Capítulo 37 - Papá a la fuga.

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— ¿Es siempre así? — pregunté mientras nos dejábamos caer sobre un muro bajo tras alejarse varias calles.

Harry parecía seguir bastante furioso, no solo se habían metido con el durante todo el verano sino que también había tenido que oír como habían puesto a parir a sus padres, diciendo cosas que estaban muy lejos de la verdad.

— No te haces una idea — dijo Harry después de un rato.

— Mira Harry, puede que no seamos iguales, y esta claro que no hemos tenido las mismas vivencias, pero nadie se merece un trato así, lo que te hacen tus tíos... — Comencé a decir, todavía cabreada tras ver lo ocurrido hacia un momento — Hablaré con mi madre, ella es tu madrina, seguro que prepara un dormitorio para ti.

— Espera ¿Tu madre es mi madrina? — preguntó Harry sorprendido.

— ¿No te lo había dicho? Pensaba que si — dije, sonriéndole para quitarle peso a todo lo ocurrido — Mi madre y la tuya eran muy amigas, se conocieron en Hogwarts. De hecho, tus padres eran mis padrinos.

— ¿Mis padres? — pregunto Harry.

— Ajá — afirme — Yo tenía apenas tres años cuando todo ocurrió y solo tengo vagos recuerdos... Siento que Voldemort les matara.

— Ya... gracias supongo... — dijo Harry para mirar alrededor — Y ¿Ahora que hacemos?

— Creo que deberíamos ir al caldero chorreante, mañana hemos quedado en el callejón Diagon y podríamos quedarnos en alguna habitacion de alli, desde aquí no se llegar a mi casa, bueno... ni a Londres — Le respondí, rascándome la cabeza.

— ¿Cómo que no sabes llegar? ¿Y como has llegado hasta aquí? — pregunto Harry con cara de no entender como se me había ocurrido lanzarme a la aventura sin plan de vuelta.

— Convencí a un chico muggle con mi indudable encanto y belleza para que me guiara hasta casa de tus tios, esperaba tener la misma suerte a la vuelta, aunque lo dudo mucho — dije mirando los alrededores en los que no se podía ver ni a un alma.

— Eris — me llamó Harry, haciendo que lo mirará.

Se veía alicaído, mirando su varita con tristeza.

— ¿Qué pasa? — le dije sonriéndole y dándole un leve empujón con el hombro.

— ¿Crees que me expulsaran por hinchar a la tía Marge? — preguntó Harry, bastante triste con la idea de no volver a Hogwarts.

— Lo dudo mucho, ha sido un accidente ¡Ni siquiera tenías a mano una varita! Además, podemos decir que he sido yo si tanto te preocupa, nos inventaremos una leve mentira que cubra la verdad total y volveremos a Hogwarts dentro de poco — le dije, sonriéndole y revolviéndole el pelo.

Entonces, como si algo le hubiera pinchado a Harry, se levanto y apunto con su varita al callejón oscuro que teníamos enfrente. Algo se movía ahí.

Me levanté y me puse delante de Harry, con la varita en alto.

— Lumos — murmuré, apuntando con la varita hacía el callejón.

Ahí, ante ellos, apareció un gran perro con ojos grandes y brillantes.

Harry se echo hacia atrás, asustado. Tropezó con su baúl y la varita salio despedida y aterrizo junto a él en la acera.

— ¡Harry! — exclamé, dejando a mis espaldas al gran perro — ¿Estás bien? Era solo un perro, vaya trompazo te has pegado.

Le ayude a levantarse, dándole su varita justo cuando sonó un estruendo y saltamos a un lado para evitar ser atropellados, aunque nos quedamos ciegos con una intensa luz.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora