Capítulo 59 - Soy la mejor en pociones, pero esto no va a funcionar.

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Me estiré en la cama y miré hacia mi derecha al ver que el hueco aún estaba caliente, por lo que levanté la cabeza, irguiéndome con ayuda de los codos.

— ¿Café? — me preguntó Charlie, con la cadera apoyada en la pequeña cocina de la cabaña preconstruida que habían instalado allí mientras tuviera que quedarse.

— Si, por favor — dije levantándome de la cama y yendo hacia él, que me rodeó la cintura, arrinconándome contra la encimera de la cocina, y me dio un casto beso en los labios — Fred y George quieren que les haga una poción para hacerles unos meses mayor de lo que son, creen que eso esquivará la línea de edad de Dumbledore.

— Pero tu no lo crees — dijo Charlie sonriendo mientras me daba un beso en el cuello.

— No es que no lo crea, es que estoy segura de que saldrá fatal — dije riéndome cuando me hizo cosquillas con su respiración.

— Ojalá pudiera encerrarte en esta cabaña conmigo y obligarte a ir siempre vestida con una de mis camisetas y sin nada más — gruño.

— Llegará el día en que te canses de que te robé camisetas — le dije mientras le acariciaba la mejilla y el me besaba.

— Lo dudo — dijo contra mis labios — y aunque me duela decirlo, vas a llegar tarde.

— Y tus hermanos me matarán si no me ven en el Gran Comedor para el desayuno, les prometí que nos veríamos allí — dije con pesar.

— Dame mi beso de buenos días y prometeme que volverás cuando terminen las clases — me susurró Charlie, sonriendo contra mis labios.

— Te prometo que volveré para dormir contigo — le susurré, dándole un beso en los labios y luego en la nariz.

Cuando me dispuse a salir, ya aseada y vestida le di un cachete en el culo que hizo que se girara sobresaltado, haciendo que me riera.

— ¡Ey! ¡Ahora me toca a mí! — gritó desde la puerta de la cabaña mientras yo me alejaba riendo.

— ¡Quizá más tarde! — le grité riendo.

Estaba apunto de entrar al gran comedor cuando dos pares de brazos me cogieron en volandas y me arrastraron hasta la sala de los menesteres, que se abrieron y cerraron antes de que me soltaran.

— Ya puedes empezar a trabajar, cuñada — dijo Fred con autoridad.

— Quiero desayunar — ordené con los brazos en jarra.

— Menos mal que yo soy previsor — dijo George, que me dio un plato con tostadas de tomate.

— Sabes que te quiero más a ti que a Freddie, ¿verdad? — le dije a George, dándole un beso en la mejilla.

— ¡Eso no es justo! ¡Has llegado tarde! — protestó Fred, sentándose en una butaca de cuero refunfuñando.

— La vida no es justa, querido Freddie — dije mientras me ponía manos a la obra.

Estuve trabajando un par de horas hasta que la poción estuvo hecha y probada.

— Vale, ya está lista — comencé a decir, echando dos tomas en dos tubos de ensayo que cerré bien con su tapón de corcho — pero os delante de que no va a funcionar.

— Pero eres la mejor en pociones, seguro que funciona — dijo George.

— La poción funciona lo que no va a funcionar es vuestro plan, la magia de Dumbledore esta fuera de mi nivel — les dije.

— ¡Pero eres la mejor en pociones! — exclamó Fred — además nuestro plan es brillante.

— Soy la mejor en pociones, pero esto no va a funcionar, ya lo veréis, terminaréis en la enfermería porque la línea de edad alterará la poción, para un lado o para el otro — les dije mientras les entregaba la poción — pero mi parte del trabajo esta hecha, y he terminado la poción que me pedisteis para el proyecto de Sortilegios Weasley, creo que he conseguido potenciarla así que con menos cantidad se conseguirá el mismo efecto.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora