EPISODE THREE

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Siempre lo supo, desde el primer instante en el que pisó esa tierra de caos y supervivencia: ella escalaría sobre cadáveres si era necesario para salir de ahí con éxito

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Siempre lo supo, desde el primer instante en el que pisó esa tierra de caos y supervivencia: ella escalaría sobre cadáveres si era necesario para salir de ahí con éxito.

El primer juego fue lo que necesitó para entender por completo la naturaleza salvaje en la que la obligaron a hundirse, aunque fue horas antes cuando supo que si ella estaba ahí, era por algún motivo. Debió haber sido elegida, elegida para crear algo grande y luchar por el poder. La fantasía del más fuerte, la utopía del poderoso. Y ella ansiaba el poder, la riqueza, el conocimiento. Desde un barrio pobre de Seúl siendo sentenciada a continuar con el fracaso familiar, Ahn Minhee supo que ella construiría su propio camino saltando por encima de cualquier moralidad.

No era hábil físicamente como Aguni, ni tenía un carisma arrollante como el Sombrerero, pero tenía algo que ellos no: ansias desesperadas de demostrar que podría resolver el rompecabezas. Su desesperación apenas se equiparaba a la suya, y no debido a la moralidad (ellos mataron con sus propias manos, engañaron), sino a una cuestión de fortaleza mental.

— Minhee, sé sincera conmigo.

Chishiya no fue el primero en pronunciar aquella frase con el pecho apretado. Su madre, su hermana menor, incluso sus terapeutas la repetían a menudo. Mentía por conveniencia, engañaba por beneficio y disfrutaba de las consecuencias asociadas. El TOC era su mayor debilidad, aunque era la máscara que cubría algo mayor, algo que no debía decir en voz alta.

— Estoy siendo sincera, señorita Kuroiro — aseguraba, mintiendo descaradamente—. ¿Por qué le mentiría?

Sin embargo, Kuroiro era más astuta de lo que parecía, y no tardó demasiado en anotar el diagnóstico compañero del TOC. Medicación, terapia y ojos sobre ella. Sus encargados de la universidad sabían eso, y la aislaron en una habitación individual. Si por el TOC ya creían que sería buena limpiadora, con aquel papel complementario la tacharon de loca y un peligro.

No la gustaba la medicación, las terapias la aburrían y mentir se hizo rutina. Por eso Borderland fue el escenario perfecto para su nueva obra. No solo no debía verse limitada por las ridículas normas sociales, sino que además ella misma podría ponerse en la cabeza de todo aquello hasta resolverlo. No quería quedarse allí junto a esa panda de imbéciles porque aún debía dejar su legado como física en el mundo real, pero sí podía hacer las cosas a su manera como tanto deseaba.

Para su mala suerte, sus tres primeros títeres fueron estúpidos, y la idiota de Shibuki se escapaba de sus intentos de control. Por eso se alegró de saber que habían muerto, porque alguien como Shibuki podría haber sido problemática a futuro, o Karube. Incluso ese débil y llorón Chota era más un lastre que una herramienta.

Ella tenía buen olfato, un buen instinto basado en su observación, análisis y rápido procesamiento. La habilidad de memorizar fue una bendición, pero la de razonar... un arma que fue dada a la persona equivocada. Cualquiera podría haber ignorado la presencia de Chishiya en el juego de picas, cualquiera menos ella. A sus pies descansaba un complicado arma, analizaba a todos de reojo y buscaba pasar desapercibido. Quedó encantada en cuanto él se acercó interesado levemente, y una vez el primer paso se dio fue fácil seguirle el juego hasta tenerle tras ella como un infalible compañero.

𝗣𝗛𝗢𝗕𝗜𝗔 ━ 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘐𝘯 𝘉𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora