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Con suma precaucion, Zhan abrió la puerta, vio por dentro y todo estaba oscuro.

«YiBo no llegó»

Pensó aliviado.

Con pasos lentos caminó hacia las escaleras. Subir un escalón era un tortura. Las caderas le dolían, sus piernas estaban cansadas, su vista era un poco borrosa, su cabeza daba vueltas, sentía nauseas. Todo su cuerpo estaba cansado.

Como pudo llegó hasta la puerta de una habitación, la abrió y se adentró. No iba a dormir en la habitación matrimonial, su cuerpo olía a medicina, y no sé fiaba de YiBo. En pocas palabras temía que YiBo lo tome a la fuerza.

Lentamente se recostó. Sus ojitos estaban llorosos y rojos, el dolor le estaba matando.

Soltando un suspiro entrecortado cerró los ojos e intentó pensar en otra cosa que no sea el dolor, pero no soportó mucho y lloró.

[...]

Pasaban las dos de la madrugada cuando Zhan despertó y bruscamente se puso de pie, corrió hacia el baño y vomitó.
Pasando unos minutos volvió a sentir el horrible dolor en todo su cuerpo.

El dolor había tomado intensidad.

[...]

Sin ánimo miró las pastillas, eran muchas y le costaba ingerirlas, sin contar que le dejaban muy débil y con un mal sabor de boca.

Miró el reloj; ya eran más de las nueve de la mañana y YiBo no llegaba, Zhan supuso que tenía demasiado trabajo como para que no llegara. Bueno, intentaba convencerse a sí mismo.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora