Lisa notaba con facilidad la rapidez con la que las manecillas de metal que estaban colocadas en el centro del reloj de pared que se encontraba en su habitación de hospital se estaban moviendo conforme pasaban los segundos.
En ese momento, las manecillas indicaban que eran las 19:05 pm.
Horas atrás Lisa había sido informada por parte de sus padres que entraría al quirófano en dos días exactamente, con el propósito de que la estúpida enfermedad que invadía su cuerpo se detuviera.
Habían pasado días desde que Patrick Dempsey le había comunicado que estaba dispuesto a realizar una cirugía sólo para que su estado mejorara por lo menos un treinta por ciento y ella seguía sin poder asimilar la idea de que por primera vez en su vida existía la posibilidad de quedarse un poco más de tiempo del que esperaba.
Y aunque la vida estaba siendo amable con ella en ese preciso momento, ella sabía que no todo podía resultar como esperaban. Lisa había aprendido a ser una persona realista con el paso de los años, la morena tenía en cuenta el hecho de que el tipo de enfermedad que la estaba atacando no se rendía fácilmente.
Quién sabe, quizá todo terminaba siendo aun peor que al inicio.
Había millones de posibilidades y ella estaba tratando de analizar todas y cada una de ellas. Un ejemplo era que algo imprevisto podía suceder dentro de ese quirófano. Otro era que el doctor Dempsey se arrepintiera de la cirugía a último momento. Pero, aunque Lisa supiera que había un montón de posibilidades en las cuales ella podría terminar perjudicada, muy adentro de su ser ella tenía la esperanza de poder salir adelante. Tenía la esperanza de que la cirugía resultara tal y como esperaba.
Ella aun tenía la esperanza de estar viva por un poco más de tiempo.
—Hola, — Habló aquella voz ronca que conseguía que su piel se erizara con el simple hecho de escucharla —he escuchado que no tienes muchos ánimos de hablar con nadie.
La chica de piel pálida se encogió de hombros mientras observaba de reojo a la preciosa joven de ojos de gatito que se había sentado en la incómoda silla de madera que se encontraba a un lado de la ya familiar camilla de hospital.
Lisa estaba consciente de que aún no le había contado a Jennie acerca de la cirugía que el doctor Patrick Dempsey le había sugerido. Ella no le había comentado que era una cirugía costosa, sin embargo, una persona de identidad desconocida se había ofrecido a pagar todo el equipo que se necesitaba en el quirófano para realizar aquella operación.
— Sólo he estado pensando.
La mayor sonrió con sinceridad mientras sujetaba la mano izquierda de Lisa con la mayor delicadeza del mundo.
Lisa sintió aquel familiar cosquilleo recorrer por su cuerpo al sentir el tacto de Jennie. Cuando la mayor notó que Lisa se había relajado debido a aquel gesto decidió ser aún más cariñosa con ella de lo habitual, así que se llevo el dorso de la mano a sus labios, depositando un tierno beso ahí.
— Siempre estas pensando.— Mencionó mientras reía por lo bajo al notar el ligero rubor en las mejillas de la menor.
No había forma en la que sus palabras fueran algo incorrecto.
Lisa frunció el ceño, aquello era algo obvio, ningún ser humano que tenía la consciencia suficiente podía dejar de pensar aunque lo intentara. —Obviamente
Jennie sonrió inmensamente al escuchar aquella simple palabra que había salido de los labios de la chica que amaba. —Hay un montón de cosas obvias en el mundo,— Llamó su atención —¿No es así?
Lisa arrugó la nariz al escuchar aquella pregunta.
Por supuesto que las había, aunque muchas personas no eran capaces de notarlas eran evidentes para los demás. Era algo extraño, algo que era obvio no lo era para todo el mundo. Sin embargo, la obviedad existía.
—Por supuesto.
Jennie estrujo la mano de la chica de piel morena con delicadeza mientras se acercaba a su rostro sólo para depositar un tierno beso en la comisura de sus labios. —El hecho de te quiera...— Murmuró contra sus labios —¿Es algo obvio para ti?
Lisa sintió que su respiración se detenía en ese preciso momento.
Jennie la quería.
Jennie también la quería.
—Supongo que lo es.— Dijo antes de sonreír ampliamente —¿Es algo obvio que yo lo haga también?
Jennie sintió que su corazón comenzaba a latir aún más rápido de lo normal después de escuchar aquellas palabras proviniendo de los labios de su chica.
— Me alegra decir que ahora lo es.— Susurró antes de juntar sus labios por segunda vez en aquel día.
Un día que sin duda alguna, traería un montón de sorpresas para ambas.
Jennie se separó de Lisa al recordar el contenido de su mochila. No podía esperar más tiempo, tenía que devolverle a la hermosa chica de piel pálida lo que le había pertenecido desde que le dio inició a todo.
— He traído algo para ti.
La menor frunció el ceño. No podía siquiera imaginar lo que la chica llevaba dentro de aquella mochila que sin duda alguna no era la que cargaba siempre que asistía al instituto. La mochila de aquel día era un poco más grande que la que acostumbraba a llevar.
Lisa se quedo estupefacta al observar la melódica que sostenía Jennie en sus manos.
—¿C-Cómo...
—¿La encontré?— Completó Jennie por ella.
Lisa asintió.
—Sólo quise investigar y me topé con ella.— Sonrió —Quise devolvértela.
La menor sostuvo el antiguo instrumento después de que Jennie lo dejara encima de la camilla sólo para observarlo detenidamente.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que la había utilizado.
—Supongo que... quise darte una sorpresa.
Lisa se mantuvo en silencio por un par de segundos.
— Supongo que tu objetivo en este día era el mismo que el mío, Jennie.
Esas palabras desconcertaron a la mayor pero, definitivamente, ella esperaba que Lisa le dijera todo a excepción de lo que escucho después.
—Van a operarme.
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La Chica En El Bosque //JENLISA//
Fanfic-¿Quién eres en realidad, Lalisa Manoban? La pálida chica sonrió débilmente al escuchar aquello. -Creo que tu misma tendrás que conseguir la respuesta a esa pregunta, Kim Jennie. "¿No es curioso como las escenas más inolvidables pueden ser tan t...