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—P-padre, en serio debe creerme —suplicó Zhan.

El agarré en su brazo aumentó más.

Al ver que el señor Xiao no le haría caso, miró a la mujer que se hacía llamar su madre. Con una mirada suplicante le habló.

— Madre... —el sonido de una cachetada se escuchó

El señor Xiao lo había golpeado.

El golpe que el hombre le había dado había sido tan fuerte que hizo que sus piernas fallarán y caera al piso.

—¡Cómo te atreves a empujar a mi hija, bastado! —reclamó el señor Xiao.

Mientras el señor Xiao lo insultada y reclamaba, Xiao sentía su corazón hecho añicos, ¿algún día sus padres le creerían algo?, ¿algún día podrá recibir el mismo trato que su hemana?

Sus lágrimas no tardaron en hacerse presente.

La mujer mayor solamente lo miró. Sonrió de lado.

—Seon, querida, vamos a tu habitación —la mujer tomó el brazo de su hija y la guió hacia una de las puertas. Seon asintió con una sonrisa.

El señor Xiao se acercó hacia el pelinegro mientras desabrochaba su cinturón. Zhan lo miró con pánico.

Intentó ponerse de pie lo más rápido posible, pero no fue tan ágil; sintió como su piel ardía y quemaba después de sentir cómo el cuero del cinturón lo golpeó.

—Tienes que aprender a no tocar a mi hija —muy molesto siguió hablando.

Zhan con sus delgados brazos abrazaba su vientre. Tenía que proteger a su bebé.

Un par de latigazos más y el hombre paró. Zhan se encontraba en posición fetal. Con miedo miró a su padre, por un momento hizo contacto visual.

El hombre lo miraba con rabia y odio; odiaba al chico que tenía en frente.

Sin pensarlo dos veces lo propongo dos patadas que fueron directamente a su vientre.

El menor sintió su cuerpo totalmente adolorido. Sentía como la sangre estaba retenida en su garganta, su labio estaba roto.

Se sentía cansado, lo único que quería era cerrar los ojos y descansar, pero no podía.

—L-lo siento mucho, padre—su voz sonaba débil.

El señor Xiao siguió mirándolo con desprecio.

Tenía que ponerse de pie, así que con las fuerzas que le quedaban intentó hacerlo, pero fue en vano. Su cuerpo estaba lastimado, su vista era borrosa y apenas podía respirar.

Su cabeza empezó a dar vueltas y un dolor instalaba en dicho lugar.

Sintió como un líquido caliente bajaba por sus piernas y empapaba su pantalón.

Sus ojos empezaron a cerrarse y cayó completamente desmayado al suelo.

Xiao sólo miró, no se alarmó ni mucho menos se preocupó.

Para él, Zhan era un bastardo y nada más, no importada si moría.

Después de todo, si Zhan moría no habría ningún cambio en su familia, o al menos no les dolería, ¿No?

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora