Los enormes corredores del hospital estaban poco iluminados aquel día, el característico reloj de pared que se encontraba encima de una de las ventanas del salón de rehabilitación indicaba que eran las 02:26 am. Lisa había decidido salir a caminar porque aquella noche no consiguió conciliar el sueño.
Las noches en las que ella era incapaz de dormir, solía salir a dar una vuelta por el hospital sin importarle una mierda la hora que se marcara en el reloj; ella lo hacía porque siempre estaba lo suficientemente aburrida en su habitación como para querer abandonarla.
—Una chica tan bonita como tú no debería salir a esta hora.
Escuchó una voz masculina proveniente de una de las salas de espera.
Se giró sobre sus propios talones y efectivamente era un chico, el cual había llamado su atención. Su piel era un poco pálida, su cabello castaño hacía juego con la tonalidad de sus ojos.
Lisa pudo notar que era un sujeto atractivo, también que posiblemente era de su edad. Ella jamás había visto a ese sujeto, él no iba a rehabilitación, tampoco solía caminar por los pasillos. No había escuchado que alguien hablará de él alguna vez, pero era un interno al igual que ella. Lo supo porque llevaba la molesta bata de hospital que todas los pacientes eran obligados a usar apenas ingresaran al edificio.
—Quita esa expresión,— Rió —es como si hubieras visto un fantasma.
A decir verdad, Lisa en serio creía que estaba viendo a uno. Ella no podía pensar alguna otra cosa, pues nunca había visto a aquel chico merodeando por los pasillos... ni siquiera había escuchado que alguien lo mencionara o le hablara. Quizá acababa de ingresar.
O era un fan de la soledad, al igual que Jackson.
—¿Quién eres?
Una simpática sonrisa se pintó en el rostro del castaño.
—Bonita,— Comenzó a hablar. —llámame señor Bam.
Lisa no sabía si sería lo suficientemente correcto entablar una conversación con aquel chico. No lo conocía y tampoco era como que tuviera el interés de hacerlo... él se veía simpático, pero ella tenía un objetivo en ese momento.
Había quedado con Jackson, habían acordado que se reunirían en su habitación para saber que mierda tendrían que hacer para poder salir de aquel estúpido y claustrofóbico edificio.
—Y tú,— Habló mientras reía por lo bajo. —eres Lisa Manoban.
Los ojos de la chica se abrieron como platos al escuchar aquello. ¿Cómo sabía aquel chico su nombre?
Bueno, quizá no era un fantasma... posiblemente lo había visto antes. Lisa no ponía la atención suficiente a las personas que solían acompañarla a rehabilitación, o simplemente los demás internos que salían a caminar por las noches, así que era muy probable que el chico nunca se hubiese presentado personalmente con ella en el pasado, pero si sabía su nombre era por una razón.
—Las paredes me han dicho que piensas escapar junto con Jackson Wang.— Una risita escalofriante se escapo de los labios del castaño.
Fue entonces cuando en verdad comenzó a sentirse incómoda. En ese momento ella dudaba un montón acerca de la estabilidad mental de aquel chico, pues había notado con facilidad los movimientos y expresiones que estaba haciendo en ese momento.
Era un poco extraño.
—¿Quién te ha dicho eso?— Preguntó la chica mientras alzaba una de sus cejas.
El castaño sonrió ampliamente mientras se ponía de pie y se acercaba con seguridad a la chica de piel pálida.
Él no sabía muy bien que estaba haciendo en ese momento, pues sólo hacía lo que las voces en su cabeza le indicaban ¿Qué era lo que estaban diciendo? El chico no podía contar aquello, ellas lo atormentaban y si decía algo al respecto lo harían aún más hasta acabar con él.
—Las personas lo hacen.— Dijo mientras la miraba fijamente. —Tus ojos gritan lo que estas planeando.
Al escuchar aquello, Lisa no hizo más que retroceder un par de pasos definitivamente el chico no estaba haciendo nada más que intimidarla.
—Quiero que me ayudes,— Habló mientras reía por lo bajo. —estoy cansado de estar aquí... las paredes no dejan de gritarme.
La chica estuvo a punto de echarse a correr; no fue necesario. Sintió como una mano apretaba su hombro y la apartaba de aquel chico. Lisa se sorprendió un poco al notar que Jackson se había atrevido a salir de su habitación, pero se sorprendió aun más por el simple hecho de que él estuviera haciendo aquello.
—Bambam, detente.— Soltó con fastidio. —No haces más que intimidar a los demás.
El castaño frunció el ceño.
—No hablaba contigo.
Desde el ángulo en el que estaba, Lisa pudo notar que el tal Bambam era más alto y grande que Jackson, pero al parecer, al chico le importaba una mierda que el castaño pudiese lanzarlo con facilidad por una de las enormes ventanas del edificio.
—Regresa a tu puta habitación.— Consiguió decir entre dientes.
El castaño elevo la comisura de sus labios, formando una escalofriante sonrisa.
—Humanos,— Comenzó a hablar —se chocan con cada puerta que encuentran. Pulsan cada botón que ven. Se estiran y se agachan para conseguir sus objetivos. Toman las oportunidades con ambas manos. Pero, aún así no saben cómo volar y nunca lo sabrán.
Dicho eso, el castaño comenzó a caminar por el pasillo hasta desaparecer en la oscuridad del enorme corredor.
—Ese sujeto tiene varios tornillos sueltos.— Habló Jackson. —Tines que ignorarlo cada vez que intente hablarte.
La chica asintió rápidamente mientras seguía a Jackson hasta su habitación.
Sí, el sujeto llamado Bambam estaba un poco desquiciado. Los internos le habían puesto un apodo; cuervo.
Decidieron llamarlo así por una razón; cuando él se interesaba en alguien, lo seguía hasta que se rindiera. Los internos sabían perfectamente que no debían hablar mucho con él, pues era considerado como un paciente peligroso. Se le había visto en el pasado comportándose de manera violenta con las personas que no solían prestarle atención.
Era bastante normal que lo tuviesen cautivo en su habitación, pero por más seguro que fuese; él siempre conseguía escapar.
En las noches, solía sentarse en el salón de espera. Se quedaba ahí hasta encontrar a alguien que consiguiera llamar su atención... aquel día sabía perfectamente a quienes debía acechar.
A Lisa, porque sabía que ella escaparía sin ningún problema. También a Jackson, porque él la acompañaría.
—Él es como un cuervo.
La chica frunció el ceño.
—Hará que pierdas la cabeza sólo para aprovecharse de ti.— Susurró. —Ha visto algo... algo que le interesa.— Apretó la mandíbula. —Y no parará hasta conseguirlo.
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La Chica En El Bosque //JENLISA//
Fiksi Penggemar-¿Quién eres en realidad, Lalisa Manoban? La pálida chica sonrió débilmente al escuchar aquello. -Creo que tu misma tendrás que conseguir la respuesta a esa pregunta, Kim Jennie. "¿No es curioso como las escenas más inolvidables pueden ser tan t...