—¿Qué crees que haces? —De rodillas, delante de mí, mi guardián se interpone ante el sol naciente; un temor que preferiría no ver en su rostro se apodera de sus pupilas y su voz apenas alcanza a ser un susurro.
No sé en qué momento he ido a parar al suelo. Hace unos minutos contemplaba la situación desde una de las ventanas de la torre de madera y, después de casi llevarme unos pedidos por encima, descendí por el tronco hasta los jardines de afuera.
—Vuelve al Panda —me ordena, y me ofrece su mano para ayudarme a levantar.
—¡Qué sorpresa! Parece que tenemos un nuevo testigo... —Ahora que no escucho la conversación a través de un micrófono, la serpentina voz del Diurno Pierce consigue ponerme los pelos de punta.
—Esta es mi diurnense en proceso, Señor —se apresura Rain a intervenir. Hay una súplica en la presión que ejerce sobre mi brazo: "Vete, vete, vete".
—Deja que hable —insiste el enviado de la Orden—. Después de semejante entrada, seguro tiene algo muy importante qué decir...
El Diurno no solo se expresa como una serpiente, sino que su aspecto también se asemeja al de la intimidante criatura: un par de ojos hipnotizantes invaden el pálido rostro que permanece cubierto bajo la capucha dorada y sus finos y blancos labios se arquean en una sonrisa con suficiente veneno para arrancarte la vida en cuestión de segundos.
» Tu nombre —sisea ahora que he logrado ponerme de pie.
—Keana Flynn.
—De nada sirven aquí los apellidos de los soñadores.
—Mi padre fue Aaron Firelight —me rectifico, y nunca había sentido tanto poder en un nombre.
Rain aprieta mi muñeca con más fuerza y esta vez lo traduzco como un "Por favor cállate", quizá sin el "por favor".
—Ya decía yo que esa petulancia debías haberla heredado de algún lado.
Mi primer impulso es escupir en sus botas de bronce, pero, por mi propio bien y el de mis compañeros, me limito a abrir la boca para responder:
—Es la primera persona que comparte una opinión negativa sobre mi padre. Me pregunto qué diría mi padre sobre usted.
Por unos segundos, la fina sonrisa del Diurno parece torcerse.
—Por lo visto, la falta de modales es una cualidad inherente a las mujeres de esta casa.
—Al género femenino en general, Señor, si me permite hacer la aclaración —esta vez interviene otro de los encapuchados que hasta este momento no se había pronunciado. Sienna, sobre quien ahora recae todo el peso de Zircon, con dificultad, aprieta sus colmillos para no dejar escapar un gruñido.
—Señor, pido perdón por la conducta de mi hermana y mi diurnense. Estoy seguro de que–
—Tranquilo, joven Willowgray, ya tendrá toda una corte a su disposición para pedir perdón por sus propios crímenes.
—¿Qué crímenes? —La ira que hasta ahora Sienna intentaba contener se rebosa con cada una de sus palabras—. Mi hermano ya le explicó todo lo que sucedió.
—Sienna —Rain se mantiene sereno, como el sol mañanero que se encamina a conquistar el cielo.
—Mi error —se excusa el Diurno—: quizá utilicé la palabra incorrecta, o me adelanté al veredicto de la Corte. El joven Willowgray tendrá que relatar este pequeño incidente frente a los Doce Diurnos y ellos se encargarán de tomar la decisión que corresponda.
Justo cuando voy a abrir mi boca, quizá para bien, alguien más se me adelanta:
—Si el incidente es tan pequeño como usted dice, ¿por qué se convocaría una sesión con los Doce Diurnos específicamente para esto? Yo... —El guardián de ojos amarillos hace una pausa para masticar sus palabras—. Rain y yo hacíamos cacería nocturna y los atrapasueños nos emboscaron. —Señala el vendaje ensangrentado que cubre su herida—. Ganamos la batalla, los retuvimos con las cuerdas que teníamos a la mano y mientras fuimos por ayuda los atrapasueños lograron escapar.
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Ensueño
Fantasy«¿Tienen los sueños el poder de afectar nuestra realidad?», es lo que no ha dejado de preguntarse Keana desde que sus pesadillas han puesto su vida en riesgo. Rain, un chico al que solo conoce en sueños, parece tener las respuestas que a ella le hac...