Jaque mate.

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Lisa nunca había estado ni cerca de ser una experta en el tema de la socialización, no entendía muy bien como las personas establecían un tema de conversación apenas conocerse, aquello no tenía mucho sentido en su cabeza.

Normalmente las personas que querían hablar con ella se le acercaban personalmente y comenzaban a hacer un montón de preguntas sin sentido para romper el hielo. Los demás no lo sabían, pero aquello no funcionaba del todo bien.

El coeficiente intelectual de la chica siempre había sido lo suficientemente alto como para notar que las preguntas que solían hacerle no tenían ni siquiera un poquito de lógica, sin embargo, ella apreciaba el esfuerzo y de vez en cuando intentaba entablar una conversación con la persona que quisiese llevarse bien con ella.

—Sólo ve y preséntate,— Sugirió el rubio —quizá es agradable.

¿Jackson Wang era buena gente? En realidad no estaba ni cerca de serlo, pero por supuesto, ellos no tenían ni idea de que tan especial era la actitud de aquel chico. Jackson siempre había sido un chico solitario, jamás había sido fanático de las amistades. Era extremadamente extraño que sus padres estuvieran en casa, así que se había acostumbrado a pasar el día solo.

No era una mala persona, pero su actitud era lo suficientemente irritante como para lograr que los chicos de su instituto lo golpearan a diario. No se consideraba un nerd, pero era un chico inteligente; muy inteligente. De hecho, él siempre se había considerado como un sujeto superior a las personas que lo rodeaban.

—¿Y si no?

Lisa tenía sus dudas respecto a la actitud que podría tomar el chico al verla. Sabía que era un fanático de la soledad, así que posiblemente no le agradaría la idea de que una desconocida entrase repentinamente a su habitación sólo para presentarse. Si él no salía de su habitación cuando había gente caminando por los pasillos era por algo; evidentemente a él no le interesaba en lo más mínimo conocer a los demás internos que lo acompañaban en su estadía en aquel enorme edificio.

—Bueno, quizá sea cómico ver como el sujeto te grita para que salgas de su habitación.

La chica frunció los labios.

—No me gusta que me griten.

El rubio rió por lo bajo.

Aún así sería cómico.

Pensó el chico mientras elevaba la comisura de sus labios, regalándole una simpática sonrisa a la menor.

—Vamos,— Incitó —no tienes nada que perder.

Yoongi tenía razón, si ella entraba a la habitación de Jackson en ese momento no tendría nada que perder, pues ni siquiera conocía al chico.

Ella asintió levemente mientras caminaba hacia aquella puerta de madera. Soltó un suspiro mientras giraba el pomo de la puerta y con un montón de dudas invadiéndola en ese momento se adentró a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas.

Lisa se sorprendió al notar que el joven no estaba en su camilla, pero se sorprendió aun más al notar que él tenía un escritorio en su habitación.

Había dos sillas, una de cada lado. Él estaba sentado en una de ellas, mirando fijamente el tablero de ajedrez que estaba colocado en el centro de aquel mueble de madera.

—¿Puedo jugar?

El chico se sobresaltó al escuchar aquella voz; nadie había entrado a su habitación además de los médicos y las enfermeras.

Se encogió de hombros.

Lisa inmediatamente se sentó en la silla que estaba frente al mayor. La posición del tablero indicaba que ella jugaría con las piezas negras.

La Chica En El Bosque //JENLISA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora