E V A N
Notaba perfectamente que la única razón para estar allí era discutir. Cansado, miré mi reloj de pulsera. Eran las once de la mañana.
Volví a ver la puerta de madera tallada que decía en un letrero grande “Alianza Roja”, acercándome para oír. Antes de eso, Bael salió de un portazo, aparentemente molesto. Su chaqueta de cuero marrón estaba rasgada en la manga.
─Subí al auto, nos vamos ─ordenó y pasó a mi lado.
Lo último que hice antes de salir del edificio fue ver a través de la puerta entreabierta. Rihanna se acercó a cerrarla y subimos al auto, yo de piloto, y empecé a conducir.
─¿Quieres hablar?
─No ─contestó. Se sentó de piernas abiertas con el codo apoyado en la puerta y abrió la ventana para ponerlo ahí.
─¿Quieres ir a casa?
─No.
─¿Hambre? ¿Sueño? ¿Silencio? ─se quedó callado, haciéndome suspirar bajo─ Bael.
─¿Qué es lo que querés? ─preguntó cansado.
─Quiero que respires, te concentres y me hables, porque si no me comunicas lo que sucedió, o lo que sientes ahora, yo no puedo acompañarte ─le dije sin dejar de ver el camino─, entonces, para evitar malos ratos para ambos, y para la familia cuando volvamos, dime lo que te parezca.
─Detesto que sepas crear vínculos sanos ─frunció el ceño. Cerró los ojos, respiró y asintió─. Estoy molesto con ella.
─¿Quieres decirme por qué?
─Sí, eso creo. En resumen, lo que vino en mi cumpleaños era solo para molestarme con eso de “Uníte a tu verdadera familia” y esas mierdas de su culto extraño de rojos.
Los rojos eran habitantes del Distrito Rojo, pero actualmente estando esparcidos en descendientes mezclados con otros colores, pocos rojos eran “Puros”, y Bael parecía ser uno de ellos. Rihanna deseaba que él fuera parte de una reconstrucción del linaje del distrito.
─¿Y tú qué piensas de eso? ─me atreví a preguntar viéndolo de reojo. Él negó con fastidio, pasó sus dedos por detrás de la oreja para acomodar el cabello rizado que se le movía por el viento.
─Pienso que no es quien soy, yo... no sé quién soy, pero no soy eso. Está bien que ella se sienta conectada y eso, pero no sé. No es mi familia ─me miró directo y convencido, con las pupilas dilatadas.
Entonces, sus cejas se relajaron y sus comisuras se elevaron.
» Ustedes lo son. No necesito otra familia, seas vos celeste, Percy amarillo y los gemelos azules, no me importa nuestro color o ascendencia. Estoy feliz así.
Se hizo un silencio y lo sentí tragar saliva.
─Mientras sepas dónde quieres estar o quién quieres ser, estamos contigo, Bael ─le dije. Volvió a mirarme algo sorprendido y a la vez triste, quizá decepcionado porque yo no lo reteniera.
Pasaron unos segundos hasta que habló.
─¿Aún si decido ser un parte de un culto de rojos puros con aires a pandilla metalera fan de Mother Mother? ─bromeó con una sonrisa landina. Asentí divertido aunque algo ofendido, ¿había metido a la mejor banda del mundo?
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Entre mis flores y tu atípica ira© | CARMESÍ #2 ✔
RomanceEvan Rojas es un hombre con una sola idea en su cabeza: Conseguir trabajar en la tienda de plantas del señor Guille y heredarla cuando él se jubile. ¿Por qué? Es sencillo: Evan tiene 7 hermanos que alimentar, un padre con el que no se lleva bien y u...