02 | No eres quién coño...

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D A R C Y

─¿Es él? ─preguntaba Ariela desde su silla. Estábamos sentadas en la cafetería del centro comercial tranquilas mientras veíamos a Evan haciendo su turno en la tienda del señor Guille, que quedaba en frente.

Bebí otro sorbo de mi batido de uva cuando vi que él se ponía el delantal para tierra de macetas. Se me secó la garganta un segundo.

─Es un idiota ─murmuró ella y la miré con una ceja levantada─. Tiene la cara. ¿Quién se cree? Puede tener literalmente...

─Cualquier empleo ─terminé por decir─. Evan Rojas, promedio perfecto en todas sus clases, actividades extracurriculares llenas, da particular a niños con autismo, musculatura perfecta, bien parecido...

─Parece sacado de película.

─Clave lo es. No tienes idea de lo horrible que fue tenerlo en la misma clase seis años seguidos: los comentarios de la profesora sobre "el mejor en química avanzada" me aturdían.

─Yo lo tuve en clase de deportes ─comentó─. Verlo en shorts todo sudado no es tan malo.

─Me lo imagino y me repugna, gracias.

Después de eso, Ariela y yo nos reímos un rato hablando de otras cosas. Esa era su cafetería favorita porque papá nos traía ahí, pero nunca imaginé que ahora tendría la vista directa hacia mi competencia por dos meses.

Esperaría hasta que se fuera.

Evan claramente no me haría esperar. Cielos, ¿él, con paciencia para los seres vivos inferiores? Todo eso del chico perfecto era una jodida fachada y yo lo sabía.

Aunque no entendía. De todos los trabajos, ¿por qué laburar para un señor de mediana edad?

No tenía sentido.

Siquiera...

¿Siquiera le gustaban las plantas?

Quizás eso del viejo pervertido no estaba muy lejos.

E V A N

─No lo sé, no parece mala...

Cuando escuché a mi hermano decir esa estupidez, casi me río.

─Oh, sí, olvidaba que no la conoces. Ginnylle, Darcy, una bestia total que siempre anduvo detrás mío, y no en el buen sentido.

─Evan, no creo que...

─Es que joder, Javi, es insoportable. Ella y su estúpido pelo rosa. Lo único agradable en su personalidad es que es inteligente, y estoy siendo generoso.

Le dirigí una mirada desafiante mientras me ponía mi delantal. El castaño estaba sentado detrás de un separador de pasillo lleno de macetas pequeñas, mirándome desde su banquillo. Se rascó la nuca mientras pensaba. En su cuello, veía una marca parecida a un chupón. Reí por lo bajo.

─¿Noche de pasión?

─¿Uh? ─preguntaba distraído. Cuando se dio cuenta, abrió los ojos y se cubrió─ Mierda. ¿Se nota mucho? Papá va a matarme.

─Finnick sí que se pasa, parece que tuviste una riña. Para eso te hubiera matado, era menos obvio ─reímos los dos, cómplices.

─Y eso que no viste los de más abajo. Augh, es tan lindo que duele, no dejaba de preguntarme si estaba bien con eso ─se cubrió el rostro con ambas manos, supe que estaba sonriendo─. Creo que quiere hablar conmigo de algo como... Un avance.

Entre mis flores y tu atípica ira© | CARMESÍ #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora