[ 𝙋𝙃𝙊𝘽𝙄𝘼 ] 𝘵𝘦𝘮𝘰𝘳 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘴𝘰 𝘦 𝘪𝘳𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭, 𝘥𝘦 𝘤𝘢𝘳á𝘤𝘵𝘦𝘳 𝘦𝘯𝘧𝘦𝘳𝘮𝘪𝘻𝘰, 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢, 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘴𝘢 𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪ó𝘯.
Tokyo se vació en menos de un minuto tras el apag...
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De todos los viajes que había hecho, ese era definitivamente uno de los más incómodos. Cada cierto tiempo Ann la lanzaba una mirada, los dos amigos que iban de piloto y copiloto habían puesto una de las canciones más horrorosas que había escuchado en su vida en bucle con la excusa de que parecía la banda sonora de una peli de acción y Chishiya mantenía su pose relajada como si nada.
— Esto... Ahn — llamó Ann. Se inclinó hacia delante ligeramente, siendo sujeta disimuladamente por la chaqueta por la mano de Chishiya cuando el conductor pegó un frenazo al haberse asustado con una bolsa de basura en plena carretera—. ¿Te encuentras bien?
Los rumores se habían estado corriendo por ahí. Por supuesto Ann sabía que Niragi iría hacia ella cual animal hambriento, y aunque la dio esa advertencia vaga, sabía que estaba teniendo remordimientos al no haber especificado que tenía ya la soga alrededor del cuello y a Niragi esperando para empujarla de la silla.
— Perfectamente — expresó, con un tono duro. Chishiya mantenía una de sus manos en el bolsillo de su sudadera, y otra sosteniendo disimuladamente el dobladillo de su camisa, la cual él había señalado como horrenda—. Gracias por tu preocupación, Rizuna-ssi, aunque siento cierta curiosidad sobre como tan solo Niragi parece suponerme la tan mencionada amenaza de la que me advertiste — volvió a su posición inicial, mientras Chishiya se escondía tras un par de mechones rubios para controlar su gesto—. Uhm, la Playa parece tener tantos secretos... ¿No crees, Chishiya?
— Más de los que crees, Minhee — asintió—. Nadie aquí tiene las manos limpias.
Definitivamente Ann había captado el tono de Ahn y Chishiya.
— Yo sí — saltó el copiloto, siendo golpeado de inmediato por su amigo bajo la orden de no romper ese ambiente de Netflix.
EPISODEEIGHTEEN CHESS
A medida que se acercaban al lugar que los carteles y focos indicaban, su miedo y ganas de llorar aumentaban por segundos. Sentía que jamás podría adaptarse a esto como muchos lo hacían y por eso se negó a bajar del coche cuando aparcaron. Sus labios temblaban igual que sus piernas y manos, las lágrimas se habían acumulado en sus ojos cargados de temor e inseguridad y su pecho se oprimía al pensar en las posibilidades de no poder salir de ahí de vuelta. Su vida tenía en ese momento una cuenta atrás, y dependía de si cruzaba esa línea entre el peligro o la muerte segura por su ausencia de tiempo.
Chishiya lo notó, y se asomó por la ventanilla del coche, estando bajada como había indicado a la castaña que hiciera. Su miedo era palpable, y eso solo causó que quisiera dar la vuelta con ella y huir a un lugar lejos de ese peligro. Lastimosamente, su visado tenía como fecha límite esa misma noche, y prefería tener que verla llorar o encogerse de miedo que tenerla a sus pies con un agujero en la frente.
— Hey, Minhee — llamó. Ella suspiró, mirándole sin decir nada. Igualmente, la entendió perfectamente—. Tus porcentajes de victoria aumentan conmigo aquí, es solo un juego y volveremos.