𝗣𝗛𝗢𝗕𝗜𝗔 ━ 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘐𝘯 𝘉𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥

EPISODE THIRTY-THREE

Durante su desesperada época de decadencia emocional y psicológica, Minhee se topó con todo tipo de información. Leyó sobre cine, sobre arte y sobre psicología. Aprendió sobre religiones, le dio una oportunidad a la literatura y se sintió atraída por la química.

Sin embargo, nada la había llegado a impactar tanto como la Historia. Además de la física, por supuesto.

Cada vez que leía sobre aquellas batallas, se informaba sobre aquellos importantes cambios del pasado y las grandes invasiones, Minhee no podía evitar pensar en qué pensaban. Era un genuino pensamiento bastante típico, pero realmente era incapaz de encontrar alguna razón para matar por algo tan insignificante como su color de piel o religión. El holocausto la sorprendió e interesó en demasía, y casi diez años después de haber comenzado a escoger libros especializados en la Segunda Guerra Mundial, sentía que había viajado en el tiempo y estaba de nuevo en los años cuarenta.

Un insoportable olor ascendía junto a ella por las escaleras, elevando una espesa nube de humo negro y el olor de las llamas consumiendo los cadáveres que estaban tirando sin piedad a la hoguera del patio principal. ¿Así olían los cadáveres siendo consumidos lentamente por una típica combustión? ¿En esa espesura de cenizas habría impregnado algo de aquellas personas siendo incineradas sin piedad?

Quería creer que ella no era como aquellos que alzaban un arma y lanzaban cuerpos a los troncos en llamas, pero ciertamente ella era aún peor. Había encerrado a Chishiya y Kuina en aquel juego solo por su beneficio, y ahora estaba permitiendo todas aquellas muertes aún pudiendo terminar todo con un simple gesto solo por una motivación egoísta.

Un fuerte disparo destacó entre la llamarada de balas de los pasillos inferiores, y supo que era el momento.

Alzó la mano, y cruzó definitivamente aquella puerta.

EPISODE THIRTY-THREE
THEN ONLY FOR A MINUTE

— Qué desagradable — arrastró Chishiya, mirando a través de las cámaras detenidamente. Era un buen escondite, además de que podía buscar a Minhee sin tener que romper el pacto de no seguirla—. ¿Todo esto solo por sobrevivir?

— Así no van a encontrar a la bruja — negó Kuina, sin despegar la mirada de las pantallas que retransmitían la matanza en directo bajo un leve filtro azulado.

— Podrías ser tú, Kuina — sugirió Chishiya. Ahn había dicho que podría ser turbio aquel final de juego que había planeado en apenas minutos, y la idea de tal vez matar a Kuina no se descartaba del todo. No le importaba realmente.

— Lo mismo te digo — espetó. El rubio rio—. Aunque, ¿no has pensado en la posibilidad de que sea Ahn?

— En absoluto — negó Chishiya, sin inmutarse—. ¿Acaso crees que Minhee se arriesgaría a mancharse de sangre?