Los días pasaron volando bajo una rutina flexible.
Me despertaba cuando el sol, con su intensa luz anaranjada de la mañana, me deslumbraba tanto que era imposible seguir durmiendo. Siempre que eso ocurría me levantaba, desperezándome frente al balcón abierto desde el que podía ver el sol despuntar sobre el mar, que a esas horas solía estar tranquilo.
Iba al baño, me aseaba y me vestía con un bikini, unos pantalones cortos, un top y unas sandalias.
Al bajar desayunaba con Alex, el amigo de mamá, con su esposa, Sara, y con sus tres hijos, de los que me había hecho amiga nada más llegar.
Alex, Eric, Sofía y yo íbamos tras terminar el desayuno hasta la pequeña isla donde cultivaban las branquialgas en una moderna y pequeña lancha.
Allí nos recibía un pequeño muelle de madera, donde podías ver una pequeña fuente y varios invernaderos.
Sofía y Eric recogían las branquialgas en la orilla de la isla, en zonas delimitadas por redes y vallas de madera, mientras que Alex y yo íbamos a los invernaderos a recoger plantas más delicadas.
Al principio era Eric el que las recogía con Alex, hasta que un día me dejaron probar a mí y descubrieron que era mas precisa que él para hacerlo.
Volvíamos con los cultivos cosechados unas horas antes del medio día y lo llevábamos a la tienda, donde lo colocábamos en su sitio para después subir los seis a comer.
Por la tarde Eric, Sofía, Ana y yo nos íbamos a la playa, donde nos bañábamos, tomábamos el sol, jugábamos a las palas, un juego muggle que consistía en darle a una pequeña bola de goma con dos raquetas redondas, o nos tomábamos algo en el chiringuito de la playa, a veces hasta muy tarde, ya que cerraba a las seis de la mañana los viernes y sábados.
Era viernes por la noche, el último viernes antes de volver a casa antes de los mundiales, y estábamos los cuatro sentados en el chiringuito, bebiendo alcohol aprovechando que Eric ya tenía diecisiete años, ya que Sofía y yo los cumplíamos meses después de verano, ella en diciembre y yo en mayo del año siguiente.
Estaba emocionada ante la perspectiva de ir a los mundiales, pero me daba pena irme de este lugar, de dejar atrás el verano.
— Estas alicaída ¿Qué pasa? — Me preguntó Sofía, dándole un sorbo a su mojito de fresa.
— Estoy dividida, quero ir a los mundiales, pero no quiero irme de aquí — dije mientras mordía la pajita de mi propio mojito.
— Vas con la familia de tus mejores amigos y tu novio acampa al lado ¿no? — preguntó Ana a lo que asentí.
— ¡Sin padre! ¡Menuda fiesta! — exclamó Eric con emoción.
Fui a responder cuando Kan, que llevaba fuera de casa una semana se poso ante mi y dejo una carta.
Le acaricie y le di una chuche a lo que ella salió volando supuse que a su jaula a por agua y comida.
Sonreí. Era de Charlie.
— ¿De tu novio? — preguntó Sofía mirando por encima de mi hombro.
— No, no es de mi novio — respondí para abrir la carta y empezar a leerla.
"Querida Eris:
¡Dentro de poco son las finales de quidditch!
Pensé que no me darían vacaciones para esos días, pero me los han dado al final y estoy deseando ir con vosotros a las mundiales.
¿Quién crees que ganara? ¿Irlanda o Bulgaria? Yo desde luego iré con irlanda.
Espero que estes bien de la picadura de medusa ¡Estoy deseando que me cuentes como es aquello!
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Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]
FanfictionEris era aun pequeña cuando su padre fue encarcelado en Azkaban, y aunque su madre nunca había dejado de intentar demostrar su inocencia no tenía más pruebas que su palabra contra la de todos los demás. Lo único que a Eris le había quedado de su pad...