Dudar.

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Había pasado poco más de una semana desde que Lisa le había contado lo que había planeado para poder escapar del edificio; no había hablado con el chico desde ese día.

Jennie había decidido visitar a Lisa, solía visitarla a diario, pero ella quería que fuera una visita diferente a las demás, así que antes de llegar al hospital estacionó el automóvil en las afueras de una floristería.

No tardó más de cinco minutos en el pequeño local, pues sólo había comprado un ramo de margaritas. La castaña no estaba segura de si a Lisa le gustarían las flores, pero había decidido comprarlas de todas formas. Ella nunca le había obsequiado nada a la hermosa chica que conseguía arrebatarle la respiración, y creía que ese era el momento perfecto para hacerlo.

Era cierto que Jennie no sabía muy bien lo que tenía con ella, pues cuando iba a visitarla solían besarse la mayoría del tiempo, pero... ¿Era suficiente como para decir que tenían una relación?

Ella no lo sabía.

En cuanto Jennie llegó al hospital, aparcó el coche en el enorme estacionamiento e inmediatamente se adentró en el enorme edificio que se estaba volviendo familiar para ella.

—Lindas flores.— Comentó su amigo Jungkook, quien acababa de terminar su sesión en el salón de rehabilitación. —Ella adora las margaritas.

Una sonrisa estúpida se pinto en el rostro de la castaña.

Ella ni sabía siquiera si a Lisa le gustaban las flores, pero JK acababa de informarle que efectivamente, la menor adoraba las margaritas.

—Jennie,— La castaña se giró para verlo. —entra de una maldita vez.

Jennie rió por lo bajo mientras giraba el pomo de la puerta. Se adentró inmediatamente en la habitación de Lisa y cerró la puerta a sus espaldas mientras hacía su recorrido diario hasta la camilla de su preciosa chica.

La menor alzó la cabeza mientras sonreía.

La castaña notó que al ver el ramo de margaritas, los ojos de la menor se iluminaron; era un brillo que Jennie jamás había visto en aquellas preciosas orbes color avellana.

Lisa jamás había recibido un regalo por parte de alguien más que no fuse su familia, Sehun o Chanhee... nadie nunca se había tomado la molestia siquiera de pasar a comprarle una simple rosa, pero ella lo había hecho. Jennie había parado sólo para comprar un ramo de margaritas para ella.

—Y-Yo... quise traerte esto hoy.— Dijo con dificultad mientras le tendía el hermoso ramo a la menor.

Lisa sostuvo las margaritas con entusiasmo mientras elevaba la comisura de sus labios, regalándole a la castaña una hermosa y sincera sonrisa.

—Amo las margaritas.

Jennie rió por lo bajo mientras se sentaba en la silla de madera que estaba junto a la camilla de hospital. Aquella era una escena digna de una fotografía, o al menos eso creía Jennie, ella no había visto tanto entusiasmo viniendo de parte de la chica de piel pálida... Lisa solía mantenerse al margen, aunque Jennie sabía que ella era muy entusiasta a veces, la menor solía mantener un comportamiento que ella consideraba adecuado.

Ella intentó no parecer muy emocionada con la situación, pero le fue imposible... el día de Lisa se había iluminado gracias a Jennie, la chica que le había regalado flores por primera vez en su vida.

Y quién sabe, quizá sería la última vez que ella recibiría flores estando con vida.

—Eso escuché.— Sonrió mientras recordaba las palabras de su amigo en el corredor.

En cuanto la menor aspiró el aroma proveniente de las flores, el amargo recuerdo de su plan de escape invadió su cabeza. Apenas pensar en ello, la sonrisa que se había formado en su rostro desapareció abruptamente. La felicidad que tenía en ese momento se esfumo, al igual que su entusiasmo.

Ella no podía estar feliz... no podía actuar como si nada estuviera pasando, pero tampoco podía hablar con Jennie acerca de lo que había estado planeando desde hacía ya un largo tiempo.

Su mandíbula se tensó inmediatamente.

Ella perdería a Jennie.

—Te lo agradezco.

Soltó en un susurro mientras forzaba una débil sonrisa.

Después de escuchar aquello, la castaña se acercó lo suficiente para capturar los labios de Lisa entre los suyos.

De pronto, las mariposas que Lisa solía sentir al besar a Jennie desaparecieron... los pájaros que solían revolotear en su cabeza decidieron escapar.

Ella no podía sentir algo más en ese beso, no podía sentir nada más que no fuese dolor... Le dolía el tener que dejarla, pero tenía que hacerlo aunque eso pudiese lastimarla más que cualquier otra cosa en el mundo.

La castaña se alejó un poco al sentir que un par de lágrimas estaban cayendo por las mejillas de la menor.

Juntó sus frentes mientras que con su mano derecha, acariciaba con delicadeza la mejilla de Lisa.

Pequeños jadeos se escapaban de los labios de ambas, quiénes estaban intentando recuperar la respiración.

—¿Sucede algo?

Preguntó mientras se encargaba de limpiar las pequeñas lágrimas que recorrían las mejillas de su chica en ese momento.

La menor ni siquiera fue capaz de responder a su pregunta, así que simplemente estrelló sus labios contra los de Jennie por segunda vez en ese día.

Aquel comportamiento no era natural, eso era algo que la castaña sabía perfectamente. Lisa estaba llorando, lo hacía mientras se besaban, pero... ¿Por qué? ¿Qué era lo que la atormentaba ahora? Ella no lo sabía, de nuevo no tenía las respuestas a sus propias preguntas, pero estaba dispuesta a conseguirlas. Las conseguiría aunque Lisa negara que estuviera pasando por un momento difícil... pero, sería inútil engañar a la castaña.

Lisa sabía perfectamente que Jennie había empezado a dudar.

—Mmm...— Gimió la castaña antes de separarse. —Lili... sé que no estás bien.

Y sucedió... después de escuchar aquello, Lisa se quebró... se derrumbó frente a Jennie por segunda vez.

Ella era vulnerable frente a la castaña.

—No estoy bien...— Susurró. —no lo estoy porque moriré... tengo miedo, Jennie.

El corazón de la mayor se destrozó al escuchar las palabras de Lisa. Inmediatamente, Jennie obligó a la menor a que rodeara su cintura con ambos brazos mientras que ella sujetaba su espalda de manera protectora.

—Vas a estar bien, Lili...— Le susurró al oído mientras comenzaba a acariciar su cabeza con delicadeza. —eres más fuerte de lo que crees.

Lisa dejó escapar un sollozo ahogado, proveniente de sus labios.

—Lili... estaré aquí incluso cuando creas que vas a perder.— Susurró —Cuando nadie más en el mundo crea en ti, cuando ni siquiera tú creas en ti misma... yo estaré aquí...— Un par de lágrimas escaparon de sus ojos. —estaré aquí para creer...

Fue entonces cuando Lisa lo entendió.... Entendió que Jennie no se rendiría, y que aunque escapara junto con Jackson, Jennie no se detendría hasta encontrarla.

La Chica En El Bosque //JENLISA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora