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—Es hora de volver al hospital, debes tomar tus medicamentos —Yang interrumpió la charla de ambos hermanos, no sin antes notar lo incómodo que Zhan estaba.

Zhan asintió y se puso de pie.

—Debo irme, Seon —forzó una pequeña sonrisa. La chica sólo imitó su gesto y asintió.

—Está bien, cuando tengas tiempo ven a visitarnos a mamá y a mí. Zhannie —acarició el delgado rostro del pelinegro —. Muchas gracias por cuidar de papá.

El toque se sentía frío.

—E-está bien, es nuestro padre, debo cuidarlo —una risa desganada se le salió.

—Iré a visitarte. He escuchado que YiBo te compró otra casa, y lo mejor de todo es que pronto podrás ir y dejar el hospital.

Zhan se tensó.

¿Dejar el hospital?

Zhan no quería ir con YiBo. No quería volver a pasar por lo mismo; estar encerrado por mucho tiempo, sin hacer casi nada en una gran casa fría llena de soledad.

La desesperación y las ganas de llorar lo inundaron.

Zhan se sentía frágil.

Tenía miedo.

¿Volver con YiBo? Tenía miedo, no quería hacerlo. No quería dejar el hospital. No quería volver con YiBo. Sabía que todo sería igual; golpes, insultos, maltratos, soledad, tristeza.

Y más cuando YiBo quería renovar el contrato de matrimonio.

Sentía que su vida estaba condenada a la soledad.

A lo que más temía.

—E-está bien... Y-yo te estaré esperando —su voz tembló.

Caminó con pasos lentos e inseguros. Se alejó de ahí siendo seguido por Yang, quien por cierto se notaba preocupado.

Alejado de su hermana paró en seco.

No quería volver a lo de antes.

No pudo evitarlo más, sus lágrimas salieron y su miedo creció aún más.

Yang se percató y sin dudarlo lo abrazó. No importaba si alguien los veía, lo único que quería era parar el llanto del pelinegro. Sólo quería que se sienta seguro y no solo.

Al sentir el cálido abrazo, Zhan se dejó llevar por sus sentimientos y lloró.

Tenía miedo.

Era inevitable no sentirlo.

No quería volver a lo de antes.

Unos minutos después, Yang rompió el silencio.

—No me han dicho nada sobre darte de alta. No creo que sea cierto, quizas se equivaron.

—E-está bien, no es tu culpa —en medio del abrazo Zhan respondió.

—No está bien —con un poco de enojo contestó.

Lentamente el pelinegro se alejó del abrazo. Yang miró el rostro empapado por las lágrimas de su paciente y sintió una gran tristeza y enojo.

Estaba demasiado herido emocionalmente.

—Muchas gracias —Zhan agradeció —. Es lo que necesitaba, muchas gracias —aún con lagrimas cayendo por su rostro le sonrió.

Yang asintió. Sin pensarlo dos veces lo tomó de la mano y lo guió hasta la avenida, donde tomaron un taxi y volvieron al hospital de los Wang.

«No dejaré que vuelvas a sentir miedo, y si lo haces prometo que estaré ahí contigo» —Yang pensó mirando el rostro triste de Zhan.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora