¿Qué tan difícil era tocar una melódica? Bueno, la castaña no lo sabía bien, pero era lo suficientemente difícil para lograr que su paciencia se agotara por completo.
La verdad era que desde que Jennie se había topado con la chica del bosque en aquella tienda de discos, ella visitaba el aula de música del instituto siempre que tenía tempo libre sólo para investigar un poco más acerca de aquel interesante instrumento.
En realidad, ella nunca había visto que algún alumno tocara la melódica en las presentaciones que tenían los chicos del club de música, de hecho, ellos no salían de lo habitual. Era común verlos tocar guitarra, batería, bajo, piano, pero ¿una melódica? Jamás. Sin embargo, aquel pequeño salón estaba repleto de instrumentos musicales que posiblemente nunca iban a ser utilizados en las presentaciones del club de música, aquello era un desperdicio de fondos sin lugar a dudas.
La mañana de aquel día antes de empezar las clases, la castaña había caminado discretamente hasta el aula de música como lo hacía a diario desde el acontecimiento en el centro comercial. Había comenzado a buscar aquel instrumento desde hacía ya tres días, sin tener la suerte de encontrar una melódica hasta ese día.
El instrumento estaba empolvado, de hecho, se veía lo suficientemente viejo como para notar que no se había usado en años, pero sin duda alguna había sido utilizado en alguna ocasión. Era una melódica simple, nada fuera de lo normal. De hecho, Jennie había notado fácilmente que era un instrumento barato, no se podía comparar con la melódica profesional que se había encontrado en la tienda de discos del centro comercial.
El fondo del instrumento era de un tono azul claro, la boquilla era de color negro, nada fuera de lo normal a excepción de algo; en la parte trasera de la melódica había un grabado en letras doradas lo suficientemente pequeño para evitar que alguien lograra leer lo que decía.
Lástima que ella no llevaba su teléfono celular en ese momento para poderle hacerle un zoom con la cámara y poder leer el grabado, ya sería en otro momento.
La verdad era que Jennie se había perdido las dos primeras clases de ese día intentando descifrar cómo era que se tocaba aquel instrumento pero, ella era un asco en esos temas.
En cuanto escuchó la campana que indicaba el fin de la segunda hora de class, Jennie soltó un suspiro en señal de derrota y se puso de pie para salir del aula y poder presentarse en la tercera clase del día; cálculo avanzado.
El resto del día fue más de lo mismo, otro día aburrido en la vida de Kim Jennie.
Después del instituto había decidido seguir con su rutina, la cual no había obedecido desde el acontecimiento de la chica que se encontró en el bosque, pero aquel día ahí estaba ella, caminando de nuevo por el sendero de baldosas al cual ya se había acostumbrado.
A decir verdad, ella caminaba con la esperanza de encontrar de nuevo a la chica de piel pálida, quería comenzar a entender lo que estaba sucediendo, quería saber por qué seguía sin ser capaz de sacarla de su cabeza tan solo por un par de minutos, aquello era completamente extraño para ella.
En realidad, Jennie quería resolver el misterio, eso era lo que ella quería. Lástima que el destino tenía otros planes para ella.
Llevaba caminando un par de minutos, sus ánimos estaban por el suelo debido a que ella sabía que lo más probable era que no encontrara a aquella chica de nuevo.
Estaba equivocada.
El corazón de la ojiverde pego un brinco en cuanto escuchó una melodía, una completamente diferente a la que había escuchado aquella vez.
No sabía qué hacer, no sabía cómo reaccionar, no sabía por qué se había emocionado tanto al escuchar el sonido de la melódica, a decir verdad ella no sabía absolutamente nada, lo cual no era para nada nuevo, pero una voz en su cabeza no paraba de gritarle que debía encontrar a aquella chica.
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La Chica En El Bosque //JENLISA//
Fiksi Penggemar-¿Quién eres en realidad, Lalisa Manoban? La pálida chica sonrió débilmente al escuchar aquello. -Creo que tu misma tendrás que conseguir la respuesta a esa pregunta, Kim Jennie. "¿No es curioso como las escenas más inolvidables pueden ser tan t...