero…

—Ahora.

Me está faltando el aire y creo que uno de mis audífonos dejó de funcionar, ya que me hablan y no escucho bien.

—Estoy en problemas— susurro.

—Te quiero aquí, Grey—inquiere Zack.

Llega David, le hacen un ultrasonido y...

—No hay latidos....

—Joey insiste en que quiere verla—aparece Sadie.

—¿Qué le dijeron?

—Que no podíamos darle mucha información porque todavía sigue en cirugía.

—¡Oigan!  ¡Dejen al doctor de lado y procuremos salvarle la vida, por qué ahí sí todos estaremos en problemas! Y lo siento, pero me gusta trabajar aquí y como él enseña.

Silencio.

—Por favor...Además, esto en parte es mi culpa. No lo empeoren—acabo suplicando.

—Tiene razón. No podemos quedarnos de brazos cruzados—alega Aytekin y me es imposible no sonrojarme.

—Pues ya saben lo que debo hacer, mejor será que ustedes hablen con Joey.

Lo miro con pánico. Quiero decir algo, pero me interrumpe como si me hubiera leído la mente.

—Si hasta ahora no ha muerto, significa que ella es fuerte.

Estaba al tanto respecto a la historia de que la exnovia de Joey se suicidó, pero Aitana, ella, a ella la intentaron matar, a ella la empujaron de las escaleras, al vacío. Y si despierta, si llega a hacerlo...

El diagnóstico es espantoso, por donde se lo quiera mirar, no sé cómo le diré al doctor todo esto.

La llevan a un área especial, la cual odio nombrar, y tanto Zack como yo, salimos hacia el pasillo.

Antes de llegar a la sala de espera, él se pone delante mío.

—Esta es la parte difícil, más teniendo en cuenta que hablamos de Joey.

—Lo sé.

—¿Estás segura que quieres decírselo tú?

—Estudié para esto, y sé que es la primera de las millones de veces que tendré que dar malas noticias, mejor empezar ahora, ¿no?

—Bien dicho—sonríe afable.

Me adelanto un paso.

—Ah, ¿Y Eda? —volteo a verlo. Se adelanta un par de pasos hasta quedar demasiado cerca de mí—. No es tu culpa—lleva su mano hacia mi mejilla y con su dedo pulgar la acaricia—. Nada de esto es tu culpa.

Cierro mis ojos y dos lagrimas caen sin poder evitarlo, entonces…unos labios se posan en mis parpados, calmándome. Las manos de Zack se apoyan en mis mejillas y yo las tomo con las mías.

—Ven aquí—me abraza pegándome a él y yo hecho a llorar—. Sácalo, es ahora.

Me aferro más a él, impregnándome de su aroma.

—¿Por qué duele? —gimoteo.

—Somos humanos, Eda, estamos creados para tener sentimientos, emociones, y no siempre son lindos.

Me separo de él y nos miramos.

—¿Segura que quieres hacerlo? Sabes que no tengo problema de…

Lo beso y se calla. Con nuestras frentes apoyadas y mis ojos cerrados, sintiendo su respiración cerca de la mía, susurro:

—Puedo hacerlo.

—Lo sé.

—Necesito hacer esto. Me dijo que confiaba en mí, ¿recuerdas? —esbozo una pequeña sonrisa y abro mis ojos.

—Algo hice bien en mi anterior vida para tenerte en esta.

Toma mi mano y nos acercamos a la puerta. Respiro profundamente y la empujo para salir.





Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora