Melódica (pt.2).

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Jennie maldijo su propia vida interiormente mientras pensaba seriamente si debía darse la vuelta o no. Sabía que en algún momento tendría que confrontar al chico que en ese momento se encontraba a sus espaldas pero realmente no se sentía preparada para hacerlo tan repentinamente.

Ella no sabía mucho acerca de él, pues sinceramente jamás le había interesado en lo absoluto la vida de aquel chico que por desgracia asistía al mismo instituto que ella aun sabiendo que él era un par de años mayor que todos los demás estudiantes.

No lo conocía pero podía decir con una seguridad absoluta que lo odiaba.

Ella ya lo había dejado en claro anteriormente, odiaba a Kim Jongin por toda la mierda que le había hecho a Lisa los años que estudió en su instituto e incluso mucho antes de ello. Ella había tenido la desgracia de compartir grados académicos con aquel chico tan estúpido y adinerado.

Y Jennie no lo llamaba estúpido sólo porque lo odiara, ella lo hacía porque era consciente de que Kim Jongin incluso podía llegar a considerarse como un chico con una ligera deficiencia de aprendizaje.

—Te he hecho una pregunta.— Habló con firmeza —¿Qué haces con la melódica de Lalisa Manoban.

Jongin necesitaba respuestas.

¿Qué acaso esa chica no tenía suficiente? Había besado a la chica de la que él había estado enamorado desde el primer día en que la vio, él tenía la ligera sospecha de que aquella fastidiosa chica de ojos de gatito tenía una relación con Lisa y en ese preciso momento se encontraba en el salón de música sujetando su objeto más preciado; el antiguo instrumento de la chica de piel pálida.

Kai no podía soportar una actitud tan deplorable como la de Kim Jennie. Ella había entrado sin autorización alguna al salón del club de coro sólo para husmear entre los instrumentos y posiblemente llevarse consigo una de las pinzas musicales más importantes de toda el aula.

La melódica de su amada, Lalisa.

—Si no piensas responder, tendrás que dejar eso justo donde lo encontraste.— Habló después de un par de minutos sin haber recibido respuesta alguna —A menos que quieras problemas con los directivos, claro está.

Jennie apretó los dientes al escuchar el irritante tono de voz que tenía aquel idiota.

Él no era nadie para decirle lo que debía hacer... ella aceptaba que sus padres tuviesen mucho más poder que cualquier otra persona en la ciudad pero eso no le daba derecho alguno de sentirse superior a ella como para comenzar a darle ordenes.

Lisa le había contado todas y cada una de las humillaciones que había tenido que soportar gracias al estúpido ignorante de Kim Jongin. Jennie sabía que había sido difícil para Lisa expresar algo tan complicado porque evidentemente no era sencillo describir un tipo de maltrato semejante.

El chico que se encontraba a sus espaldas era un completo hijo de puta y ella iba a matarlo sin importarle en lo absoluto lo que podía suceder con ella.

—Entonces, ¿Además de ser una estúpida lesbiana también eres sorda?— Se burló sin tener la más mínima idea de que ella giraría sobre sus talones con una velocidad sorprendente sólo para estampar los nudillos de su puño derecho contra su nariz.

Jennie no podía decir que aquello fue actuar con impulso porque se estaría mintiendo a sí misma.

El golpe que había recibido Jongin en la nariz había sido completamente intencional por parte de la chica.

—Maldita zorra...— La maldijo después de sentir el líquido caliente salir de sus fosas nasales. —¿Quién mierda crees que eres?

Por supuesto, Jennie decidió no responder.

La Chica En El Bosque //JENLISA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora