Capítulo 51 - ¡Pedazo de burra!

800 79 5
                                    


— Perdona el mordisco — le dijo mi padre a Ron — Reconozco que duele un poco.

— ¿Un poco? ¡Casi me arrancas la pierna! — dijo Ron, cojeando de la pierna y siendo ayudado por Harry y por Selene.

— Iba a por la rata — se defendió mi padre — Normalmente soy un perro muy cariñoso ¿verdad, cielo?

— Bueno, estuvo con nosotros en el callejón Diagon mientras tomábamos helados y no les mordió a Fred y George — respondí riéndome.

— ¿Ves? Más de una vez, James sugirió que hiciera mi cambio permanente — dijo mi padre — La cola no me importaba, pero las pulgas no las aguanto.

Salimos entre todos fuera del túnel, a los pies del sauce boxeador.

Había oscurecido mientras estábamos en la casa de los horrores y las nubes cubrían la luna que iluminaba esa zona nubosa.

Papá se alejó un poco para observar el castillo de Hogwarts, que se veía recortado sobre la oscuridad de la noche gracias a sus ventanas iluminadas.

Selene y yo nos acercamos, ella sujetándose el brazo contra el pecho.

— ¿Qué se siente al haber demostrado tu inocencia? — dije al ponerme a su lado.

— Bien — dijo aspirando el aire nocturno, menos desquiciado que un rato antes — Ha sido duro estar lejos de vosotras en ese lugar tan horrible.

— Le insistimos mucho a mamá para ir a verte, pero no nos dejo ir — dije, mirándolo fijamente.

— Incluso llegó a escaparse, pero mamá la encontró antes de que llegará a Azkaban — dijo Selene, riéndose.

— Fue cosa mía el que no fuerais, estaba desquiciado, como hace un momento — dijo mi padre, dándonos un abrazos a las dos — Espero que nunca sepáis lo que es estar en ese lugar...

— Tranquilo, no iremos a ese lugar nunca — dije, sonriéndole — el motivo para ir ya no está allí.

Papá nos miro conmovido y empezó a llorar, haciendo que se nos contagiara y empezáramos a llorar mientras sonreíamos.

— Ya verás cuando mamá se entere de que hemos pillado a Peter y que ha confesado — dijo Selene.

— Deberíamos mandarle una carta con una de las lechuzas para que reciba noticias cuanto antes — dije yo.

— Lo que deberíais es de ir a la enfermería — dijo mi padre — Selene, a la enfermería. Ahora.

— Pero papá... — dijo Selene, apretando lo labios.

— No, a la enfermería, tienes el brazo roto como minimo — dijo papá.

— Si me voy Eris también — dijo Selene de pronto.

— No seas cría, Selene — le dije, chasqueando la lengua.

— Eris tiene novio — le soltó de pronto a papá, que casi se rompe el cuello para girarse a mirarme.

— ¡Tu no tienes novio! ­— sentenció.

— Venga, papá, tengo dieciséis años — proteste.

— Llevan juntos desde primero — volvió a decir Selene.

— ¡Quieres callarte, pedazo de burra! — le espeté — ¡Le diré a Cedric que te ignore en las cenas!

— ¡Y yo le diré a tu novio que estás enamorada de Charlie y que no paras de mandarte cartas con él! ¡Le diré que escribiste en una carta que le querías pero que no se la enviaste y la tiraste a la basura! Y sí ¡vi la carta! — amenazó Selene.

— ¡Eso es mentira! — espeté con un dedo alzado.

— ¡Me lo ha dicho Fred! — dijo Selene a la defensiva.

— Sera... Maldito pelirrojo... — siseé — pienso meterle una bengala del doctor Filibuster por el culo en cuanto le vea... o mejor, a Percy y le diré a su madre que ha sido Fred.

— A veces me alegro de ser tu hermana y no tu enemiga... — dijo Selene, haciendo como si le diera un escalofrió.

Papá cortó la conversación cuando empezó a llorar de la risa.

— Nosotros podemos meterle por el culo una bengala a ese no novio tuyo ¿Cómo se llama? ¿Cedric? — dijo papá sonriendo con malicia.

— Papá... no empieces una guerra que no puedes ganar — dije sonriendo con orgullo — estás hablando con la que ha hecho que los profesores no anden por los pasillos.

— También inundó junto con sus amigos las mazmorras donde Snape da clases porque la ignoró durante una clase — añadió Selene.

— Nosotros fuimos los bromistas originales — dijo papá con orgullo — tu eres de segunda generación.

— ¡Pero eso no es justo! ¡Yo no tengo la culpa de nacer después! — proteste.

— ¿Sabéis? Ahora entiendo por que mamá decia que os parecíais tanto — dijo Selene de pronto, haciendo que papá y yo nos miráramos y luego la miráramos a ella — Hasta habláis igual.

— A ti te pasa lo mismo, pero con tu madre — le dijo papá, sonriéndole con cariño y apretándole la nariz.

— Nunca las cabrees a las dos — susurré.

— Venga, ya está bien — dijo papá riéndose — Venga, cielo, acompaña a tu hermana a la enfermería para que no este apretando los dientes de dolor.

— Si señor — respondí, saludando como un soldado para coger a mi hermana por el otro brazo — vamos, perla. Qué a saber como te has roto el brazo.

— ¡Harry y Hermione aterrizaron sobre mí! — explicó Selene a lo que empecé a reírme.

— ¡Pienso preguntarle a Harry como aterrizo sobre ti! — dije riéndome.

Cuando llegamos a la enfermería solo había dos chicos en camillas, uno de ellos estaba bebiéndose a la fuerza una poción que estaba dándole la señora Pomfrey.

— ¿Y vosotras que hacéis aquí? — preguntó la señora Pomfrey, mirándonos con desaprobación hasta que se fijo en como sujetaba Selene su brazo izquierdo.

— Se ha caído por las escaleras de las habitaciones y creo que se ha roto el brazo, así que he venido a acompañarla para que no anduviera sola por los pasillos en plena noche — respondí de forma natural.

La señora Pomfrey acostó en una cama a Selene y empezó a tratarla.

— Tendrás que quedarte un rato aquí — le dijo la señora Pomfrey a Selene para luego girarse y mirarme a mí — puede quedarse con su hermana hasta que le diga que puede irse, pero no pueden armar jaleo.

— Por supuesto, señora Pomfrey, gracias por atender a mi hermana — le dije con una sonrisa encantadora.

La señora Pomfrey me sonrió con cariño y se fue a dar el alta a los dos chicos que había en la sala, de forma que cuando Hermione y Ron llegaron a la enfermería con Harry desmayado solo estábamos nosotras dos.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora