13 | Deja de verme el bulto o...

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E V A N

Mis hermanos parecían entusiasmados por la idea de dejarme mal frente a Darcy, primero y principal porque entraron gritando a mi cuarto en la mañana y cuando lo único que hicieron fue despertarnos y asustarla, y asustarse ellos mismos a la vez, hicieron lo peor posible.

Desperté antes, en el silencio de la mañana, aunque ya había salido el sol. Miré abajo, estaba en bóxer, boca arriba y destapado, y después a mi costado, y estaba Ginnylle durmiendo abrazada a su bolso naranja con flores rojas.

Tenía todo el cabello de costado sobre su cara, se había quitado los zapatos y tenía medias de Monster High (cosa que me percaté por ser la serie favorita de los gemelos), una blusa naranja con melocotones, una falda roja lisa y una pulsera que parecía hecha a mano.

Se veía tan tranquila. El reloj detrás de ella marcaba que eran las ocho, era hora de abrir la tienda. No recordaba en qué momento había apagado la alarma.

Acerqué mi mano a su hombro para despertarla, sacudiéndola suavemente mientras susurraba su nombre.

Y ahí entraron mis hermanos pateando la puerta con sus mochilas escolares puestas y ganas de hacer ruido.

─¡Despierta, despierta, despier-! ─estaba gritando Zac hasta que Bael le tapó la boca con su mano con guantes sin dedos. Alarmado, el mayor me miró con los ojos muy abiertos.

─¿Trajiste a una chica a casa? ─gritó en un susurro.

─No es lo que parece ─grité en un susurro también, Bael abrió la boca, casi como diciendo "descaro es mentir".

─¡Estás casi desnudo con una chica en tu cama! ─susurró aún más fuerte.

─¡Que no es lo que parece, saca a los gemelos! ─me giré rápido y tomé las llaves del auto de Percy de mi mesita, arrojándoselas al moreno, listo para atraparlas─ Llévalos a la escuela.

─¿Puedo conducir el auto de Percy?

─Solo si no le dices a Percy.

Bael sonrió y los guió a la puerta, antes de que se fueran escuché a Zac preguntar por qué Darcy tenía el pelo rosa y no amarillo si el amarillo es mejor. Casi como si lo supiera, ella se movió despacio, despertando, como estirándose.

«Como un... gatito» reconocí en mis adentros. Fruncí el ceño, casi sonriendo. Ella bostezó sacando la lengua y se volvió a acomodar, abriendo de a poco los ojos.

Sí era un gato.

De pronto fui preso del pánico: ¿CÓMO SALUDAS A ALGUIEN QUE DURMIÓ CONTIGO PERO TE CAE MAL?

─Hola, Evan ─dijo ella en mi ataque sin abrir sus ojos─, ¿cómo te sientes hoy?

Volvió a bostezar.

─Estoy... bien, sí. ¿Y tú? ¿Mi cama es... cómoda?

Asintió. Era como ver a un niño. ¿Era enfermizo? Sí, pero solo si me parecía demasiado lindo.

La luz entraba directamente en su espalda, me preguntaba cómo había hecho para dormir con ropa.

─Te ofrecería llevarte al trabajo pero me acaban de relegar el cargo de Vigilante del auto de Percy, así que...

Entre mis flores y tu atípica ira© | CARMESÍ #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora