Capítulo 16 - Empecemos los preparativos.

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Cuando el tren paró Cedric y yo bajamos tranquilamente tras esperar que la mayoría saliera del tren, evitando la aglomeración de alumnos empujándose para salir del tren en el que llevábamos horas e ir a cenar al Gran Comedor.

Cedric me acercó a él, rodeándome los hombros con su brazo, mientras caminábamos hacia el carro tirado por thestrals invisibles.

Digo invisibles porque solo los que habían visto la muerte podía verlos.

— ¿Tienes ganas de la selección? — Me preguntó Cedric una vez sentados en uno de los últimos carruajes.

— La verdad es que sí, aunque tú verás más tiempo a mi hermana que yo, al fin y al cabo, estará en tu casa — dije con sorna.

— Elegirá Gryffindor, ya verás — Dijo Cedric, apretándome con su mano la rodilla.

Le sonreí con una sonrisa ladeada, sentándome a horcajadas sobre sus piernas.

Cedric posó sus manos en mi cintura, mientras yo pasaba mis manos por su cuello, acariciando el crecimiento de su cabello con la yema de los dedos.

— ¿Estás seguro? — Le pregunté en un susurro, rozando mis labios con los suyos.

Cedric trago saliva y me miró con intensidad.

Al no responderme le besé, acercándolo a mí con fuerza mientras él me apretaba contra sí, apretando mis caderas contra las suyas con una mano y acariciándome la espalda con la otra.

— Ya no estoy seguro ni de cómo me llamo — susurro Cedric entre besos, jadeando.

Cuando el carruaje paró nos separamos con desgana, ayudándonos el uno a otro a colocarnos la ropa y el cabello bien.

Cedric estaba arrebatador con los labios hinchados y rojos, los ojos brillantes, el cabello revuelto y la corbata torcida.

Me acerqué, besándole de nuevo.

Cedric me sonrió de lado, mirándome con fijeza.

— Me estás volviendo loco, Eris... — Susurró contra mis labios para darme un casto beso en la nariz y otro en los labios y separarse de mí, cogiéndome de la mano y ayudándome a bajar del carruaje.

La fresca brisa que corría por los terrenos de Hogwarts esa noche despejó mi mente y enfriaron mi cuerpo, que se había sobrecalentado en el viaje desde el tren.

Caminamos prácticamente en silencio hasta el castillo, dándonos un último beso al entrar al Gran comedor, dirigiéndonos cada uno a la mesa de su casa.

Cuando me senté entre los gemelos estos me miraron, interrogantes.

— ¿Qué has estado haciendo con Cedric? ¿Estás traicionando a Charlie? — preguntó Fred con picardía.

Le miré fijamente, enfadada.

— Sabes que no me hace gracia que sigas con lo de Charlie... — Respondí.

— Lo que tu digas, pero no me has respondido a lo que has estado haciendo con Cedric — Volvió a decir Fred, mirándome mientras levantaba y bajaba las cejas sucesivamente.

— Pues he hecho cosas — Respondí encogiéndome de hombros.

— ¿Cosas? — Preguntó George con picardía, dándome ambos codazos por los dos lados.

Me sonrojé hasta tal punto que estuve segura de que tenía hasta las orejas rojas.

— Cosas, y no voy a decir más — Respondí.

Al momento mi mirada se cruzó con la de Cedric, en la mesa cercana, que me sonrío con una de sus típicas sonrisas de lado.

Le sonreí y todo mi enfado desapareció como si nunca hubiera estado.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora