54. Arrimarse al sol que más calienta

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—¿Sobre la mesa? —dijo Pier al verlos.

Dorian se sobresaltó y su rostro comenzó a colorearse, dijo:

—Pier, no es lo que piensas —Intentó girarse para ver a Pier, pero las manos de Cecil lo sujetaron impidiéndole alejarse de la calidez acumulada entre sus cuerpos.

Pier no respondió y comenzó a colgar las hierbas, en ese momento se percató de la presencia de Fray.

—¿Qué ocurrió? —dijo al verlo ensangrentado y durmiendo.

—Cithria no ha vencido aún... Sanaba mi herida antes de hacer algo, porque... Dorian me obliga a pensar en mi salud ante todo —dijo Cecil sin dejar a Dorian apartarse un milímetro.

Pier lo observó y le dijo: —Como médico deberías preocuparte por tu propia salud, pero hay tantas contradicciones de este estilo que no sé qué podría yo decir al respecto... Aunque... —dijo suavizando por un instante la mirada para mirar a Dorian— Escucha a Dorian... Supongo que has estado pensando en un plan.

—Los Oestinos —dijo Dorian y Cecil le permitió girarse para ver a Pier.

—¿Qué tienen? —dijo Cecil.

—Podríamos utilizarlos para que nos ayuden.

—Esa no es mala idea —dijo Pier—. Quieres que se arrimen al sol que más calienta —le dijo a Dorian, que lo observó durante unos largos segundos sin acabar de entender de qué le hablaba. Pier aclaró su dicho—. Significa que se cambien de bando, que apuesten por el lado que más los puede favorecer.

Dorian asintió y habló otra vez siendo atentamente escuchado por Cecil, que se inclinó hacia adelante, respirándole en la nuca con la excusa de oírlo mejor.

—Conocemos una entrada secreta hacia las mazmorras, ellos pueden ser la distracción mientras liberamos a la reina y al resto.

—No está mal, ¡qué inteligente, Dorian! —Cecil sopló esas palabras en la oreja de Dorian haciendo que su piel se erizara, se sostuvo de los antebrazos de Cecil.

—Ce... Cecil, suéltame, por favor —Dorian no quería desviarse del asunto serio e importante que estaban tratando.

Cecil aflojó los brazos dejándolo apartarse, Dorian se apartó algunos pasos y evitó mirarlo hasta que se enfrió lo suficiente.

Pier intervino otra vez y le preguntó a Cecil: —¿Los podrás convencer de que actúen por la reina?

—Lo intentaré, nunca se ha hecho nada sin antes intentarlo —Cecil se acercó nuevamente a Dorian para hablarle algo al oído—. No creas todo lo que voy a decirles, es solo para que estén de nuestro lado —Le dio un casto beso en la frente, luego recogió la espada que había apoyado en la mesa, la colgó de su cinturón y caminó hacia la salida de la carpa, allí se detuvo y dijo: —Esperen aquí —Pier continuó acomodando las hierbas mientras que Dorian asintió casi dando un paso adelante para seguirlo sin oír esa sugerencia. Apretó los puños y enseguida se sostuvo la tela de la camisa, reprimió todo comentario que contradijera a Cecil y lo observó salir.

A unos pasos de salir, Cecil posó la mano en la empuñadura de la espada y observó el arma mientras recordaba a su padre, las bromas que hacía siempre y la voz que le hablaba por las noches para calmarlo de sus sueños malos. Antes de que los recuerdos desagradables se presentaran, cerró los ojos con fuerza y los desvió para centrarse en el presente. Continuó caminando y buscó a los aprendices que habían llegado con Fray, ellos le dijeron lo que creyeron que había ocurrido. La reina había sido llevada a las mazmorras, así como gran parte de los soldados y aprendices.

Hizo un rápido recuento de los hombres que podría tener a su disposición para luchar y fue de carreta en carreta liberando a los Oestinos. Ellos dudaban en bajar y se miraban los unos a los otros sin moverse, parecían esperar indicaciones sobre qué hacer. Fue así, que de entre todos ellos surgió la presencia de un hombre que se distinguía por su solo modo de andar, Cecil identificó a ese como el jefe de los Oestinos. Además, porque era diferente, tenía un largo cabello trenzado que le llegaba hasta el final de la espalda y en la mitad del rostro un tatuaje de líneas que lo pintaban desde la frente a la mandíbula.

El mago del color y el alquimista con pisadas de oro [BL] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora