07 | Oigan, ¿Qué es el fondant?

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E V A N

─Es casi perfecto, ¿no crees? ─me preguntó Javier, todo manchado de pintura comestible, frente a la mesada de la cocina. Bajando mi taza de café y apartando la vista del celular, lo miré.

─Javi, la expresión “Casi perfecto” me parece que se usa para algo que se acerca a lo perfecto. ¿De qué parte del smithsoniano sacaste eso? ¿Respira ya?

Él me miró sumamente ofendido, haciendo un pequeño puchero inconsciente.

─Es para Finn, obviamente ─rodó los ojos frente al espécimen─. Para ti, ¿Crees que le guste?

Volví a mi taza de café y a mirar el celular, esto iba para largo.

─Javier, podrías cagarle encima y echarle brillantina y ese chico te diría que es lo más hermoso que ha visto en su vida después de ti y de esa foto de cómo sería su hijo en un app-editor.

Soltó una risita dejando caer uno de sus mechones enrulados de su vincha. Cruzó los brazos.

─Tal vez deba preguntarle a Bael, él es menos realista. Igual de cruel, pero menos realista.

─Ándale ─respondí sarcástico. Javier fue trotando hacia la escalera y lo perdí en el muro que separaba la cocina de la sala principal con escalera gigante pegada a la otra pared.

Que la casa se hubiera construido con planos dibujados por Percy, quien en su momento tenía cinco años, dejaba poco que desear.

De fondo, escuché:

─¡Dios, prendélo fuego!

Obviamente ese era Bael, obviamente hablaba del pastel amorfo de Javier, y obviamente estaba horrorizado ante la foto que Javier le llevaba en su móvil.

Volvió Javier arrastrando los pies y mirando el suelo. Levanté los ojos cuando lo sentí quieto frente a mí por casi veinte segundos.

─¿Te hizo sentir mal el adolescente gótico, mi niño? ─le di un sorbo a mi café sin dejar de verlo─ ¿Quieres un abacho?

Asintió. Me levanté a abrazarlo, olvidando que estaba prácticamente bañado en pintura.

─¿Es tan feo? ─preguntó─ Solo quiero que se enamore de mí y una princesa de Disney dijo que la mejor manera de llegar a su corazón es a través de su estómago.

─Parece bastante enamorado, ya llevan bastantes docenas de meses ─mencioné sin apartarme.

Podía apostar cientos de dólares a que ambos estábamos abrazándonos mirando diferentes partes del techo mientras hablábamos.

─Sí pero quiero asegurarme, ¿entiendes? Es solo un pastel de chocolate, no puede ser tan difícil, pero es como si un negro muy negro hubiera hecho un autorretrato con basura... No digo que las personas morenas sean basura pero...

─Javi.

─Es decir, yo soy moreno, me gusta ser moreno...

─Javi.

─¿Crees que piense que soy racista? ¿Puedo serlo? ¿Es algo así como el autodesprecio?

Entre mis flores y tu atípica ira© | CARMESÍ #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora