EPISODE FOUR

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Mientras Minhee caminaba con firmeza hacia los barcos, todo tipo de planes se trazaban en su cabeza

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Mientras Minhee caminaba con firmeza hacia los barcos, todo tipo de planes se trazaban en su cabeza. Podría parecer un juego de suerte y azar, pero estaba segura de que si analizaba correctamente el pedazo de personalidad que había logrado captar de Daichi Tsunemori, podría averiguar en qué barco subiría para acabar con él.

Ella no eliminaría barco a barco, ella iría directamente a por el pez gordo. Cazar al rey (en este caso, reina), hundirle por completo y averiguar el verdadero motivo por el que alguien tan carismático había acabado como encargado de diamantes. Quería saber más, necesitaba saber más.

El grupo de personas que esperaban por ella se levantaron impacientes en cuanto la vieron llegar con el sombrero de marine. No les prestó en absoluto atención, prefiriendo analizar cada barco a detalle y comenzar a trazar mapas de posibles localizaciones.

— ¿Minhee?

Alguien la conocía, y eso no era bueno. Se giró de inmediato, cruzando miradas con una de las personas con quien menos esperó cruzarse. Un único ojo a la vista, envuelto en vendajes y con la carne completamente chamuscada. La tableta inteligente casi cae de sus manos cuando creyó ver al mismo demonio salido del infierno. Le había visto arder, le recordaba caer, podía sentir aún sus gritos perdiéndose por la distancia.

— ¿Por qué sigues vivo? — espetó, retrocediendo un paso y manteniendo la calma.

— Estoy igual de sorprendido que tú— la recorrió de pies a cabeza, sonriendo orgulloso al notar su debilidad física—. Parece que ni la muerte nos quiere, eh.

— Quién iba a quererte en el infierno, pedazo de escoria — no pudo controlar su lenguaje—. Te advierto ahora, Niragi...

— Guarda las garras, zorra, estoy aquí dispuesto a ganar — alzó las manos, cubiertas de aún más vendas—. Estaría encantado de resolver nuestra tensión fuera de aquí, después de ver a esa reinota caída.

— Reinota — rio por lo bajo una chica—. Me esperaba a una mujer, sinceramente...

Minhee no podía sentir menos interés por aquellas personas que estaban ahí, salvo por el chamuscado paramilitar. Le pondría en el barco más lejano, en el que fuera a ser hundido con mayor probabilidad. Si él no había muerto por el fuego, que muriera en el agua. Y si incluso así salía con vida, le enteraría vivo o dispararía. Era imposible que siguiera vivo después de todo eso, pero ahí estaba. Hierba mala nunca muere.

— Bien, soy Minhee y la Capitana de esta flota — señaló los barcos—. Estoy encargada de la victoria, y lo haré porque ese tío me ha caído mal. Debemos distribuirnos en los barcos, y averiguar la localización de los barcos de Daichi.

— Eres una cría, qué sabrás tú de la guerra en el mar — alzó la voz un hombre al fondo.

Hubo una extraña interferencia en una de las pantallas de su área de jugadores, y el rostro sonriente de Daichi apareció. Tras él había más gente, los cuales saludaron a la cámara vestidos de la misma manera ridícula. Minhee ya comenzaba a tener algo personal con el juego en general.

𝗣𝗛𝗢𝗕𝗜𝗔 ━ 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘐𝘯 𝘉𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora