𝗣𝗛𝗢𝗕𝗜𝗔 ━ 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘐𝘯 𝘉𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥

EPISODE SEVENTEEN

Suspiró con tristeza, apoyándose en la puerta cerrada de su cuarto y recordando la escena anterior. Sentía tanta frustración, tanta rabia, tanto odio... Niragi no merecía más que recibir el mismo sufrimiento causado a todas aquellas mujeres que parecían seguir un mismo esquema físico. Limpió sus mejillas, acercándose al espejo de su cuarto y mirando su propio reflejo en él.

Su mayor error había sido hacerse aquel flequillo recto, y dejar que aquel psicópata la viera entre la multitud. Rozó las puntas mal cortadas de su cabello corto con pena, extrañando su larga melena negra y lisa, y recordando a la perfección como Niragi había cortado con furia su pelo hasta la altura de los hombros y después la había mirado con unos ojos que no parecían ser suyos.

Al igual que ella, otras quince chicas habían acabado sufriendo a manos del Paramilitar, con el pelo a la altura de los hombros, o golpeadas debido a la furia que se desataba en el hombre cuando parecía caer en cuenta que ninguna de ellas era a quien buscaba ver desesperadamente.

Ahn Minhee no tenía el pelo negro, tampoco flequillo y mucho menos era alta. Lo único que parecía cercana a la descripción repetitiva era que poseía poco pecho, y ojos claros, solo que tiraban más a una tonalidad dorada.

Abriendo la puerta del armario, anotó en un post-it nuevo lo que había descubierto esa mañana, apretando el bolígrafo con rabia entre sus dedos.

EPISODE SEVENTEEN
DOCTOR

Le molestaba la idea de tener que perturbar el sueño de la extranjera, pero estaba comenzando a atardecer y ese mismo día su visado acababa. Si era necesario, iría con ella al juego aunque le regañaran por ello, igualmente tener la aprobación de esa gente era el último de sus problemas. Suspiró, sentado al borde de la cama mientras Minhee escondía su rostro en la almohada durmiendo plácidamente después de haber llorado en la bañera.

— Minhee — llamó primero hablando, sin querer tocarla directamente—. Minhee, despierta. Minhee.

Al parecer la chica tenía sueño ligero o estaba en guardia aún, porque incorporó la cabeza con los ojos medio cerrados y algo hinchados tanto por el sueño como por las lágrimas. Las puntas de su cabello estaban algo húmedas y había una pequeña humedad en la almohada, pero estaba ya completamente seca gracias al calor del verano.

— Chishiya — dijo, incorporándose y mirando su cuerpo un momento inconscientemente. Se había cambiado de bañador, y aunque hubiera sido algo incómodo había ayudado a la coreana a abrochar correctamente su parte superior debido al temblor de sus manos—. ¿Qué haces aquí?

Tal vez, su cabeza la había hecho olvidarlo debido a la agitación que tenía. Tal vez sólo quedaría en un mal recuerdo.

— Debes ir a jugar — se tensó de golpe, haciendo una mueca—. Iré contigo.

— ¿Es tu último día de visado? — asintió, mintiendo—. No quiero jugar.

— Si no haces morirás a las doce — recordó, apartándose para que se levantara mirando el suelo fijamente—. ¿Estás... bien?