Capítulo 52 - La pluma de Buckbeak.

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Vimos entrar a Hermione y Ron, al que acostaron en la camilla que estaba a mi derecha, con un Harry inconsciente.

Hermione se acercó a nosotras corriendo, con preocupación y mirándonos con pena.

Al llegar a nuestra cama nos miró, abriendo y cerrando la boca sin saber cómo decir lo que queria decirnos.

— ¡Venga Hermione, no tenemos toda la noche! ¡¿Qué ha pasado?! — le dije nerviosa, mirando a Harry con preocupación — ¿Qué le ha pasado a Harry? ¿Y dónde está mi padre?

— Es que... salió la luna, el profesor Lupin se transformó y tu padre se convirtió en perro mientras Peter huía y Snape nos sacaba de ahí, pero Harry siguió a Sirius y... y han atrapado a tu padre. Lo siento, lo siento mucho por vosotras. Sin Peter no... Sin Peter vuestro padre... — empezó a decir, sin saber cómo terminar la frase, angustiada.

— Sin Peter no tenemos pruebas de que nuestro padre es inocente y los únicos que sabemos la verdad son 5 estudiantes, de los cuales dos son sus hijas, y uno de sus mejores amigos que ademas es un hombre lobo, algo que no está muy bien visto en el mundo mágico — dije sin más.

Me sentía vacía, como si alguien me hubiera cogido de los tobillos y todas mis emociones y sentimientos se hubieran desparramado por el suelo, filtrándose en él y perdiéndose para siempre. Y aún así mi cabeza iba a cien por hora, haciéndose preguntas, recordando cosas del pasado y de ahora, recordando los meses que siguieron al arresto de mi padre y lo que era ser tratada como asesinas.

— Pero pueden ver nuestros recuerdos en un pensadero — dijo Selene de pronto.

La miré y negué con la cabeza.

— Los recuerdos pueden ser alterados si el mago o la bruja tiene la destreza o fuerza suficiente. No es una prueba valida — respondí escuetamente.

— ¡Pues que nos den el suero de la verdad! — volvió a decir, a lo que volví a negar.

— Pasa lo mismo con el veritaserum — le dije — No tenemos nada que pueda servir, solo somos críos, no nos van a hacer caso.

— ¡Gracias por darnos esperanzas de que esto se solucionara! — me dijo Selene mirándome mal.

— ¡Tú no lo entiendes! ¡Solo eras un bebé cuando esto pasó y no le recuerdas! Es como si te hubieras criado sin padre, como si nunca lo hubieras tenido — exclamé mientras sentía como las lágrimas descendían por mi rostro — pero yo si lo recordaba, todo este tiempo he sentido lo que es echarle de menos y recordar cómo era todo antes de que esto pasara. Recuerdo jugar en el jardín, recuerdo darle vueltas a las hamburguesas en el jardín de casa con ayuda de mi padrino ¡Y lo perdí! ¡Lo perdí y ahora que lo había recuperado y que tenía la esperanza de volver a sentirme como antes me lo han vuelto a quitar! ¡No lo sabes! ¡Estoy harta de ser la fuerte! ¡Estoy harta de hacer como si nada me afectara! ¡Estoy harta de que tengamos que ser las malas de la historia de un estúpido que ha decidido que las cosas tienen que ser así, aunque no tenga más pruebas que un dedo que un estúpido se quitó! Y sobre todo estoy harta de ser siempre la que sale perdiendo.

Sentía que mi cabeza iba a mil por hora. Pensé en que no volvería a ver a mi padre, en que tendría que decirle a mamá que por un momento papá fue libre pero que ese momento se nos escapo de entre los dedos, que papá no volvería y que nada volvería a ser como antes.

Sentí que había vuelto a perder.

Sentí que me faltaba el aire, que mi cuerpo estallaba en llamas y que hasta el tacto de la ropa me agobiaba.

Y deseaba arrancar todo lo que me tocara mientras se me formaba un nudo en la garganta y la presión que sentía en el pecho crecía con cada latido, con cada respiración.

Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora