𝗣𝗛𝗢𝗕𝗜𝗔 ━ 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘐𝘯 𝘉𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥

EPISODE TEN

Su primera noche en la Playa fue una basura. Según su reloj, eran las cuatro de la mañana cuando finalmente se decidió por dormir tras colocar sus cosas y limpiar todo varias veces, pero justo cuando estaba ya metiéndose entre las sábanas, comenzó a escuchar ruido de gente.

Paranoica, se levantó de golpe y arrastró la mesita de noche hasta la puerta, haciendo de cerrojo provisional hasta que lograra crear algo que lo sustituyera sin que se dieran cuenta para evitar problemas con el tipo cosplayer de Alicia en el País de las Maravillas.

Volvió a meterse en la cama, encogiéndose y tan solo mostrando sus ojos bajo la sábana, juzgando intensamente a las personas que hacían tanto ruido a esa hora.

— Los odio a todos.

EPISODE TEN
CRY BABY

Sabía que era de día, su cuerpo estaba casi programado para despertar inmediatamente que la luz llenaba la habitación o se escuchaba el mínimo sonido de una de sus muchas alarmas de a lo largo del día. Una alarma para el desayuno, una alarma para cepillarse los dientes, una alarma para ir al trabajo, una alarma para estudiar... Se sentía extraño haber despertado por tanta cantidad de luz y no una de sus alarmas, pero estaba tan descansada que se permitió quedarse un ratito más abrazada por el calor de las mantas.

Hasta que alguien llamó a la puerta. Su relajación se fue de inmediato, y salió pitando de la cama para corretear en silencio hasta la puerta. El pequeño agujero del no-pomo podía servirla como mirilla, pero no debía acercarse demasiado o sería descubierta.

A paso lento y de puntillas, se acercó lo suficiente para ver los pantalones cortos de una mujer esperando fuera. No conocía a nadie más que Chishiya que pudiera ir a buscarla, y de inmediato comenzó a pensar que habían cambiado de opinión respecto a tenerla ahí y ahora iba a morir.

— ¿Ahn, estás ahí? — llamó de nuevo. Era una mujer, definitivamente, y su voz la resultaba conocida.

Dudó, pero finalmente apartó la mesita evitando provocar demasiado ruido y abrió la puerta con lentitud. Entrecerró los ojos con desconfianza al encontrarse a una mujer de postura firme y esbelta cargando una pequeña caja tras la puerta. Estaba maquillada, resaltando más que nada sus llamativos labios rojos, y sobre su cabello había unas gafas de sol. La recordó, ella estaba en la Junta de cosplayers drogadictos. ¿Sería la Reina Blanca, o la Roja?

— ¿Quién eres? — directa al punto.

La mujer se sorprendió un poco al ser recibida así, pero no hizo más que sonreír ligeramente.

— Me llamo Ann Rizuna — se presentó—. Venía a disculparme por lo ocurrido anoche, y darte unas cosas como bienvenida.

Asintió, y como si fuera un guardia de seguridad en una discoteca, la dejó pasar mirando a los lados de los pasillos en busca de alguien más que ellas dos. Despejado.