D A R C Y
Montse acabó por ayudarnos a salir dándonos tiempo y diciendo que se encargaría de la madre de Evan. Salimos por la puerta trasera, cruzamos un camino de césped que llevaba a la entrada principal y subimos a mi auto.
Él condujo. “Te llevaré a un lugar”, dijo. Durante el camino no hablamos, principalmente porque mis manos eran sudor y las suyas temblores. Y después de unos minutos habíamos llegado, colina arriba, donde nadie viera. Una colina de cielo rosado por la lluvia y el sol, el viento moviendo cada flor que la primavera nos había dejado, y Evan sentándose en el césped de la cima poco empinada, donde parecía haber una gran vista.
Cuando me acerqué mis ojos podían creerlo a duras penas.
─Me costó demasiado encontrar una colina que tuviera vista a las casas, y casi no se nota la altura en el camino, pero aquí... ─dijo mirando el horizonte y el sol ocultándose por la montaña más lejana─ Lo que más adoro de vivir en este distrito es que las colinas son hermosas.
Me senté a su lado, sintiendo el suelo moverse por las ráfagas de viento ligeras, dejando mi cabello volar.
─Me gustas, Darcy ─mencionó de repente, sin mirarme, sin yo mirarlo─. Hace unos días entré en crisis porque me di cuenta. ¿Sabes por qué? ─silencio─ El rosa de este cielo me recuerda a ti. Eres tú.
Mi corazón...
» Has sido tú durante los últimos meses, desde que empezamos a hablar, pero también cuando éramos más chicos y solo te miraba de lejos. Recuerdo una vez pensar en que no podías gustarme si no te conocía, y ahora me parece ridículo pensar en porqué no me gustarías. Eres tú a las dos de la mañana o a las seis de la tarde. Eres tú cuando duermo, eres tú cuando despierto. Estás en todo. Eres tú.
Mi corazón volvió a latir con tanta fuerza...
» Y creo que siempre has sido tú. Tú y tu estúpida forma de vestir, y tu aroma, y cada idiotez que dices. Tú, tú y tú.
E V A N
Ella parecía querer hablar, pero la interrumpí sin pensarlo:
─Pero como ya dije: no estoy listo aún. Y dijiste que me esperarías, pero no es necesario hacerlo. Nunca te pediría eso.
─Pero lo haré de todas maneras ─completó con una sonrisa─. También me gustas. Demasiado. ¿Podemos darnos una oportunidad, tal vez, en un tiempo?
Y aunque mi mente gritara que no era coherente, mi corazón me arrimó a darle un beso en los labios, corto y sencillo, casi como una promesa.
Tomé su rostro, cerré los ojos y lo hice, y ella en ningún momento me dijo que parara hasta que nos separamos y tomamos una decisión.
─Te esperaré hasta que sanes.
─Sanaré si te quedas.
Ambos queríamos lo mismo. Ambos sentíamos amor.
❀❀❀
E V A N
Mis ojos fueron a él esa noche. Ahí estaba Bael, sentado en el sillón amarillo gigante en medio del comedor, frente al televisor de la casa, envuelto en una sábana fina por el calor, comiendo helado de oreo.
─¿Mamá...?
─Se fue ─contestó sin dejarme terminar, sin mirarme─. Dije muchas cosas, pero ninguna hizo que se quedara.
Me asomé a abrazarlo, pero él volvió a hablar:
─Cuando me miró a los ojos y dijo que odió cada embarazo, me di cuenta de lo mucho que quería una madre que me planeara.
─Oh, Bae, no la necesitas en tu vida, ella solo está causando dolor ─lo envolví en mis brazos haciendo que apoye un poco su cabeza en mi pecho desde el sillón. Él tomó otra cucharada de helado─. ¿Quieres ir a dormir? Puedo quedarme contigo. Dormiré en el suelo de tu cuarto.
─Creo que hoy me voy a quedar en el sillón ─sorbió agua por la nariz─. Me voy a terminar el helado, voy a hacer una maratón de The owl house y voy a llorar mucho al ver como Eda protege a Luz como si fuera su hija.
─Bael, yo...
─Es broma, solo me afecta la maternidad con King.
─Bael ─repetí y por primera vez en la noche me miró a los ojos─, ¿Estás bien?
Y entonces, sus ojos se aguaron y se apresuró a abrazarme, escondiéndose en mi pecho. Lo oí llorar, pero peor fue cuando dijo casi ahogado:
─Quiero una mamá que me ame y me cuide como Eda cuida a King y como Camila ama a Luz.
─Está bien, amor, está bien...
Acaricié su cabello, conteniéndolo. Para cuando papá bajó por las escaleras, cansado por no dormir por estar trabajando todo el día, lo primero que hizo fue acompañarme y abrazar a Bael. Él me rodeó con su brazo también.
─Solo quiero una madre.
Y al final, ambos estuvimos ahí para él.
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Entre mis flores y tu atípica ira© | CARMESÍ #2 ✔
RomanceEvan Rojas es un hombre con una sola idea en su cabeza: Conseguir trabajar en la tienda de plantas del señor Guille y heredarla cuando él se jubile. ¿Por qué? Es sencillo: Evan tiene 7 hermanos que alimentar, un padre con el que no se lleva bien y u...