Sigiloso.

151 17 1
                                    

Jennie la había besado.

¿Cómo demonios podía sentirse mal en ese momento si Kim Jennie la había besado? Había dado su primer beso con la primera chica que le había gustado de verdad... no podía ni siquiera pensar en toda la mierda que le estaba sucediendo en esos días, no podía pensar en todos los problemas que la atormentaban día con día, lo único en lo que podía pensar en ese momento era en Jennie, sólo pensaba en ella y en el hecho de que acababan de besarse.

Sí, se habían besado hacía un par de minutos.

En ese momento, ambas chicas caminaban con sus manos entrelazadas sin ningún rumbo aparente. Jennie la había ayudado a levantarse; sus manos no se habían separado desde entonces.

—Está empezando a oscurecer.

La menor se encogió de hombros. En realidad no le importaba lo tarde que fuera, ella sólo quería pasar un poco más de tiempo con la chica.

Jennie no tenía ni idea de dónde se encontraban en ese momento, estaba comenzando a inquietarse... ¿Qué iba a pasar si Lisa le decía que tampoco sabía en dónde se encontraban?

—¿Sabes en dónde estamos?

La chica de piel pálida asintió levemente con la cabeza, Jennie soltó un suspiro en señal de alivio.

El sol se había ocultado, ambas chicas seguían caminando, no tenían planeado detenerse pronto, a las dos les gustaba sentir la cercanía de la otra, el hecho de que sus manos estuviesen unidas en ese momento les parecía la cosa más maravillosa del mundo entero; lo era.

La menor sonrió repentinamente en el momento justo en que se pudo escuchar claramente el sonido de la bocina de un tren. Una fuerte brisa de repente las golpeó a ambas, haciendo que el cabello se les alborotara por completo. Ambas sonrieron.

El tren comenzó a dejarlas atrás. Lisa no iba a permitir aquello.

—Sígueme.

Acto seguido, la menor soltó la mano de la castaña, echándose a correr detrás del tren, con la esperanza de poder alcanzarlo en algún momento.

Jennie abrió los ojos como platos segundos después de que la menor se haya echado a correr, la imitó.

El otoño de mi decimonoveno cumpleaños yo... estaré partiendo contigo.

El tren era rápido, pero... Lisa también lo era.

Jennie no sabía quién de las dos estaba más loca, si Lisa por correr de repente con el propósito de alcazar un tren en movimiento, o ella por estar tan enamorada que se echó a correr detrás de Lisa.

Quién sabe, quizá en esos momentos no se debía escuchar a la cabeza, sino al corazón.

—Vaya... eso sí que es rápido.— Susurró la chica intentando recuperar todo el aire que había perdido en aquella carrera.

En cuanto la castaña la alcanzó, no pudo seguir de pie. Se dejo caer cuidadosamente al suelo, no dejaba de jadear. Maldita sea, ella no estaba en las condiciones correctas para hacer ese tipo de cosas.

—Jennie, tienes que levantarte.

La menor utilizó un tono de voz suave.

Dicho eso, la chica tomó con fuerza la mano de Jennie obligándola a ponerse de pie.

—Gracias.— Susurró Jennie con la voz aún entrecortada.

—Sabes, no siempre voy a estar cerca para ayudarte.

La castaña frunció el ceño en señal de confusión ¿Por qué había dicho algo como eso?

Lisa sabía perfectamente que Jennie iba a desconcertarse con aquel comentario, pero esa era la razón por la cual lo había dicho en primer lugar. La castaña no tenía ni idea de los problemas por los cuales estaba pasando en esos momentos, ella no tenía ni idea de todo lo que Lisa se esforzaba solo para poder caminar, ella no tenía ni idea de que la morena en cualquier momento podría morir.

Mi batalla horrenda es por tu culpa. Mi obsesión con permanecer con vida también es por tu culpa. Tú me has apegado al tiempo que pase contigo.

Después de lo sucedido con el tren, ambas chicas siguieron caminando, ambas con las manos entrelazadas, sin tener siquiera una idea de quién las había estado observando todo ese tiempo.

Pero, ¿por qué culparlas? Si Jongin siempre había sido un chico lo suficientemente sigiloso como para evitar que las personas notaran su presencia.

¿Qué mierda estaba haciendo Lisa, su Lisa, con Kim Jennie? ¿Por qué ella la había besado? ¿Acaso ellas estaban saliendo?

Sintió que sus ojos comenzaron a humedecerse al pensar aquello.

Sin duda alguna, él había tardado demasiado en actuar, debió ser hombre y confesarle lo que sentía por ella desde el momento en que se dió cuenta del efecto que producía Lisa en él. Kai sólo había actuado como un completo estúpido en frente de la chica que siempre le había gustado.

La había golpeado, la había humillado, y lo peor de todo... la había lastimado.

Pero, él no hacía aquello porque se sintiese bien al lastimarla, para nada... él odiaba el hecho de tener que hacer llorar a la menor cada vez que la veía.

El jamás quiso humillarla, pero era la única solución que tenía.

Jongin siempre había sido el chico más popular del colegio, eso lo sabía perfectamente. Sabía que si comenzaba un rumor, todo el mundo lo creería y aquello comenzaría a esparcirse. Él fue el primero en decir que Lalisa Manoban era una chica extraña y que por esa razón nadie debía hablarle.

A diferencia de las otras personas a las que el castaño solía hundir, él en este caso no lo hacía por odio, todo lo contrario. Él hacía aquello sólo porque no quería que alguna otra persona se interesara en Lisa de la misma manera en la que él lo hacía.

Porque, si no actuaba rápidamente todos los chicos del colegio hubiesen caído muertos por ella. Era una chica linda, inteligente, y sobre todo talentosa. Él no quería que esto pasara... no quería que algún otro chico sintiera lo mismo que él sentía. Jongin simplemente no quería que Lisa estuviese con alguien más que no fuera él.

Pero, su plan no salió del todo bien. Choi Chanhee se había atrevido a ver aun más allá de los rumores que el castaño solía decir acerca de la chica de piel pálida. Chanhee fue el único chico que tuvo la inteligencia suficiente como para notar que todo había sido una farsa por parte de Jongin y que en realidad, la chica de hermosos ojos color avellana no era extraña, sino que era todo lo contrario a eso.

Evidentemente, la amistad entre ambos chicos se fue desmoronando con el paso del tempo. Kai no podía soportar el hecho de que su Lisa estuviese hablando con un chico que no fuse él, y no era cualquier chico, era su supuesto mejor amigo.

Un par de lágrimas lograron escaparse de los ojos del castaño.

La había perdido, se había dado el lujo de esperar aún cuando sabía perfectamente que no debía hacerlo, tenía que ir por ella, tenía que buscarla para así poder gritar a los cuatro vientos lo mucho que la quería, pero ya era tarde para eso.

Él sabía que la había perdido desde el momento en que le dio una lección en la cafetería. Después de ese día, ella desapareció y aunque le doliera admitirlo, él lloraba todas las noches debido a su ausencia... lloraba porque sabía que él había sido la razón por la cual Lisa se había roto.

Lisa simplemente dejó de asistir al instituto, él ya no sabía absolutamente nada de ella, intentaba hablar con Chanhee sólo para preguntarle si Lisa estaba bien; obviamente jamás consiguió una respuesta por parte de su antiguo mejor amigo.

Fue entonces cuando el chico rompió en llanto.

En ese momento, Kim Jongin lo entendió. Él debía aprender algo mucho más importante que ser sigiloso, él ahora debía aprender alguna manera para poder conquistar a la chica.

Si creían que él se iba a dejar ganar por Kim Jennie, estaban totalmente equivocados.

La Chica En El Bosque //JENLISA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora