22 | Aroma a menta y a cerveza

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E V A N

─Percy, encárgate de los gemelos. Javi, no toques la cocina. Finn, encárgate de que Javier no toque la cocina ─pedí mientras repasaba una lista simple. La casa estaba con al menos veinte personas más de lo usual─. ¿Puede alguien decirme dónde carajos está Bael?

Se me iba a salir un ojo del estrés. Mi casa estaba llena de adolescentes bebiendo Monster, mi papá llegaba en dos horas y justamente mi única invitada no había...

─Creo que está afuera recibiendo personas aún ─escuché la voz de Darcy detrás mío, lo que me hizo girar levantando un poco las cejas─. Hola, Evan.

Mi terror se había vuelto realidad.

─Estás muy muy bonita ─murmuré, ella sonrió como de costumbre.

«Su costumbre es ser muy muy bonita» pensé mejor.

─Gracias, tampoco te ves tan mal. La camisa oscura con pokemones debe volver locas a tus fanáticas.

─No tengo fanáticas, Ginnylle, pero gracias por el cumplido. A mí de verdad me... provoca emociones agradables tu vestido.

Ella levantó las cejas de golpe, abriendo muchísimo los ojos. Recalculé lo que había dicho.

Cielo santo...

─No, o sea... Quiero decir... No quise...

─¿Hay algo para beber o ya te lo acabaste todo? Hay que ponerte muy ebrio para que digas esas cosas ─bromeó─. ¿Vamos arriba? Ya le di mi regalo a Bael.

─¿Arriba? ¿Por qué quieres ir arriba? ─cuestioné y ella tomó mi mano, empezando a caminar.

Mis ojos bajaron lento por su espalda, dejándome ver que la tenía descubierta. Aparté la mirada con rapidez.

─Bueno, me diste la orden, ¿cierto? No quisiera desobedecer.

«Cierto, la invitación» recordé y dejé la lista en uno de los muebles antes de la escalera. Maddie podría supervisar a los adolescentes jugando estupideces, decidí atender aquella situación.

Subir las escaleras detrás de Darcy no parecía mala idea.

Pronto llegamos al pasillo y se atrevió a preguntar:

─¿Cómo llegaremos al techo? ¿Tienen una escalera o...? ─la metí en mi habitación, abriendo la ventana─ No.

─Darcy, no es tan alto.

─No, no, y no ─negó con la cabeza. Me acerqué a ella tomando sus mejillas en mis manos y pegando su cuerpo al mío─. No saldremos por tu ventana ni escalaremos...

─Darcy.

─¿Sí, señor Adoro las distancias cortas?

─Dijiste que no ibas a desobedecer ─sentencié con la voz más gruesa que pude poner─. Vamos arriba, sube conmigo.

Ella inspiró con fuerza, casi dándose ánimos, y después asintió.

Primero salí yo por la ventana, escuchando el sonido de la música de abajo y viendo las luces de distintos colores regar el patio por las ventanas. Extendí mi mano desde afuera.

La pelirrosa la tomó con duda, impulsándose sobre su pie para subir y agarrarse de una enredadera. Para cuando subimos se había quedado sin aire.

─Recuérdame nunca más decir que no te desobedeceré ─pidió entre suspiros─. Y bien, ¿qué hacemos aquí?

Sonreí ligeramente al ver cómo la luz caía sobre su piel acaramelada. Su cabello rosado se veía puro y sus ojos habían tomado un color interesante.

Entre mis flores y tu atípica ira© | CARMESÍ #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora