Dumbledore nos miró afablemente antes de dirigir su mirada a la profesora McGonagall.
— ¿Sabes, Minerva? — dijo Dumbledore, pensativo — creo que esto se merece un buen banquete. ¿Te puedo pedir que vayas a avisar a los de la cocina?
— Bien — dijo McGonagall, yendo hacia la puerta — te dejaré para que ajustes cuentas con Potter, Weasley y Black.
— Eso es — dijo Dumbledore.
McGonagall salió y Harry, Ron y yo nos miramos antes de mirar a Dumbledore sin saber muy bien que venía a continuación. ¿Nos iban a castigar? ¿A expulsar? ¡¿Qué iban a hacer?!
— Creo recordar que os dije que tendría que expulsaros si volvíais a quebrantar alguna norma del colegio — le dijo Dumbledore a Harry y a Ron antes de mirarme a través de sus gafas de media luna con sus cristalinos ojos — En cuanto a usted, señorita Black, no se cuantas veces se le ha castigado por quebrantarlas.
Ron abrió la boca, horrorizado, mientras que Harry y yo nos miramos con los labios apretados.
— Lo cual demuestra que todos tenemos que tragarnos nuestras palabras alguna vez — prosiguió Dumbledore, sonriéndonos — Recibiréis los tres el Premio por Servicios Especiales al Colegio y... veamos..., sí, creo que doscientos puntos para Gryffindor para cada uno.
Creo que mi si alguien me viera en este momento, con la boca abierta y cara de tontaina, pensaría que tengo un problema mental bastante grave. Por otro lado, Ron estaba tan rosa como las flores que había puesto Lockhart en San Valentín y a Harry parecía que se le iban a salir los ojos de la cara.
— Una cosa más, me alegraría nombrarla prefecta el año que viene, y aunque se que sus amigos y usted no quieren tales honores, no pienso preguntarle si le parece bien, tómeselo como una recompensa y un castigo a la vez — dijo Dumbledore mirándome sonriente — o bien como una nueva aventura. Por otro lado, hay alguien que parece que no dice nada sobre su participación en la peligrosa aventura ¿Por qué esa modestia, Gilderoy?
Todos dieron un respingo, mirando al profesor que por un momento habían olvidado. Estaba sentado en un rincón del despacho, con una vaga sonrisa y cuando Dumbledore se dirigió a él lo miró con indiferencia.
— Profesor Dumbledore, hubo un accidente en la Cámara de los Secretos. El profesor Lockhart... — empezó Ron, siendo interrumpido por Lockhart.
— ¿Soy profesor? — preguntó Lockhart sorprendido — ¡Dios mío! Supongo que seré un inútil ¿no?
— Intentó hacer un embrujo desmemorizante con la varita de Ron, que como sabe se rompió a principios de año cuando chocaron con el sauce boxeador y que desde entonces le ha estado dando problemas. El caso es que al final se embrujó a sí mismo — Expliqué mientras miraba a Lockhart, que escuchaba atentamente.
— Hay que ver — dijo Dumbledore, moviendo la cabeza — ¡herido con su propia espada, Gilderoy!
— ¿Espada? — preguntó Lockhart, confuso — No, no tengo espada. Pero este chico sí tiene una. Él se la podrá prestar — dijo señalando a Harry.
— ¿Os importaría llevar también al profesor Lockhart a la enfermería? Quisiera tener unas palabras con Harry — dijo Dumbledore mirándonos a Ron y a mí, que nos encaminamos hacia Lockhart — Antes de irse, señorita Black, creo que se le olvida algo.
Y dicho eso movió su mano con una floritura, haciendo aparecer un pin en mi pecho en el que se leía claramente "prefecta".
Le sonreí con cortesía y cogí del brazo a Lockhart, guiándolo fuera mientras le echaba un último vistazo a Harry.
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Legado de dos rebeldes: Eris [Con Charlie Weasley]
FanfictionEris era aun pequeña cuando su padre fue encarcelado en Azkaban, y aunque su madre nunca había dejado de intentar demostrar su inocencia no tenía más pruebas que su palabra contra la de todos los demás. Lo único que a Eris le había quedado de su pad...