61. Quien siembra vientos cosecha tempestades

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El título es un refrán que advierte que todas nuestras acciones en la vida generan consecuencias.

¡Advertencia! Escenas sexuales entre dos hombres

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La interrupción de Bonduelle no impidió que el general repitiera las palabras en el oído de Fray.

—Te extrañé.

Fray elevó la mirada y lo miró a los ojos, los oscuros ojos de Ellis parecían alegres. Y Fray pensó: «¿Me está coqueteando? ¿Me quiere seducir?» Sintió las manos del general moverse a lo largo de su espalda, a veces trazaba círculos con sus dedos, Fray permaneció inmóvil y observándolo en tanto esas suaves caricias continuaban. Y el general pensaba: «Sé que me entiende, entiende lo que quiero ahora, ahora que ese molesto asunto del marqués se resolvió. Todo lo que me dijo lo guardaré en mi memoria y seré eso que dijo, bueno, amable, considerado, cuidadoso y algo brusco si eso desea.»

—Patricio, ¿no te alegras por mí? —Bonduelle le tocó el hombro— ¿Los interrumpo?

Fray chistó con enfado y el calmo semblante del general cambió por uno de hostilidad, dijo: —Sí —Y lo miró. Notaba algo distinto en Bonduelle, pero no lo abrazaría, y por supuesto que tampoco sonreiría con felicidad por verlo con vida, ya no lo consideraba su amigo—. Interrumpes.

—Está bien... —Bonduelle miró al suelo con verdadero pesar— No debes alegrarte... No te culparía...

Ya que no se esperaba esa reacción dócil, el general reconsideró su respuesta.

—¿Puedes recordar y pelear?

Bonduelle elevó la vista y clavó los ojos en el general.

—Recuerdo cómo pelear, recuerdo todo, ¿quieres luchar, Patricio? —Su primera intención no había sido esa, pero la respuesta de Patricio lo desconcertó. «¿No se alegra porque estoy vivo? Creí que éramos amigos, como hermanos, es culpa del sirviente, sigue metiéndole ideas en la cabeza... Patricio cambió y ya no se calla mis críticas... Es mi culpa. Recuerdo cuando golpeé al sirviente porque dañó mi bota, fue un grato momento... ¿Lo haría ahora si pudiera?»

Fray notaba la tensión aumentar entre ambos, en cualquier momento desenvainarían. Se hizo a un lado.

—Yo debo ir a...

—Quédate —le dijo el general sosteniéndole la mano.

—Uff, no importa, puedes quedarte —le dijo Bonduelle mirándolo de reojo y centrándose enseguida en Patricio, que lo observó. Bonduelle había perdido peso y su mirada no cargaba la misma violencia que antes, además su temperamento era menos irritable.

—No pelearé, Lucio —le dijo el general, llamándolo por su nombre, algo que no hacía desde mucho tiempo.

Bonduelle sonrió usando la ocasión para fastidiar a Fray.

—¿Cuánto hace que no nos decimos por nuestros nombres, Ellis? —dijo mirando a Fray luego de decirlo.

Fray comenzó a resoplar y apretó los labios. Cerró los puños para golpearlo, dio un paso adelante, listo para hacerlo, pero el general lo detuvo y habló: —Solo Fray puede decirme así.

—Cálmalo —dijo Bonduelle elevando los brazos y fingiendo temer de Fray.

Fray regresó junto al general, que le tomó la mano enseguida, en ese instante lo sintió más tenso que antes, la reina se acercaba tras Bonduelle.

—Patricio, ¿lo has traído y ocultado donde te dije?

—Sí.

—Bien —dijo ella y a continuación se centró en Fray, que la miraba con la intención de hablarle—. Me han dicho que eres mi protegido, ¿por qué crees eso?

El mago del color y el alquimista con pisadas de oro [BL] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora