[ 𝙋𝙃𝙊𝘽𝙄𝘼 ] 𝘵𝘦𝘮𝘰𝘳 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘴𝘰 𝘦 𝘪𝘳𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭, 𝘥𝘦 𝘤𝘢𝘳á𝘤𝘵𝘦𝘳 𝘦𝘯𝘧𝘦𝘳𝘮𝘪𝘻𝘰, 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢, 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘴𝘢 𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪ó𝘯.
Tokyo se vació en menos de un minuto tras el apag...
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Durante su segundo día sola, Minhee notó varias cosas. La primera, su piel alrededor de la herida era demasiado sensible, lo que causaba que las puntadas tuvieran que ser vigiladas más a detalle. Lo segundo, que en realidad no entendía nada acerca de los vínculos emocionales. Y la tercera, que nadie había saqueado ninguna biblioteca.
La sección de fantasía estaba algo consumida por plantas, pero pasó de largo hacia libros de ciencia. Por primera vez en años ignoró los libros de física y matemáticas, deteniéndose con unos guantes en la sección de medicina y psicología.
— Trastornos de la personalidad... —leyó, analizando la simple portada gris.
Sin detenerse a pensar en ello demasiado, se sentó en una mesa a leer.
EPISODE ELEVEN DOES IT HURT?
— ¡Niragi!
Arisu alzó la escopeta, aunque la reacción de Chishiya fue ir de inmediato hacia ella. Sus oídos pitaban, la vocecilla molesta se había convertido en gritos de angustia por estar tirada en el suelo y un nuevo dolor opacaba el de su anterior balazo.
— Maldita sea, Minhee — trató de ver el daño, pero la tela amarilla de su gran sudadera dificultaba la situación—. ¿De dónde sacas esta ropa del demonio?
— Cállate — se quejó cuando levantó bruscamente la tela clara, dejándola en una camiseta simple—. ¡Atacar por sorpresa es de cobardes, Niragi!
— Ha evitado tus puntos vitales — musitó Chishiya, rompiendo sin cuidado la sudadera para presionar la herida nueva. Ahogó un grito de dolor ante ese brusco movimiento—. Escúchame, Min —llamó, con una mirada seria—. No dejaré que mueras, ¿vale?
— ¡Ahora empecemos! — el moribundo militar estaba eufórico—. ¡Juguemos a matarnos! Ahora que volvemos a estar juntos, ¿qué otra cosa podemos hacer?
— No creí que lo dijeras en serio — refunfuñó, sintiéndose algo mareada—. Pero no pienso morirme dejando cosas pendientes —se incorporó como pudo a pesar del dolor en su hombro, siendo retenida por el teñido—. Si vas a odiarme por haber creado un plan, déjame al menos finalizarlo.
— Nos parecemos bastante —Niragi seguía con sus raros delirios—. Personas atípicas que no encajan en la sociedad. Somos escoria. Pero ansiamos más sentirnos vivos que la mayoría.
Tal vez fuera la pérdida de sangre, pero necesitaba discutirle aquello. Ella no era como él, ni como Arisu o Chishiya. Ellos tenían la opción de ser algo mejor, ellos podían tener amigos, relaciones y una familia. Ella jamás tendría eso porque era incapaz de comprometerse lo suficiente por su rechazo social. Como persona con TOC y sociopatía, estaba sentenciada a vivir en un rincón en cuarentena. Cualquier cosa que hiciera, dijera o pensara estaría mal a ojos del resto, aún si más personas habían llegado a hacerlo también. Nadie confiaba en ella, nadie se quedaba a su lado voluntariamente y probablemente no podría optar al trabajo que quisiera debido a su informe médico obligatorio.