Capítulo 47 - Amortentia.

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Bajamos a nuestra doble clase de pociones con los de hufflepuff y me senté con Fred y George tras darle un beso a Cedric, que se sentaba en el bando de al lado.

Snape entró como de costumbre, con su capa ondeando al aire, cerrando de un portazo la puerta de la clase y colocándose frente a nosotros.

En su mesa había un caldero, del que salía humo.

—    Acercaos — dijo Snape secamente con su típico tono nasal.

Le hicimos caso y dejando nuestras cosas en nuestros sitios nos acercamos a su mesa.

—    ¿Alguien sabría decirme que poción es, Eris? — dijo Snape, haciendo que diera un bote y soltara la mano de Cedric — Acércate y huele.

—    Si, señor — le respondí, acercándome y aspirando el vapor de la poción.

Un intenso olor a papel quemado, madera y esencia de díctamo golpeó mi nariz e hizo que recordara a Charlie, haciendo que diera tres pasos atrás tapándome la boca con la mano, ya que se había quedado abierta de la sorpresa.

Me giré de golpe, mirando a los gemelos, luego volví a mirar la poción, con las cejas fruncidas y luego a Snape. No pude mirar a Cedric después de eso, no podía saberlo, nunca.

—    ¿Y bien? — insistió Snape, sonriendo con malicia, a lo que fruncí los labios.

—    Amortentia — respondí escuetamente, volviendo a donde había estado entre los gemelos.

—    Y ¿qué has olido? — preguntó Snape, sonriendo.

Me quedé callada, mirando de reojo a los gemelos, que averiguarían enseguida de quien hablaba, y luego miré de reojo a Cedric, que empezaba a mirarme con confusión.

Así que decidí mentir.

—    A lluvia, cerveza con mantequilla y menta — dije pensando en Cedric.

—    Algo decepcionante — dijo Snape.

—    ¿Has olido eso? — insistió Fred cuando nos sentamos en los bancos de nuestra casa a cenar tras la clase de pociones en la que estuve callada como un muerto.

—    Si — dije secamente.

—    Y por eso estas tan tensa, porque dices la verdad — dijo Fred — ¡Venga! Sabemos que mientes ¿Qué has olido?

—    No te lo puedo decir porque os vais a estar riendo de mi el resto de mi vida — espeté cabreada.

—    ¡Es Charlie! — gritó Fred con emoción — Seguro que olía a quemado ¿A que sí?

—    ¿Si te lo digo no diréis nada de esto a nadie? ¡Y mucho menos a Charlie, por el amor de dios! — exclamé apurada.

—    Trato hecho siempre y cuando me des la razon y admitas que seremos cuñados — dijo Fred.

—    No puedo decirte que seremos cuñados, tu hermano siempre ha dejado claro que era un cría — siseé enfadada.

—    Oh, venga ¿No dirás enserio que le creíste? Solo eran escusas para justificar el porque no podía sentir nada por ti cuando en verdad si lo sentía — dijo George, agitando la mano.

Apreté los labios mientras sentía que se me humedecían los ojos. Me levanté y me fui, casi tirando todo lo que había en mi zona de la mesa y arrollando a un chico de Ravenclaw por el camino.

—    ¡Black! ¡No puedes huir de tus sentimientos para siempre! — gritó Fred, riéndose.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora