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Zhan estaba muy harto, no podía más. El hecho de estar todo el día encerrado sin poder salir lo estaba sofocando tanto que llegó al punto de llorar de frustración.
Se sentía triste, enojado, impotente y el hecho de estar todo el día en ese lugar frío aveces lo llenaba de miedo.

La apariencia de Zhan se veía más maltratada; su rostro estaba mucho más pálido, aunque sus labios aún mantenían un leve color carmín; su cuerpo con el pasar de los días se volvía más delgado ya que apenas en el día comía un poco de comida.

Nadie lo notaba, nadie notaba lo enfermo que Zhan estaba. Sus ojos, éstos habían perdido brillo, ya no eran los mismos de hace más de cinco años; Zhan estaba muriendo en vida.
La
A pesar de que Zhan trataba de ver el lado positivo de todo aquello no podía, porque su mente le jugaba una mala pasada haciendo que recuerde el pasado, recordándole que estaba enfermo y nadie lo estaba ayudando; que estaba solo.

Zhan entró al baño, se lavó la cara y se miró al espejo; ese no era el Zhan que conocía, ese reflejo no era él, era otro.

Lentamente Xiao Zhan se sentó en el suelo, ocultó su rostro entre sus brazos y poco después lloró. Estaba harto.

[...]

Los días pasaron, exactamente cuatro y con ello el cumpleaños de Zhan se acercaba. Los Xiao tenían planeado celebrar sus cumpleaños en grande, no era porque ellos querían hacerlo por cariño u algo similar, sino querían hacerlo sólo para quedar bien ante la sociedad y sus conocidos. Tampoco era como si nunca lo hubieran hecho.

Dentro de dos días Zhan tomaría su segunda sesión de quimioterapia, y la idea no le gustaba para nada. Nuevamente tendría que soportar esas dolorosas inyecciones, esos aparatos que le causaban dolor de cabeza y cuerpo. Lo que menos le agradaba era sentir esas miradas intensas sobre él; esas miradas llenas de pena y lástima, ¿por qué? Porque Zhan estaba solo, sin nadie a su lado.

[...]

El día de su sesión había llegado y el clima no parecía ayudar en nada. El cielo estaba nublado, oscuro, y al salir el viento soplaba fuertemente causando un terrible frío.

Zhan lentamente se puso su abrigo, agarró las llaves y salió. YiBo no estaba, Zhan suponía que no llegaría hasta muy noche ya que lo había escuchado descutir por llamada con su secretaria y se escuchaba muy frustrado. Tendría tiempo para llegar a casa antes que él, bueno, es lo que Zhan pensaba.

Al respirar el aire frío hizo que tosiera pero poco después pasó. Su enfermedad estaba empeorando, Zhan podía sentirlo; la falta de aire, la falta de apetito, el cansancio, la hemorragia nasal y también bucal habían aumentado de gran forma.

[...]

—Doctor Lin, su paciente llegó —avisó la enfermera. Yang, quien veía unos papeles sonrió y asintió.

Unos segundo después se escuchó un suaves pasos acercarse, Lin se puso de pie y se acercó a la puerta. Cuando la abrió pudo observar a Zhan acercarse, su Sonría creció aún más.

—¡Zhan-Zhan! —llamó. Éste lo miró y alzó una de sus manos en forma de saludo —, ¿cómo has estado? —se acercó y preguntó.

—Buenos días, doctor Lin. Estoy bien, gracias —Zhan contestó con un leve asentimiento. Yang lo miró por un momento dudando y luego asintió.

—Me da gusto, Zhan. Pasa, debo hablarte de algo importante —su sonrisa se borró y habló con seriedad, se hizo a aún lado y Zhan pudo pasar.

[...]

—Doctor, ¿para qué son todos estos análisis? —preguntó Zhan con el ceño fruncido levemente.

—Tu último examen mostraba algo raro, así que quise comprobar si mis sospechas son ciertas —contestó con un suspiro. Zhan lo miró preocupado.

—¿Es algo muy grave? —preguntó con temor. El doctor no respondió, sólo cambió de tema diciendo que comenzaría su quimioterapia.

[...]

Habían sido ocho horas bastante duras para Zhan. El procedimiento de la sesión fue más dolorosa que la anterior, ya que el doctor le había dicho que alterarian los medicamentos sólo un poco y así sería mucho más efectivo. Zhan no era tonto, había notado algo raro en el doctor.

Lentamente Zhan se sentó en aquella cama de hospital, el olor a medicamentos era tan fuerte que le causaban náuseas. Mediante las cortinas pudo ver que el sol se estaba ocultando. Era hora de volver.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora