[ 𝙋𝙃𝙊𝘽𝙄𝘼 ] 𝘵𝘦𝘮𝘰𝘳 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘴𝘰 𝘦 𝘪𝘳𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭, 𝘥𝘦 𝘤𝘢𝘳á𝘤𝘵𝘦𝘳 𝘦𝘯𝘧𝘦𝘳𝘮𝘪𝘻𝘰, 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢, 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘴𝘢 𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪ó𝘯.
Tokyo se vació en menos de un minuto tras el apag...
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En la lista de lugares en los que jamás entraría voluntariamente de Minhee, en un top bastante alto estaba la cárcel. Para ella era un lugar grotesco, sucio, lleno de gente que no merecía su atención. Sus padres creían que algún día acabaría ahí por sus trastornos, pero ella sabía que era imposible. Tal vez si la jugaban al volver al Tokyo real podría estar en problemas, pero había llegado a la conclusión de que lo ocurrido en Borderland se quedaría en Borderland. O eso había concluido de su breve charla con Daichi Tsunemori.
Para que el juego de ese lugar de mierda diera comienzo debía completarse el cupo, y ese cupo era de veinte jugadores. No se molestó en aparentar interés por ninguno de ellos, así que simplemente desinfectó un trozo de suelo ante la mirada incrédula de todos y se sentó sin más. No iba a tocar ese sitio asqueroso, y agradecía haber pasado por una casa para robar todo su armario de limpieza. Incluso se había permitido ponerse ropa ajena ya que su camisa estaba manchada de sangre, y ahora llevaba una simple camiseta blanca que revelaba aún así su herida sangrante.
No habría entrado a un juego hasta que al menos hubiera descansado, pero la incesante persecución del rey y el enfado tras su breve encuentro con una indeseable la habían hecho meterse sin dudarlo en el primer juego que había visto y que sabía que podría superar. El rey de diamantes estaba demasiado lejos para ella, y sospechaba que en el Jack podría encontrarse a Chishiya. Quería evitar eso por el momento.
— Debe ser una mala broma del destino.
Quiso desangrarse ahí mismo al escuchar esa voz tan familiar.
EPISODE SIX LET'S BE FRIENDS
El sol caía lentamente, otorgando a las calles vacías y cubiertas de vegetación una suave tonalidad anaranjada. A Minhee no dejaba de sorprenderla como de un día a otro todo se vio atrapado por enormes enredaderas, y creía haber visto incluso venados y conejos libres por las calles. El bosque se adentraba en la ciudad a un ritmo nada normal, algo que anotó en su cuaderno para investigar con más detalle. En algún punto llegó a mencionar la relatividad y dilatación temporal, y por como el mundo parecía ir más rápido de lo que debería, no descartaba nada.
Con unos guantes que había sacado de una casa en la que se había colado (todo era de todos allí), había tomado muestras de plantas y las había guardado en una macetita que cargaba en su mochila aislada en una bolsa. Debía analizar el crecimiento de la flora para así poder concluir qué estaba pasando.
Con la mirada fija en el Zeppelin de picas más peligroso, aceleró el paso cuanto pudo. Se acercaba por el oeste, y su única escapatoria era el juego de corazones que se alzaba un par de edificios más al norte.
Sabía que tenía fiebre, una herida abierta y más problemas de los que debía tener según sus planes. Si Chishiya no hubiera sido un sentimental impulsivo, ella no estaría herida, no estaría sola y no estaría con un pie cruzando la línea entre la vida y la muerte. ¿Dónde estaría en ese momento? ¿Jugando? ¿Escondiéndose? ¿Vagando por ahí? En algún punto se encontrarían, de eso estaba segura, y no volvería a dejarla sola.
