Capítulo 20 - No te encariñes mucho con Cedric, mamá.

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La navidad se acercaba, siendo ya mediados de diciembre no faltaba mucho para volver a casa por navidad.

Esa mañana Fred, George y yo nos dedicamos a vaguear en el patio de Hogwarts, haciendo de vez en cuando muñecos de nieve, fuertes y batallas de bolas de nieve.

— ¿No te puedes quedar con nosotros estas navidades? Nosotros nos quedamos porque mis padres y Ginny se van a ver a Charlie a Rumanía — dijo George que llevaba nieve pegada al pelo después de una pequeña guerra de bolas de nieve que había ganado yo por goleada.

— Seguro que se va para escaparse y ver a Charlie — dijo Fred con una mirada de picardía.

— Muy gracioso Fred, pero no — dije echando una bocanada de aire que se condensó formando una espesa nube de vaho — Es solo que mi madre está sola y, bueno, no queremos que esté sola por navidad, ya sabes... mi padre en Azkaban y nosotras en Hogwarts, es la primera vez que está completamente sola desde... bueno... desde siempre supongo.

Los gemelos asintieron, entendiendo la situación.

— Pues entonces te esperaremos a que vuelvas — dijo George.

— Vamos a ver si podemos desbloquear alguno de los pasadizos que están bloqueados — dijo Fred que giró el cuello bruscamente, fijando la mirada en el profesor Quirrell que pasaba por el patio en ese preciso momento — ¿Estáis pensando lo mismo que yo?

— Siempre — dijimos George y yo al unísono sonriendo con malicia.

Nos escondimos detrás de uno de los fuertes que habíamos hecho con anterioridad y, formando bolas de nieve las hechicé para que persiguieran al profesor Quirrell y se estrellaran contra el turbante.

Empezamos a reírnos, sin poder evitarlo, mientras el profesor se giraba con el turbante torcido y miraba a todos lados.

— ¡We-Weas-Weasleys! ¡B-B-Black! ¡V-Va-Vais a-a R-Recibir un ca-castigo po-por esto! — exclamó el profesor tartamudeando — ¡Sa-salid!

— Bueno, limpiar los trofeos no es nada, ha merecido la pena — dije con tranquilidad al salir del despacho del profesor Quirrell, en el que se olía fuertemente a ajo.

— Tenemos que aprovechar antes de las vacaciones de navidad para gastar un par de bromas más — dijo Fred, a lo que George y yo asentimos.

El último sábado antes de volver a casa por navidad fuí sola a Hogsmeade con la intención de comprar regalos de navidad.

Después de estar toda la mañana recorriendo todas las tiendas posibles y de mirar catálogos con envíos por navidad me decanté por hacerles un kit de pociones para el bromista a los gemelos, junto con una caja grande llena de dulces. A mamá le compré un bonito collar en el que se podían meter fotos y en el que había mandado grabar un "Te queremos, mamá". A Selene le regalé varios discos de música muggle que quería desde hace tiempo, a Harry le regalé un estuche con remedios y pociones para su defensa o para gastar bromas junto con unos cuantos artículos de broma modificados para que los usara contra mi primo cuando se metiera con él, a Ron le regalé un juego nuevo de ajedrez mágico con los colores de la casa. Y a Cedric, con el que ya llevaba saliendo poco más de un año, le regalé una sudadera de su equipo de quidditch favorito y que siempre miraba al pasar por la tienda de artículos de quidditch.

Las vacaciones de navidad llegaron rápidamente y cuando llegó el día cogí una mochila amplificada donde había metido todo lo necesario para las vacaciones y bajé a esperar a Selene, aunque ella ya estaba allí.

Tras desayunar y despedirnos de nuestros amigos, nos dirigimos a la estación de Hogsmeade, desde donde saldría el tren que nos llevaría a Londres, donde mamá nos esperaba para volver a casa.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora