"Y me dijeron que la vida era maravillosa.
Y que los amigos siempre están ahí.
Y que el amor todo lo puede.
Y después de todo, ellos me llamaron inocente por creerles."
El sol ya había comenzado a ocultarse. Jennie pudo notar con facilidad que el cielo estaba oscureciéndose, indicando que la noche golpearía la ciudad en cuestión de minutos.
Se estaba haciendo demasiado tarde, ella debía regresar a su hogar lo más pronto posible, pero realmente no se sentía completamente segura de poder hacerlo.
Ella no quería abandonar a la hermosa chica que en ese momento estaba inconsciente en esa camilla de hospital.
Kim Jennie no quería volver a separarse de Lalisa Manoban, quien en ese momento se encontraba en medio de un profundo sueño del cual no sabía cuando iba a despertar.
¿Por qué no quería hacerlo? La respuesta era simple. Ella tenía miedo.
La castaña temía infinitamente que si volvía a dejar sola a Lisa, esta encontraría una manera diferente de escapar... Jennie sabía que la chica descubriría lo que necesitaba hacer para volver a irse sin dejar siquiera un rastro
Ella no entendía por qué Lisa había tomado ese camino. Sinceramente, ella no comprendía el hecho de que su hermosa chica decidiera salir corriendo.
Su vida era difícil, ella tenía conciencia de eso.
Después de todo, Lisa si había tenido un poco de confianza en Jennie, pues se había atrevido a contarle un par de veces lo mucho con lo que tenía que luchar a diario.
Medicaciones, rechazos, insultos, comentarios, disculpas, recaídas, sufrimiento, incomprensión.
Eran solo algunas de las cosas que invadían a la hermosa chica de la melódica que se encontraba inconsciente en la incómoda camilla de hospital.
Quizá nadie comprendía por qué ella había decidido escapar, pero era más que evidente que Lisa no lo había hecho con la finalidad de que las personas que la rodeaban lo entendieran. No lo había hecho por esa razón porque ella ya estaba acostumbrada a que los demás no estuvieran de acuerdo con sus pensamientos.
Aún así, Jennie que había permanecido a su lado desde que fue ingresada de nuevo a su antigua habitación de hospital intentaba entenderla.
—Sé que todo esto es muy complicado para ti— Susurro Jennie después de depositar un tierno y casto beso en la parte dorsal de su mano —pero debes tener en cuenta que yo jamás te voy a abandonar.
Aquellas palabras eran ciertas, de hecho, Jennie no recordaba alguna otra ocasión en la cual había sido tan sincera no solo con alguien, sino que también consigo misma.
Ella estaba segura de que jamás abandonaría a Lisa, sin importar lo difícil que era su situación, sin importar todos los demonios que ella tenía que afrontar en su día con día... Jennie sería un soporte en el cual ella pudiera recargarse en sus momentos difíciles. Ella se convertiría en un pañuelo en el cual podría llorar, pero por encima de todo Jennie estaría ahí para darle las esperanzas que nadie más se atrevía a darle.
Jennie soltó un suspiro mientras se inclinaba sobre su asiento para poder besar la frente de su chica con delicadeza.
Aunque no quisiera hacerlo, era hora de irse.
La mayor sintió como un par de lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, en realidad no quería irse. Ella solo deseaba poder quedarse a un lado de su hermosa chica hasta que la vida de ambas terminara.
¿La de ambas o bastaría solo con la de una?
La castaña intentó ignorar la pregunta que se había hecho a sí misma.
Acarició la mejilla de Lisa por una última vez antes de decidir que debía salir de la habitación si quería llegar a casa a tiempo.
Respiró hondo mientras comenzaba a caminar hacia el enorme estacionamiento en el cual había dejado su auto antes de que Lisa fuera internada de nuevo.
Ella no merecía aquello. Su Lisa no se merecía toda la mierda que la estaba invadiendo.
Al llegar a su auto, Jennie se permitió desmoronarse.
Por fuera hierro y por dentro cristal... ¿cómo era que la gente no lo notaba?
Aunque, nadie podía culparla. La chica tenía permitido derrumbarse por una razón, ella sabía que el amor de su vida podría desaparecer en cualquier momento. Jennie, a diferencia del resto de adolescentes enamorados tenía que lidiar con el hecho de que la persona que la hacía sentirse perdida estaba siendo perjudicada por culpa de una maldita enfermedad que podía considerarse terminal.
Ella lloraba. Ella no iba a dejar de llorar hasta un par de horas después.
Después de un par de minutos, decidió poner en marcha el motor de su automóvil para poder conducir hacia su hogar y por primera vez en su vida, Jennie se preguntó porque todo tenía que ser tan injusto.
Lisa era sólo una niña, ¿por qué la vida tenía que tratarla de esa manera?
—¿Jennie?— Escuchó la voz de su hermano llamando su atención. —Por Dios ¿estas bien?
—La amo.— Susurró mientras se abrazaba a su hermano, permitiéndose derrumbarse frente a él. —No quiero perderla... no puedo perderla.— Decía una y otra vez contra el pecho de Yugyeom.
Y aquello era cierto, Jennie no podía perderla.
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La Chica En El Bosque //JENLISA//
Fanfiction-¿Quién eres en realidad, Lalisa Manoban? La pálida chica sonrió débilmente al escuchar aquello. -Creo que tu misma tendrás que conseguir la respuesta a esa pregunta, Kim Jennie. "¿No es curioso como las escenas más inolvidables pueden ser tan t...