68. Dos es compañía, tres es multitud

8 3 0
                                    

Un par de semanas después de que el general Patricio dejó su cargo. Cithria recibió la invitación a la coronación de León Bentos, heredero del reino del Sur. Se hicieron los preparativos para el viaje y la reina Cithria partió junto a sus sirvientes, y alguien más...

Lucio Bonduelle no estaba tan confiado en lo que la mujer haría en ese palacio, y mucho menos confiaba en lo que haría con el nuevo rey.

Seis días después arribaron al palacio cuando se hacía la tarde, el cielo se presentaba en tonos rosa, el calor hacía que las personas vistieran menos prendas, las pieles se veían, las formas se evidenciaban. Lucio cabalgaba al frente de la caravana dirigiendo a sus soldados cuando un joven montado a caballo salió a su encuentro. Lucio lo observó detenidamente, hizo una mueca al notar el color de sus cabellos, eran dorados, continuó observándolo y vio que exhibía unos brazos fuertes y bronceados, sus ropas estaban gastadas, pero tenía un caballo de buena estirpe. Lucio no acabó de identificarlo o catalogarlo como molestia, amenaza o algo más.

—Vete lejos de aquí, esta es una caravana Real —dijo con hostilidad y desde arriba del caballo lo empujó.

El otro no se cayó, sino que lo empujó en respuesta, ganándose una mirada de odio de Lucio, que se aferró a las riendas del caballo y arremetió nuevamente contra el contrario.

—¿General, lo matará? —Le preguntó un soldado a Lucio.

Al oír esto, el hombre de cabellos rubios alzó las manos a modo de sumisión y dijo sonriendo: —Alto, alto. Solo bromeaba. Solo quería darles la bienvenida. Conozco al heredero... Un poco de humor, por favor. Vivo en el palacio...

Lucio no sonrió, ese tipo de humor le parecía una tontería. Lo escrutó mejor planeando los modos de asesinarlo, al hacerlo pudo notar que no era tan joven como había parecido a primera vista, tendría unos treinta años pero parecía de veinte, en cierto modo le hizo recordar a cierto sirviente y eso lo enfureció más.

—Aléjate rápidamente de aquí. No sé quién seas, pero si te veo otra vez te mataré. Te pisaré la cabeza con mi caballo...

El hombre de cabellos rubios ahora sabía que este era el general de Artgotia, quiso que se presentara con su nombre para también presentarse. Le dijo: —¿Quién eres?

—¡Tu madre! ¡Fuera de mi vista! ¡Fuera! ¡¡¡Fueraaa!!!

—¡Lucio, deja de gritar un momento! —Le dijo Cithria llegando a él en su caballo.

Lucio la miró y cuando se giró para continuar discutiendo con el desconocido, él ya no estaba allí.

—¿A dónde fue?

Lucio observó hacia todas las direcciones sin resultados, sus soldados le señalaron la dirección en la que el hombre se había ido, pero nadie lo siguió.

Ingresaron al palacio y fueron recibidos por los sirvientes, que los guiaron a sus recámaras. Un par de días después fue la coronación, y luego el nuevo rey ofreció un exuberante banquete. El lugar de Cithria en la mesa era a su derecha, del lado izquierdo el asiento estaba vacío, Lucio fue sentado a un lado de ese sitio.

—Te casarás conmigo —dijo el rey. Cithria parpadeó incrédula a lo que oía, se lo había esperado, pero no tan pronto, apenas le habían colocado la corona esa tarde. El rey le habló nuevamente— ¿Responderás o eres idiota?

Lucio lo miró con repulsión.

—¿Cuáles son los beneficios para mi reino? —dijo Cithria desoyendo el insulto.

—Pfff. ¿Quieres beneficios?

—Un matrimonio es solo un contrato, una alianza. ¿Quién te educó para ser rey? ¿Un gitano? ¿Un Oestino?

El mago del color y el alquimista con pisadas de oro [BL] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora